La partida se hizo en el mayor sigilo posible. Tomaron un vuelo que los condujo a San Pablo y de allí una conexión local a Río de Janeiro. En Río se alojaron en un hotel discreto en Ipanema, y luego de almorzar hicieron una corta siesta tras lo cual fueron a la playa durante un par de horas. En abril casi no había gente en el mara pesar de que la temperatura llegaba a los 25ºC. Los cariocas, teniendo el océano a disposición todo el año sólo concurren masivamente a la playa en los meses cálidos de diciembre a marzo. Cuando Marcelo se metió en el agua y afrontó las cortas olas, los escasos paseantes lo miraban sorprendidos. -¿Está fría el agua?- preguntó Teresa divertida. -Está más caliente que en las costas argentinas en pleno verano.-contestó mientras los ojos se iban tras dos escultural