–¡¡¡Mami!!! –exclamó Johan corriendo a mis brazos, le di un beso atrapandolo entre mis brazos, era un niño adorable y cariñoso. –Mi vida, ya llegue, ¿cómo estás? Te amo. Él me besó las mejillas como lo hace cada tarde cuando regresó de la oficina, está vez se detuvo cuando vió a Sean detrás. –Papi. –Si mi vida, tu papi vino a verte. Se bajó de mis brazos y tomó a Sean de la mano, él no entendió así que tuve que decirle. –Quiere llevarte a algún lugar, seguro a jugar –mencioné. –Está bien, vamos campeón. Sean se fue con Johan a la sala donde parece que tenía muchos juguetes, la niñera me informó sobre el día de Johan, había dejado preparada la comida antes de irse. –¿Tienes hambre? –le pregunté a Sean. –No quiero molestar. –Johan tiene que comer y lo hacemos juntos –menc