Mientras que Alejandro se cambiaba de ropa, la jefe del personal de la mansión, cuyo nombre pude saber que es Cecilia, me dio a firmar el acuerdo de confidencialidad. En resumidas cuentas..., yo no podía usar mi celular mientras estuviera en este conjunto residencial, no podía contarle a nadie que había venido aquí, no podía revelar detalles de cómo vivía esta familia, y lo más importante: no podía revelarle a nadie que el misterioso menor de los Orejuela, ese del que no se sabía nada hasta el momento, se trata del mismo Alejandro Orejuela que ya la sociedad bumanguesa conoce pero que no lo relaciona en nada con sus hermanos. Por cómo estaba redactado el acuerdo, pude saber que lo había redactado alguien profesional, un abogado, pero no la reconocí como la manera de redacción de Fernan