Si Dione le encontrara el trabajo, Arden estaría dispuesto a dejar el acuerdo con su padre para estar con Dione, no le importaría trabajar de otra cosa que no sea para heredar sus bienes.
[17:16] Dione: Me parece justo y razonable.
Los dos solían ser muy competitivos, era divertido y gracioso, a ninguno les gusta perder, pero saben aceptar su derrota.
[17:18] Arden: Te amo, te aviso cuando llegue.
[17:18] Dione: Buen viaje, te amo.
Ella deja su celular en la mesita de noche y termina de limpiar lo que alguna vez empezó, Arden siempre la ayudaba, pero está vez no tenían tiempo, pues tenían todo el día comiéndose entre ellos.
Entre tanto coqueteo y provocaciones, no faltaba las ganas de follar, algunas veces estaban tranquilos y de repente comenzaban los toqueteos sin resistirse.
No solo el sexo era bueno, sino también la clase de persona que son para el otro.
Dione y Arden se conocieron en un evento de recaudación, quién debía asistir era el padre de Arden, pero este estaba tan ocupado que envió a su hijo, Dione era parte de la fundación y se encargaba de recibir a los invitados.
Apenas recibió a Arden, a este le gustó a Dione de inmediato y no esperó para conquistarla. La fundación era un nuevo proyecto sobre asistencia psicológica y como Dione estudiaba psicología, aprovechó el momento, pensó que seria bueno para su currículum si se postulaba, tomaría algo de experiencia y buscaría trabajo.
Arden es heredero de la mayoría de los bienes de su padre y lo tiene trabajando en una de sus empresas para que este vaya tomando experiencia y pueda manejarla solo.
Aunque su padre le pone mucho retos a Arden, no se lo deja tan fácil porque él debe merecer ser dueño de su empresa.
Pero retomando el tema, el señor King fue invitado a la recaudación por su reputación de hombre generoso, así que esa noche por órdenes de su padre, quien ya le había dicho a su hijo la cantidad de dinero que su hijo daría en tal caso de la causa lo convenciera, tampoco iba a donar para algo que considere tonto y poco productivo para el mundo.
Arden en ningún momento uso el dinero de papi para conquistar a Dione, la cantidad que donó no fue para impresionar la, fue solo por órdenes, él sabía que la clase de chica que es Dione, debía conquistarse de otra manera.
Ambos son fanáticos de estudiar el comportamiento humano, así que normalmente se adelantan a las cosas y se aciertan, por eso Arden apenas pudo intercambiar palabras con ella, supo cómo ganarse su corazón.
Y ella no se queda atrás, pues quería algo serio con él aunque sus planes eran por separado, por eso quisieron mantener una relación a distancia, porque su química, la pasión y el amor estaban tan unidos que no importaba la separación de su cuerpo, puesto que estos le dedicarían el tiempo de verse como un acuerdo.
Claro que no se hicieron novios de inmediato, al principio por los días que Arden se quedó, tuvieron muchas citas, del resto eran llamadas o pequeñas visitas.
Hasta que un día él le llegó de sorpresa con un ramo de flores pidiéndole que fuese su novia, ella rechazó, lo quería y le gustaba, pero no creía en el amor a distancia, sin embargo, él insistió para merecer esa oportunidad y hasta ahora no se habían arrepentido.
Dione vive en Dinamarca como lo había mencionado y Arden vive en Inglaterra, 4 horas de vuelo, normalmente era Arden quien visitaba, pero era porque a Dione no le alcanzaba el dinero y le daba pena que su novio lo pagara.
Al terminar de limpiar, se dirige a su habitación para descansar un poco, puesto que al día siguiente tenía trabajo, ya era de noche y novio ya debió haber llegado.
Su teléfono suena y lo alcanza antes de tirarse a la cama.
—Hola —responde la video llamada con una sonrisa.
—Mi amor, ya llegué —muestra el apartamento y luego se muestra a él.
Arden tiene 30 años, es alto y piel blanca un poco bronceada, cabello castaño claro, ojos color miel, cuerpo robusto de gimnasio, pero no exagerado.
—Que bueno que hayas llegado bien. —Sonríe a través de la pantalla.
—A mi me alegra haber estado contigo este fin de semana, vendrás para el otro, ¿no? —pregunta caminando hacia su habitación.
—No lo sé amor, si estoy desocupada, por supuesto que sí. —Se gira en la cama y se pone boca abajo.
—Está bien bebé, entonces si yo estoy desocupado iré —responde algo seco y Dione le pone los ojos en blanco.
—No me hagas eso Arden. —Se molesta un poco.
—¿Hacer qué? —Exhala cuando se acuesta en la cama.
—Hacer una competencia por ser justo, si yo no puedo, entonces tú no puedes y no es porque realmente no puedes, si no que solo quieres ser justo conmigo porque yo verdaderamente no puedo. —Frunce el ceño y él se rinde.
—Me conoces tan bien. —Suelta una leve risa—. No quiero discutir, lo siento, es que a veces siento que no tienes tiempo para nosotros y yo sí, yo me tomo más tiempo para visitarte que tu a mí.
—Y dale con el canto. —Le pone los ojos en blanco fastidiada de ese tema.
—Yo no canto, tu eres la canta y no precisamente con un micrófono.
Cambia el ambiente a algo más cachondo para no caer en una molestia, sabía que a distancia era mejor evitar los disgustos.
—¿Eso es una invitación a una llamada caliente? —Sonríe un poco perversa.
—No es una invitación bebé, es un mandato. —Se muerde ligeramente el labio inferior.
—Podemos hacerlo rápido antes de irme a dormir —sugiere pensativa.
—Créeme que rápido es como te quiero follar. —Se remoja los labios con lentitud.
Ellos tienen una regla y era que cada vez que iba a comenzar una discusión, la dejarían anotada para hablarlo en persona, pero se comerían en llamada para quitarse esa incomodidad.
—Cuéntame más.
Dione toca su seno y lo masajea mientras lo muestra a la cámara.
—Antes de comenzar la penetración, me encantaría probar tu coño, te juro que es lo más delicioso que he probado y no me cansaría de seguir probándolo, eres toda una diosa y te comería hasta no poder más, eres dulce y exquisita. —Cierra sus ojos y va bajando su mano para meterla en los pantalones.
—Me encantaría que me miraras —exclama Dione mientras también mete su mano entre sus pantalones y bragas.
—Con mis dos dedos, recogería tus fluidos y me los chuparía, luego los volvería a meter para penetrarte con ellos, mientras que con mi lengua te lamo y chupo tu clítoris con desesperación. —Abre sus ojos para mirarla y se veía cachonda.
Arden se baja los pantalones como puede, agarra su falo y desplaza su mano en el tronco de arriba abajo haciendo una exquisita masturbación.
—Cuando succionas mi clítoris me lleva a otro nivel, haces que me arquee de placer y mis piernas no tardan en temblar para mi llegada —continua Dione.
—No solo tus piernas amor, si no también tus fluidos que aumentan cada vez más y también de como se contraen tus paredes deliciosas aprisionando mis dedos, cada vez que haces eso, proporcionas una corriente por mi cuerpo —admite.
—Pero cómo siempre, en tus planes está torturarme un poco, así que alejas tu boca de mí y sacas tus dedos, te encanta castigarme porque soy una niña que se porta muy mal.