Mustafa observaba con una mirada intensa a Hamza, verlo sólo hacia que lo pudiera más y más. No podía permitir más maltratos en la mansión y mucho menos bajo su guardia. - No puedes botarnos, nuestra hija necesita de nosotros y nosotros de ella. - dijo Hamza fingiendo que nada había pasado. - ¿Para qué la maltraten? - preguntó Mustafa sin quitarle la mirada de encima. - Todo fue un mal entendido. - miró Zaynep, buscando que le siga la corriente. - ¿No es así, hija? - ella se quedó en silencio, sintiendo la presión de sus padres y la mirada de Mustafa. Se sentía en la espada y la pared, no sabía a dónde ver, correr o a quien apoyar. Iba a hablar, pero Ada la abrazó y prefirió no hacerlo. Hamza sonrió, se acercó a Mustafar, ya no era necesario fingir paternidad ante Zaynep y le dijo. -