Capítulo 9. Reglas.
-- Bueno hoy es un nuevo día, así que será un nuevo comienzo. Vamos-- lo escucho decir y veo como se levanta del sillón y se dirige al cuarto de baño, así que salgo corriendo de la cama y llego primero al baño y me paro en la puerta, debo dejar claro algunas cosas con él antes de comenzar el día,
-- Perdón Valentino, pero tenemos que aclarar unos temas antes de comenzar el día-- le digo bloqueando el ingreso al baño,
-- Ok, dime-- se inclina para estar a mi altura, aunque al hacerlo se queda demasiado cerca de mí y consigue que mi rostro comience a sonrojarse y mi respiración se acelere por lo que debo retroceder unos pasos para levantar la mirada y continuar con lo que estaba por decir,
-- Primero debemos respetar nuestra privacidad, segundo procuremos llevar al baño nuestra ropa, para no tener que caminar en toalla por la habitación y tercero no hay necesidad que duermas en el sofá los días que faltan, podemos hacer una barrera con las almohadas en vista que la cama es de tres plazas mientras respetemos nuestros limites como jefe y empleada todo estará perfecto-- le digo y estiro la mano, luego me doy la vuelta y cierro la puerta porque me dieron ganas de hacer pis y como yo estaba teniendo mas ventaja en estos momentos tenía que aprovecharla.
Valentino
Así que esta esposita me salió realmente encantadora, no solo la tuve que bañar anoche sin tener que tocarle ni un pelo, aunque tenia todo mi cuerpo encendido y mi hombría elevada como el hasta de una bandera antes de una batalla, sino que tuve que dormir todo doblado en un sofá donde mis piernas no cabían y tenia calambre cada media hora y cuando se levanta esta mañana no solo no me deja entrar al baño, sino que ahora que ha salido con ciertas reglas que ella misma no comenzó a cumplir JA.
No puede siquiera imaginar lo encantadora que se ve, parada obstaculizándome la entrada al cuarto de baño vestida solo con una bata y diciéndome que una de las reglas es que no debemos caminar por la habitación con una bata puesta, increíble. Que debemos respetar la privacidad del otro, me imagino que eso lo dirá porque tuve que quitarle toda la ropa para meterla a la tina y bañarla para que no se quede con toda la arena y quitarle el agua de mar, pero mi intención solo fue ayudarla, además el mas perjudicado fui yo, pero la ultima regla me gusto mucho, así que al menos fue consciente que no podía dormir en este pequeño sofá los días que nos quedaban de luna de miel, y la verdad es que me esta gustando mucho lo que voy conociendo de esta muchacha.
Mis pensamientos son interrumpidos por el llamado de la puerta, me acerco para ver quien puede ser y cuando abro, me encuentro con el administrador de la boutique del hotel,
-- Buenos días señor Rosso, le traemos el pedido para su esposa-- me dijo y yo había pensado que el día de ayer lo habían dejado, pero al parecer debieron cruzarse con nosotros cuando ambos salimos, así que me hago a un lado y les ido que lo coloquen el closet, todavía estaremos quince días mas en el hotel, así que todo lo que dejaron estaba bien, Robin salió justo cuando ellos terminaban de acomodar las cosas, pero yo ya había seleccionado el traje para ella, para este día, era el que yo mismo había comprado el día de ayer, y lo había colocado sobre la cama, también había elegido un traje de baño que había traído para mí y parecía hacer juego con el de ella,
-- Corazón hoy vamos a pasear en yate, tenemos una reservación para visitar una isla. Tu traje esta sobre la cama-- le digo delante de todos para que ella no tenga escusas, sobre todo por el traje de do piezas de baño. La veo que mira la cama y cuando toma el vestido se le cae el traje de baño, al agacharse para levantarlo y verlo bien su rostro se pone de color rojo al ver lo diminuto que era, voltea a mirarme y yo le guiño un ojo,
-- Te veras encantadora mi vida, cámbiate ya que estamos atrasados-- y así la voy empujando hacia el baño sin dejarla decir nada, luego cierro la puerta y le puedo a una de las señoritas de la boutique que por favor se quede para que la lleven a salón de belleza, su cabello es muy largo y en el yate podría enredarse, así que seria conveniente que le hagan alguna trenza o algo para que no sufra después, con eso no le quedó más remedio que apurarse y alistarse con lo que le había dado.
Cuando la puerta del baño se abrió me quede con la boca abierta al ver salir a Robin con el vestido que le había comprado, ella se veía realmente hermosa, su piel tan blanca, sus labios rosas semi abiertos, sus ojos mirando hacia mí, en ese momento algo en mi extraño paso en mi cerebro, en mi cuerpo y en mi corazón, no sé cómo explicarlo, me quede paralizado, solo mirándola como si estuviera en un mundo paralelo, donde no escuchaba nada, como si el tiempo estuviera detenido por milésimas de segundos, pero esas milésimas para mi eran eternas y suficientes para memorizar cada parte de su rostro, cada lunar, cada todo.
-- Esta lista señora-- la voz de la señorita me regresa a la realidad, es ahí cuando me doy cuenta que Robin estaba descalza y su cabello lo había atado a un lado en una pequeña trenza,
-- Corazón, ve con la señorita mientras yo me cambio. Te recojo del salón de belleza, ellas te acomodaran el cabello para que no se te enrede en el yate-- me acerco y le doy un pequeño pico en lo labios, estamos de luna de miel y seria extraño si solo la despido con un simple empujón delante de una apasionada vendedora de lencería, porque ya recordé a la señorita que se había quedado en la suite, ella era la que el día anterior me había querido vender lencería para mi esposa en la boutique del hotel y fue la única que se quedo cuando pedí que alguien la lleve al salón de belleza, así que la actuación debía ser ejemplar, por eso antes de cerrar la puerta le di una nalgada a mi querida esposa y cerré la puerta no sin antes darle un guiño y un beso volado con una promesa encerrada para que se prepare para vivir un día lleno de mucho amor.
Robin
Esta vez Valentino se paso de la raya, no solo me esta obligando a ponerme un bikini ultra enano, sino que ahora me acaba de dar una nalgada delante de una trabajadora del hotel, no se que estaba pasando. Pensaba que era homosexual, pero esto ultimo me estaba empezando a hacer dudar, le he puesto tres reglas y una de ellas fue que podíamos dormir juntos en la cama, y era porque me sentía cómoda pensando que no le gustaban las mujeres, porque si no porque tendría que pagar por una esposa, pero ahora darme una nalgada,
-- Señora ya llegamos, por acá por favor-- entro al salón y la señorita me guía hasta el lugar donde se encargarán de mi cabello, la verdad siempre lo ato en una cola, pero si vamos a estar en un yate no quiero que se me enrede, así que esta vez tengo que agradecerle por pensar en mí,
-- Buenos días, mi esposo y yo tendremos un paseo en yate. Mi cabello es bastante largo y no quiero que se enrede. Que podría recomendarme para evitar que eso pase-- le explico
-- Le parece si hacemos un par de trenzas, su cabello es hermoso señora y tenemos unas flores para que hagan juego con el vestido que lleva-- ellas están más emocionadas que yo mientras hablan, así que las dejo que comiencen, Valentino vendrá por mi en cualquier momento así que no tengo mucho tiempo para ser exquisita.
-- Señora su piel es muy hermosa, déjeme protegerla mientras terminamos con su cabello-- cierro los ojos y las chicas hacen lo que quieren conmigo, colocan cremas en mi rostro y mis brazos, también siento que colocan en mis piernas, un poco mas y me quedo dormida, pero la voz de valentino me regresa a la realidad,
-- Señoritas vengo a recoger a mi es…-- abro los ojos y Valentino las esta mirando muy serio como si quisiera tragarse a todos los que me están tocando el cuerpo, veo como todos se alejan y tratan de explicar que solo me están echando crea protectora para el sol, pero al parecer él no quiere entender, me levanto sin mirarme al espejo y agradezco por el trabajo realizado, tomo a valentino del brazo y lo saco del salón antes que termine peleándose con todos lo trabajadores que hay en él.
-- Valentino que te pasa, fuiste tu quien me mando al salón de belleza-- le digo y valentino no me dice nada, solo me lleva del brazo por todo el pasadizo hasta la salida del hotel, pasamos por el estacionamiento y llegamos a donde están estacionados los autos de pronto hay una especie de camioneta enorme donde me mete y sube una luna para quedar aislados del piloto, levanta un teléfono y anuncia que avancemos lento hacia el puerto, luego cuelga y se voltea para quedar frente a mí,
-- Que te pasa-- le volví a preguntar cuando de pronto valentino me jala de los pies haciendo que quede echada en el asiento y él se monta sobre mí y comienza y pasar sus manos por todo mi cuerpo,
-- Si esto es lo que querías corazón debiste pedírmelo, punto cuatro valentino, me gusta que me toquen todo el cuerpo y me brinden placer, mucho placer-- me dice mientras sus manos comienzan a recorrer cada milímetro de mi cuerpo, por un momento me quedo en shock sin entender lo que estaba pasando, luego recuerdo la noche en la que fui forzada y empuje con todas mis fuerzas a Valentino,
-- Valentino que te pasa, déjame, por favor, no lo hagas-- le pido y las lagrimas comienzan a correr por mis mejillas, de pronto siento que Valentino se detiene y su cuerpo se paraliza, sus ojos me miran y como si se hubiera dado cuenta recién de lo que estaba haciendo se aleja y me ayuda a incorporarme,
-- Lo siento Robin, perdóname, no se lo que me paso. Te vi ahí siendo tocada por todos y no se lo que me paso-- me dijo y se toco la cabeza con las manos, levanto la mirada y al ver mis lagrimas lentamente acerco su mano para limpiar mi rostro, yo sabia que él pudo malinterpretar lo que había visto, la verdad yo fui para que me peinaran y termine con masajes y todo, quien no estaba acostumbrado a ver eso podría malinterpretar, pero su reacción no estaba bien, y ahora lo comenzaba a conocer, lo extraño era que sus caricias no me desagradaban, la situación me dio miedo porque me recordó lo que ya había vivido, pero la sensación al sentir las caricias fue algo agradable, extraño y nuevo para mí.