El joven Kieran observaba a las gemelas Serenity y Belle con una mezcla de incertidumbre y anhelo reflejada en sus ojos con restos de lágrimas. Aunque las palabras sembradas por ellas habían germinado dudas en su frágil mente, su lealtad hacia el rey Zairan permanecía profundamente arraigada, más de lo que las hermanas podían imaginar. Aun así, el temor a ser devuelto a los Astralis y revivir las atroces torturas de su infancia era más grande que cualquier otra cosa. Desde que tenía uso de razón, había vivido una cantidad obscena de horrores elaborados por su propia familia para alcanzar el poder que ahora poseía. La mera idea de regresar a una vida donde solo reinaba el dolor y el sufrimiento era aterradora e impensable para el pequeño. Fue por esa razón que, después de unos momentos de