Mientras la pareja real, Serenity y Gideón, se retiraban para disfrutar de un momento de intimidad en su alcoba, el resto de los súbditos, guerreros, doncellas y habitantes de la ciudad continuaban sumergidos en la alegría desbordante de la celebración del Retorno. Las risas resonantes y la música cautivadora eran lo único que se escuchaba en el ambiente, que estaba impregnado de un aura festiva y despreocupada. El aire nocturno vibraba con la energía contagiosa de la celebración.
En medio de todo ese bullicio y algarabía, Kieran, el joven Eternal se movía con gracia felina entre los Zytenses, llamando involuntariamente la atención con su sola presencia tan distinta al común de los lobos y lobas de Zythos. Pero a él no parecía importarle, sabía que era inevitable atraer las miradas curios
