Waldir los pasó a buscar a las nueve de la mañana por el hotel. -Tal como lo pidieron, vamos a reunirnos con nuestro Comendador, el Chevalier Darcy-explicó- con el objeto de evitar filtraciones, él es el único al que he hablado hasta el momento de la visita de Uds. a Río y de su propósito. Lo que ocurre es que nuestra cofradía local no es tan compacta como la que Uds. tienen en Bariloche.- agregó dirigiéndose a Amalric. -Al estar dispersos en una gran urbe como Río es lógico que no tengan el grado de vínculos personales que hay en un bosque aislado.- reflexionó Emil. Llegaron finalmente a un elegante edificio de oficinas en Flamengo, y allí se apearon. Entraron en una oficina en el octavo piso, cuya puerta de vidrio esfumado tenía un discreto cartel: Hervé Darcy Advogado La secretar