Mientras Serenity era preparada con esmero para su inminente día de casamiento, en el amplio Salón de Estrategias reinaba un ambiente tenso y cargado. El rey Gideón y sus guerreros más leales, curtidos en innumerables batallas, se inclinaban sobre un gran mapa de Avalonia desplegado sobre la mesa de roble. Con una seriedad típica de un hombre que está concentrado en algo importante, el Alfa Rey trazaba líneas imaginarias con su dedo tosco, considerando las mejores rutas para un ataque contundente que ya ansiaba acometer. —Debemos dividirnos en tres frentes—declaró Gideón con voz firme, alzando su mirada hacia sus licántropos—. El ataque sorpresa ya es impensable, jamás lo volveremos a considerar. Traerá malos augurios sobre nuestras espadas y colmillos. Thorger, que era un guerrero de en