Un hombre importante

1424 Words
Fredy es un chico bisexual, pero se inclina mas por los hombres. Lo conocí el día que Diana me inició en LuVs. No somos los mejores amigos, pero tampoco nos llevamos mal. Él es como yo, le gustan los peces grandes. Esos que guardan las apariencias, pero les gusta llevarse todo lo que tienen de frente. Llegamos a mi apartamento, suelto mi bolso, mi plan era darme una buena ducha. Darle cariño a mi sexo con productos de calidad para hidratar y mantener en perfecta salud. Soy de las que cuida su cuerpo al máximo. —Tú dirás –Me siento en mi sillón. —Tengo un trabajo, es top secret, ya sabes, un trío. —Niego —Paso –no lo dejo terminar. —Anda bella, el tipo es exigente. Quiere un hombre y una mujer hermosa. Ya sabes, es de los que le gusta dar y recibir. No cuento con nadie más. Además, pidió que además de ser bella fuera fina y en esa línea solo caes tu. —No, paso… —lo escucho suspirar—. Sabes que no me gustan. —Son cinco grandes, solo una noche. —Wow, ¡¿Qué?! –tapo mi boca. —Te digo, es una persona importante, claro pidió que no nombres, boca cerrada, solo vamos allí y hacemos lo que mejor sabemos hacer, follar rico y duro. –dice mordiendo su labio. —Es que… — suspiro, el dinero es estupendo, pero tengo mis dudas. —Es que nada, yo sé que siempre lo has hecho sola, pero después que le cojas el gusto mamita, nadie te lo quita. Verás lo que te digo. –me hecho a reír–. No te rías, verás que te va a gustar tener dos pollas al mismo tiempo. – Comienza a imitar el acto. —Te pasas Fredy. –Vuelvo a reír–. Te aviso lo que decida. –niega. — No mi amor, yo de aquí salgo con tu palabra, un pacto de sangre y un contrato de cumplimiento lleno o me dejo de llamar Fredy. —Pues ve buscando nombre, –Me levanto para ir a la cocina a servir dos vasos jugos de naranja la conversacion sera larga. —Anda, es una noche, ni una noche completa será un par de horas de nueve a … — toma el vaso y bebe del jugo–. Bueno hasta que el hombre quede satisfecho. Anda, di que sí. — suspiro. —¿Para cuando es? —Comienza a dar saltitos aplaudiendo–. No andes festejando, que no he dicho que sí y contesta. —Para el sábado. –Vuelve a tomar del jugo. — Bueno, está bien, pero sin nombres, ni conversación. Todo al pan, pan y al vino, vino. Se acabó y cada cual va a su casa. —Claro bella, nos encontraremos en el hotel Doubletree by Hilton. —¡Wow! Muy bien hotel. –Pone el vaso sobre la mesa.. —Te estoy diciendo que es una persona adinerada con deseos de experimentar. –muerde su labio picaro. —Bien, a qué hora entonces. —Debemos estar allí a las ocho, él llegará con una hora de diferencia. Pidió algunas cositas extras. –me guiña un ojo volviendo a tomar del jugo. —Ah no, si no me dices no acepto. –pongo mi vaso sobre la mesa. —Bien, niña tu si eres difícil de convencer. Pidió dildos, columpio, correas, esposas, una hermosa babydoll roja con muchos huecos, lubricantes y otros productos más. –se saborea. —Estás enfermo. – escupe el jugo. —Cariño, no es enfermedad es modo de vida. Solo espero que la tenga grande y gorda. -aclara. —Me doy por bien servida con que me pague. En este ambiente sabemos que encontrar grandes proporciones no es muy común. Casi siempre lo tienes pequeño y desnutrido. Por eso necesitan pagar para que les digamos que son poderosos y fuertes. –ríe fuerte. — Eres un caso Gaia, eres peor que yo. En fin, ya sabes, sábado a las ocho en el Doublétree. Vamos por esos cinco mil para cada uno. —Vale, entonces te veo el sábado. —Recuerda, ya sabes pasar por el spa, te necesito lista y perfecta. – me guiña el ojo. —De eso no lo dudes y te voy a tener que despachar, ayer fue una noche de mucho trabajo y dedicación. Voy a darme el mantenimiento debido para que se mantenga en perfecto estado. – asiente. —Por eso te escogí a ti, eres muy elegante y me encanta. Luego me pasas los nombres del lubricante y la crema que usas para hidratarla, voy a ver si regalo algunas. —asiento. — Te paso las fotos por w******p –me despido con dos besos, espero que monte al ascensor y cierro mi puerta—. Al fin sola. Subo a mi habitación. Pongo a llenar mi bañera quiero un baño de burbujas. Una copa de vino blanco y mis cremas de higiene personal para cuidar de mi sexo. Yo tengo mis exámenes al día, uso anticonceptivos y preservativos. Porque si algo es cierto, los anticonceptivos solo me ayudan a no quedar embarazada pero no me libran de enfermedades. Hay muchos hombres que se creen listos y no llevan al encuentro, pero yo siempre tengo. A todos tampoco les doy sexo oral, solo a los que ya son clientes fijos que conozco y se han hecho las pruebas. Nunca me expondría a pescar una por hacer una felación. Quito mi ropa y me sumerjo en mi bañera. Cierro los ojos para disfrutar del silencio que me da la soledad. Tomo vino, mis músculos se relajan. A mi mente llega Pax. “No, sabes que no debes volver a verlo, es un chico lindo, pero no es para ti" – interrumpe mi conciencia. Ella no sabe cuánto la odio. Yo sé que mientras esté en esta vida no voy a poder tener una relación con nadie, pero con Pax me sentí bien, por primera vez en mucho tiempo me sentí de mi edad, hablando cosas de una chica de veintitrés años. Él me hizo sentir especial sin siquiera darme un beso, pero mi conciencia tiene razón. Debo alejarme de él, yo no estoy destinada a amar, suspiro triste. Escucho mi móvil, lo tomo para ver el mensaje, es de Pax. “No sé qué me hiciste, pero no dejo de pensar en tu sonrisa" Sonrió feliz, mi corazón late fuerte y mi estómago se llena de mariposas. “Me alegra saber que no soy la única" Espero que me conteste, bebo mi vino, no llegó el mensaje. En cambio, entró una video llamada. Me miró aún estoy en la bañera, bajo un poco cubriendo con la espuma mis senos. —Hola –contesto. —Interesante, estás pensando en mí en el baño. –Veo su insuperable sonrisa y juro que me mojé. —No quise rechazar la llamada, pero si te molesta… —No, no me molesta solo que no sabía que me pensabas en tu bañera. –vuelve a sonreír esta vez más tímido. —¿Te molesta? –Le coqueteo. —Para nada, me da envidia –Su voz se torna ronca. Se que está excitado, me lo dicen sus dilatada mirada. —¿Envidia? –Le sigo el juego como una blanca ovejita. —Del agua que te está tocando en este momento, de la espuma que te tapa… —sonrío ruborizándome com ozuna inocente colegiala. —Ya no sigas. –Mi corazón no deja de dar tumbo. —¿Por qué, me vas a invitar a tu casa? –Lame sus labios y termine de empaparme. Siento mi sexo latir fuerte. —No necesitas invitación, solo dime que quieres venir y listo. –Ahora quien se ruboriza es el y niega. —Me encantaría, pero ahora estoy en la oficina de mi padre, pero si quieres podemos vernos más tarde en tu apartamento o en el mío. Cenamos y luego que sea lo que nuestros cuerpos pidan. –muerdo mi labio. “Dile que no Gaia, no puedes salir con él" – ignoro mi conciencia. —Me encantaría, ven tu a mi apartamento, yo preparo la cena. –pido coqueta. —Perfecto, me envías tu dirección y llego a las ocho. –Asiento. —Te veo acá, besos. –me despido antes de terminar la llamada. Ese hombre me puso cachonda. Respire profundo para relajarme, esa noche cenaré con el hombre más apuesto que conozco.
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