Capitulo 13

1533 Words
Nicolás Fuentes. Tres días trascurre demasiado rápido para mi gusto, hoy es miércoles y estoy en una reunión con uno de los dueños de las distribuidoras más renombradas de México, esperando a que podamos llegar a un trato para la importación de nuestro nuevo añejo, mientras Emily está en el hotel esperándome. Fueron los mejores días de mi vida. Admito que, en estos treinta y dos años, nunca estuve más relajado y distendido como ahora disfrutando solo del momento sin pensar en el trabajo o en la presión familiar. El domingo estuvimos todo el día en la cama, y me encantó toda esa tranquilidad que hace mucho tiempo no tenía, ver películas, conversar, hablar de cosas estúpidas que nos hacía reír por horas y a la vez tratar asuntos importantes como el de Ángela y en cómo se tomaría mi nueva relación. No tengo motivos para quejarme, Emily es la mujer más madura que conocí en mi vida y el hecho que tengamos los mismos ideales, proyectos y podamos hablar de esos asuntos sin que termine en una guerra mundial o algo así, me tranquiliza, como evidentemente no lo sería si fuera con Ángela. Entre todo lo que hicimos estos días, rescato los paseos por los lugares icónicos de la Riviera, a ambos nos encanta la naturaleza, y tener la fortuna de disfrutarlos con ella es una experiencia que atesoraré toda mi vida en mi mente, claro, con la promesa de volverlos a vivir en cuanto tengamos tiempo como ahora. La reunión se extiende por más horas de lo que había previsto. Ya llegada la media noche llego nuevamente hasta el hotel y como es de esperar Emily ya está dormida. Me quedo un buen rato admirando cada pequeño detalle suyo y siento que cada día estoy más enamorado, son apenas cinco días de noviazgo y no me imagino volver a estar sin ella. Su piel, su pelo castaño, su cuerpo entero me encanta, jamás había conocido a alguien que volviera loco a tal magnitud. De pronto abre lentamente sus ojos y al verme sentado a su lado, mirándola embobado , sonríe, y es exactamente lo que necesito para anular el cansancio que traigo de la reunión. —Hola —digo depositando en beso corto en sus labios. —Perdón por despertarte. —Te extrañe —confiesa rodeando mi cuello y atrayéndome hacia ella. —Mucho, creí que ya no vendrías. Tardaste más de lo que habías dicho. —Eso nunca pasará, amor —río. —Y si, tuvimos muchos contratiempos, y era mejor resolverlos hoy para no volver mañana hasta allá, así me tendrás solo para ti estos días ¿Te parece bien, preciosa? —Me parece genial —responde con más besos en mi mejilla. —No me quiero separar tanto tiempo de ti —más besos. —Te amo —susurro encima de su boca. Ríe y entiendo que le parece algo cursi nuestro parloteo, pero con ella me siento como nacido de nuevo y no puedo evitar comportarme como un adolescente viviendo su primer amor. Después de una larga sesión de mimos y besos y una reconfortante ducha, me dispongo a acomodarme al lado de ella, que se encuentra ya dormida nuevamente, y unos toques a la puerta principal me llaman la atención. Miro mi reloj y son más de las dos de la mañana, lo que me resulta bastante sospechoso. Camino hasta allí a pasos ligeros para no despertarla y en cuanto escucho la voz de Don Augusto, el padre de Ángela me empiezo a desesperar. > Miro hacia la cama y aprovecho que Emily parece estar inmersa en un profundo sueño para cerrar la divisoria y hablar con él. —Abre —pide este desde el otro lado de la puerta con voz autoritaria. —O haré el escándalo más grande que te puedas imaginar. Sé con quién estas, así que no te desvivas queriendo ocultarla. Ya lo sé todo. > En cuanto abro la puerta me toma del cuello y me empuja hacia la habitación. —La prostituta está dormida —dice en un susurro y en tono de burla. —Veo que la dejaste exhausta. —¿Qué quieres? —digo entre dientes molesto por la forma en que se refiere a ella. —¿Qué haces aquí? Ella no es una cualquiera. —¡Vístete, nos vamos ahora! —ordena señalando mi ropa en el sofá. —Está loco, no iré contigo a ningún lugar —espeto furioso. —¿Quién se cree que es para ordenarme eso? ¡Salga de mi habitación! —Si lo harás, Nicolás —ríe y me empuja hacia el pasillo nuevamente. —Y te daré varias razones para ello. Créeme, te conviene no llevarme la contraria, o la que pagará por ello es la doctorcita esa y será de la peor manera. —No te atrevas a amenazarla o… —¿O qué? —me calla. —¿Qué harás para detenerme? Sé todo sobre ella, y no me costará nada destruirla por todo lo que Ángela está sufriendo por culpa suya. —Ángela no está sufriendo por culpa —aclaro molesto. —Y ella no tiene por qué pagar nada. —¡Vístete y vamos! —repite. —Ángela te necesita, así que nos vamos ahora y no volverás a ver a esa mujer nunca. —No puede obligarme a hacer eso ¿Quién se cree? —estoy realmente furioso ahora. —Si lo haré —sonríe sarcástico mientras me señala con el dedo. —Destruiré su carrera, la dejaré en la calle, sin nada, sin nadie, ¡Oh! Olvide que no tiene a nadie porque es una maldita huérfana —ríe. —Pero lo poco que tiene lo haré trizas, no permitiré que absolutamente nadie le dé un trabajo nuevamente, y si aun así consigue salir adelante, cosa que no creo, y te acercas a ella nuevamente, la mataré ¿Me oyes? —¿Por qué hace esto? —pregunto tragando saliva y evidentemente dolido por la forma en que amenaza su bienestar. —Ya no amo a su hija ¿Por qué no solo lo aceptan y ella rehace su vida nuevamente lejos de mí? Emily no tiene la culpa de nada y no merece que la dañen sin razones. —Lo haré —se reafirma y el odio reflejado en sus ojos me hace ver que no lo dice en broma. —Al menos que vayas a casa y le digas a mi hija que te diste cuenta que la amas y que no puedes vivir sin ella, y te cases con ella. —No haré eso… —murmuro mirando hacia la habitación. —Yo amo a Emily. —¡Si lo harás! Porque Ángela está embarazada —tira de pronto y mi corazón empieza a latir tan fuerte que creo que saldrá volando por mi boca. —Vendrás a casa conmigo ahora y no volverás a esa mujercita, ni siquiera hablarle, desaparecerás de su vida para siempre o ya sabes lo que sucederá con ella. Harás tu vida junto a Ángela y a ese bebe que está esperando de ti como una verdadera familia feliz. Me quedo atónito escuchando cada palabra que dice y me niego a creer que esto esté pasando, debe ser una maldita broma. Pone en mi mano una carpeta y me indica con la mano que lo abra. Ésta solo confirma mi peor temor, allí hay varias fotos de ella desde los días en que me iba a terapia, cuando abordó el avión para venir aquí, nuestras fotos de cuando estábamos en la playa esa noche que le pedí que fuera mi novia y varias otras en las que estamos besándonos en la playa estos días. Nos estuvo siguiendo todo este tiempo. También pone en mi mano el resultado donde se confirma que Ángela está embarazada de doce semanas y que su embarazo es de alto riesgo debido a la mala posición del feto.  > pienso mientras me froto la cara aturdido. Miro hacia Emily y siento que mi corazón sangra. No entiendo por qué el destino se empeña en demostrarme que no puedo ser feliz al lado la mujer que amo. ¿Por qué ahora sucede esto cuando todo parecía tan perfecto? —No le dirás nada —susurra en mi oído y por primera vez siento unas ganas enormes de partirle la cara. —Toma tus cosas y vamos. Ella estará bien si obedeces. Camino hasta el sofá para tomar mi ropa y mi respiración se empieza a acelerar, nunca había sentido tantas ganas de llorar en mi vida, me siento frustrado, derrotado, acorralado y sin muchas opciones de escapar. No quiero perderla, pero ya la perdí. Allá a fuera me espera una realidad que afrontar, aunque me pese. Tomo mi maleta y cargo rápidamente todo lo que había traído con un nudo en el estómago.  Sé que ella no me perdonará por esto, pero no tengo más remedio que alejarme de ella, por su bien, por mi bien y por la de esa criatura que viene en camino.
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