Capítulo 8. La cena.
De regreso en la habitación Robín se dio cuenta que no había sacado la tarjeta para entrar, así que ella esperaba que Valentino ya haya regresado para poder entrar a la suite de vuelta, así que toco suavemente esperando que su esposo le abra para entrar.
Valentino sabía perfectamente que Robín tocaría en cualquier momento, porque la estuvo observando todo el tiempo que ella estuvo abajo, así que cuando escucho el suave golpe en la puerta se acercó rápidamente y abrió con una sonrisa en el rostro. Valentino no sabía muy bien lo que le pasaba con esta muchacha, pero cuando la veía siempre le brindaba una sonrisa, aunque quisiera parecer un hombre serio al final la sonrisa aparecía en su rostro sin querer.
-- Robín te divertiste en tu paseo-- le pregunta él amablemente, quería llevar los días en paz con ella y lo mejor será comenzar a conocerse mejor ahora que estaban solos, porque una vez que vuelva a su rutina, sería muy difícil para él hacerlo.
-- Si gracias-- le responde ella algo confundida, como sabia él que ella estaba dando un paseo, pero como el rostro de Robín es tan transparente Valentino supo exactamente lo que ella pensaba,
-- Yo también salí a dar un paseo, por eso supuse que tú también lo habrías hecho--
-- Oh. Y se divirtió en su paseo-- le pregunta ahora ella, pero Valentino se da cuenta que su esposa aun lo trata como un desconocido, eso debe cambiar mientras estén acá o su abuelo y su primo no creerán en su matrimonio,
-- Robín podría tutearme. Recuerda que somos esposos, si quiero que mi abuelo y mi familia crea en este matrimonio entonces tienes que empezar a creerlo tú misma, no importa si hay personas conocidas o no a nuestro alrededor, prométeme que a partir de ahora me llamaras por mi nombre, o si quieres puedes llamarme corazón, como yo te llamare a partir de hoy-- le dice y es ahí cuando Robín recuerda vagamente que antes ya la había llamado así,
-- Está bien, como usted quiera… perdón como tu quieras-- corrigió el error y volvió a repetir la frase,
-- Así está mejor--
-- Gracias--
-- No debes agradecerme a cada momento corazón, ahora que te parece si nos vamos a cenar, estoy muerto de hambre y he reservado para nosotros una mesa en el restaurant de mariscos que tiene el hotel. Te gustan los mariscos-- le pregunta y Robín no estaba muy segura sobre que mariscos podrían ofrecerle en la isla, sabía perfectamente que cada pais tenia mariscos típicos en la zona, así que estuvo un poco dudosa al responder, ella no comía mucho ese alimento porque le parecía que tenían un fuerte olor y sabor, pero tampoco podía ser ignorante en todo momento, así que asintió con el rostro y siguió a su esposo hasta la puerta de la suite, ambos salieron juntos rumbo al restaurant.
Valentino demostrando toda su caballerosidad tomo el brazo de su esposa y la guio por el pasadizo hasta llegar al ascensor, juntos ingresaron una vez que sus puertas se abrieron y fueron la envidia de todos los presentes una vez que ingresaron al restaurant.
--Siéntate por favor corazón-- le indica con un dejo de cariño mientras retira la silla para ayudar a que se siente su esposa, luego él rodea la mesa para sentarse frente a ella
-- Gracias-- le dice Robin y su rostro se cubre de un rubor rosa que la hace ver muy hermosa frente a todos los presentes,
El mozo se acerca con la carta y se la entrega primero a Valentino, pero el se la pasa a su esposa automáticamente y le pide que sea ella quien elija los platos que comerán esa noche, Robin aun nerviosa revisa la carta y decide pedir la opción que el chef estaba recomendando para ambos, luego le devuelve la carta al mozo y le pide a su esposo de la manera mas amorosa que sea él quien elija el vino para acompañar los platos, la verdad es que quien hubiese visto la escena anterior no hubiese dudado por ningún motivo que esta pareja se encontraba en su luna de miel.
Valentino pidió una botella de vino blanco para acompañar la elección de platos de su esposa Robin, él se había dado cuenta que ella había escogido el plato recomendado por el chef y verdad estaba agradecido, porque era uno de sus favoritos. Cuando hizo la reservación hace algunas horas se acercó a conversar con el encargado de cocina y solicito que coloquen en la recomendación del día los platos que mas le gustaban comer cuando comía mariscos, calculando que su tímida esposa pediría lo que el chef recomendaría y las cosas pasaron tal como las pensó.
La cena estuvo exquisita, y el vino de lo mejor. Robin no estaba acostumbrada a beber y luego de dos copas comenzó a hablar un poco enredado, Valentino la dejo que siga bebiendo porque sabia que tarde o temprano debía sacar su dolor a fuera, y lo mejor seria que lo haga en este viaje y no cuando estén en casa o con el abuelo, así que al terminar la cena la tomo de la mano y la llevo a dar una vuelta por la playa, ella caminaba con un poco de dificultad y al pasar cerca de una roca casi tropieza y cae al suelo, pero Valentino logra sujetarla por la cintura y la atrae hacia él impidiéndole que caiga
-- Robin estas bien, necesitas descansar--
-- Estoy bien gracias. Solo déjame sola, necesito olvidar a la basura de Marcus-- le dice y lo empuja para liberarse de él, luego corre hacia la orilla y comienza a entrar al mar mojándose el vestido con las olas que comenzaban a reventar formando espuma cerca a ella. Valentino no puede permitir que Robin de derrumbe de esa forma, él se quita los zapatos y corre para detenerla, la abraza fuerte y le impide seguir avanzando,
-- Llora pequeña, llora que te hará bien. Yo estaré acá para protegerte-- le dice y la abraza con fuerza, Robin siente la presión de los fuertes brazos de Valentino y se derrumba por completo sobre él, su cuerpo comienza a temblar como nunca antes y sus lagrimas brotan de sus ojos sin poderse contener, la seguridad que siente al estar en los brazos de quien ahora es su esposo, le da la confianza para botar todo lo que lleva guardando dentro de ella, su cuerpo no podía dejar de temblar, el dolor que estaba sintiendo le destrozaba el alma,
-- Grita cariño, saca todo lo que tienes adentro. Tu vales mucho Robin y él no te merece pequeña, nadie merece tu sufrimiento. Vas a estar bien, te lo prometo. Sh, sh-- la consolaba Valentino mientras ella se calmaba, Robin dejo de llorar en los brazos de Valentino y se quedo dormida de cansancio, él la levanto en sus brazos y camino hacia el interior del hotel, sin importar que se encontraban mojados y descalzos Valentino llevo a su esposa a su suite en brazos, la acomodo en la cama con mucho cuidado y fue a prepararle la tina con agua caliente, no quería que se enferme por quedarse con la ropa mojada.
-- Robin pequeña, despierta. Vamos para que te quites esta ropa mojada-- le pide amablemente, pero su esposa no responde, Valentino le mueve el cuerpo un par de veces para que reaccione, pero ella no responde, así que sin esperar más, él procede a quitarle el vestido y llevar a su esposa a la tina que había preparado con agua caliente, sin querer ver mas y dejándola con su ropa interior puesta la coloca en la tina y con una esponja la baña para quitarle los restos de arena y agua salada del cuerpo, luego haciendo uso de toda su fuerza logra sacarla de ahí, y la lleva a la cama, la envuelve en una bata y la acuesta cubriéndola con la sabana. Cansado y con el pulso acelerado por las sensaciones que Robin le provocaba Valentino regresa al cuarto de baño para darse una ducha fría que dura mas tiempo de lo normal.
Al salir del baño Valentino mira a su esposa profundamente dormida y decide no atormentarse más por esta noche, así que se acuesta en el sofá y se queda dormido luego de varios minutos de mirar a Robin dormir.
Robin
Me levanto temprano con un dolor de cabeza, miro a mi alrededor y me doy cuenta que Valentino esta durmiendo en el sofá que esta junto a la cama, lo miro por un momento y la verdad es que, es un hombre realmente hermoso, no entiendo porque tiene que contratar a una mujer para que sea su esposa, Oh ahora que lo pienso, a lo mejor no le gustan las mujeres, que desperdicio de hombre.
Me siento en la cama y toco mi cabeza, nunca mas debo beber como anoche, pero al menos me sirvió para desahogar la pena que sentía por el miserable de Marcus, solo que ahora me siento apenada por la vergüenza, me vuelvo a echar y cubro mi cabeza con la sabana y me doy cuenta que estoy con una bata de baño, como es posible, me saco rápidamente la sabana y un dolor agudo me hace gritar,
-- Auch--
-- Ya estas despierta, bella durmiente-- escucho como me llama Valentino y volteo a verlo, se que ayer me ayudó mucho consolándome y evitando que cometiera una tontería, pero como es que llegue a la cama,
-- No vi nada si estas preocupada. Estabas mojada y si te dejaba así, ahora estarías enferma. Intente despertarte te lo aseguro, pero estabas inconsciente-- me dice y que puedo hacer, ya hizo mucho por mí, así que mejor me comporto como una adulta y agradezco su preocupación,
-- Gracias por todo, me ayudaste mucho anoche-- le digo, aunque no puedo dejar de sonrojarme. Este hombre consigue que me sonroje en todo momento.