Se llamaba Tortura Mental a la rama que estudia el consciente y el inconsciente porque las personas no soportaban confrontar sus miedos más profundos, los cuales eran simplemente las heridas creadas por ellos mismos. El inconsciente de las personas crea miedos para reclamar por esas heridas abiertas que debe soportar con el pasar del tiempo que el consciente teme sanar.
El consciente y el inconsciente no siempre tienen una buena relación. El Yo es el encargado de sentarlos y hacerlos dialogar, pero muchas veces prefiere estar ocupado en el plano terrenal e ignorar la disputa interna que se encuentra dentro del cuerpo entre el consciente y el inconsciente.
La confrontación entre el consciente e inconsciente por lo general era tan fuerte y gastaba tanta energía que era habitual el tener que reemplazar por lo mismo los controladores de sueños al estropearse por la sobrecarga que debían entregar al cuerpo humano. Esto generaba que el soñador se enfermara por los químicos venenosos que generaba el controlador y terminara vomitando sangre.
Adam fue estabilizado y lo dejaron en la enfermería para que descansara.
—Lo hiciste muy bien, Adam —dijo Yakov frente a él—. Supiste confrontar tus miedos. A este paso, avanzarás a grandes pasos y podrás crear un equilibrio espiritual fuerte.
Adam hacía silencio y observaba sus manos entrelazadas sobre sus muslos arropados con la sábana blanca.
—Si lo hice bien, ¿por qué me siento tan mal? —preguntó en un hilo de voz.
—Fue la primera vez que te adentraste a lo más profundo de tu ser, removiste todo dentro de ti —explicó Yakov—. Es normal que sientas un ligero malestar, estás al límite, debes descansar. Toma el día de mañana para recuperar fuerzas. Come mucho y duerme. Es bueno que viajes a las dimensiones que te gustan y te diviertas, despréndete un rato del plano terrenal para que alivies tu fatiga.
El rostro de Adam tenía unas oscuras ojeras rojizas, producto del envenenamiento que había recibido su cuerpo.
—¿No me preguntará sobre la señorita Jensen? —preguntó el joven con un cierto tono adolorido.
—Oh, no, ya has recibido el día de hoy mucha tortura —respondió Yakov.
Adam dejó salir las lágrimas y llevó una mano a su rostro.
—Ella sigue dentro de mí, fue el único miedo que no pude confrontar, sucumbí ante ella —sollozó—. Lo hice muy mal…
—Adam, hay heridas internas que necesitan tiempo para sanar —dijo Yakov y se acercó a la piecera de la cama y se sentó—. No debes avergonzarte de haberte enamorado, tampoco te sientas insuficiente. Es cierto que Jensen está en un nivel superior al tuyo y que nunca podrán estar juntos, sin embargo, eso no la hace más que tú como persona. Con el tiempo te convertirás en un gran soñador, posiblemente llegues a superarla. Tú te lo dijiste, ¿no es así? No dejarás que ese sentimiento de insuficiencia vuelva a apoderarse de ti. Así que debes comenzar a sanar esa herida.
El joven observó fijamente a su mentor y sintió un gran alivio al ver que había una persona en el planeta que conocía su secreto. Uno de sus miedos era que lo fuesen a señalar por el sentimiento romántico que había generado por Jensen.
—Entonces, ¿cree que no es malo que yo esté enamorado de ella? —preguntó.
—Claro que no —respondió Yakov con tono comprensivo—. Jensen tiene muchas virtudes que la hacen maravillosa. Tú te fijaste en esos aspectos y por eso sientes lo que sientes. Eso no te hace una persona extraña o indigna.
—Yo respeto mucho a la señorita Jensen, jamás me sobrepasaría con ella, sé cuál es mi lugar —aclaró Adam.
—Lo sé, Adam, lo sé —Yakov palmeó una pierna de Adam—. Descansa, hoy trabajaste duro.
.
.
Yakov acababa de salir de la habitación donde Adam descansaba y vio que Jensen se acercaba a lo lejos. Avanzó con rapidez hacia ella.
Jensen hizo una reverencia al hombre y después se apresuró a preguntar:
—¿Cómo se encuentra Adam?
—Mucho mejor, está descansando, no puede recibir visitas —respondió mientras caminaba rumbo a la salida y Jensen lo siguió.
—Me informaron que vomitó sangre —comentó con tono preocupado—. ¿Sobrepasó sus límites? ¿Qué sucedió dentro de su inconsciente?
—Sobrepasó sus límites, solo fue eso. Salió a tiempo de la dimensión y ahora está estable —calmó Yakov.
Avanzaron por el pasillo que daba a la salida de la enfermería y los llevaba a un tranquilo jardín cerca al lago de la academia.
—¿Y cómo está trabajando Adam? —preguntó la joven, ahora con un tono más calmado.
—Sobrepasó sus límites, Jensen, eso ya dice mucho —informó Yakov y se detuvo a mitad del jardín y apreció el lago—. Le costó tres días el confrontar sus miedos internos, estuvo hasta el último momento hablando con su inconsciente. Tuve que sacarlo porque no se quería ir, aunque ya la sangre corría por su rostro.
Jensen se cruzó de brazos e inspiró hondo.
—Es un joven muy pasional y perfeccionista —observó ella—. Sobre todo, perfeccionista, no sabe ponerse límites en cuanto a sus intereses.
—Tiene tendencias obsesivas —afirmó Yakov—. No observa sus logros, únicamente sus defectos y se enfrasca en corregirlos. Es un defecto que debe aprender a corregir, juega mucho en su contra.
—Necesita que una persona le enseñe a corregirlo.
—Y ese no puedo ser yo, debo ser quien le exija, no lo opuesto —advirtió Yakov.
—¿Quiere que sea yo? —preguntó sorprendida y volteó a verle fijamente.
—Te he visto darle consejos, los escucha y los pone en práctica. Te necesito cerca de él para que pueda mantener un equilibrio mental saludable.
Las mejillas de Jensen se ruborizaron.
—Oh, señor… —soltó avergonzada.
—Sé que lo sabes, por eso lo cuidas tanto.
Jensen volvió la mirada al frente y se abrazó a sí misma.
—Sé que tienes razones de peso para permitir que Adam esté cerca de ti, aun sabiendo lo peligroso que puede ser —confesó Yakov—. Y es muy inteligente de tu parte, es una movida astuta. Adam reconoce su situación y me ha confesado que jamás será capaz de sobrepasar la línea que los separa. Así que puedes estar confiada, no se saldrá de control… —Suspiró y entrelazó las manos detrás de su espalda—. ¿Qué has visto en la dimensión futura? ¿Encontraste a Adam en alguna variante?
Yakov la conocía demasiado bien, se dio cuenta que fue bastante ingenuo de su parte el creer que le podría ocultar la verdad detrás de su relación con Adam.
—Sí, Adam está en todas —contestó—. Le espera un glorioso camino, aunque bastante sufrido, debe esforzarse mucho si quiere llegar lejos. Adam aparece en la pared de honor del CCI, es una probabilidad del ochenta por ciento que sea condecorado en ella.
—Oh, interesante, muy interesante —comentó Yakov—. ¿Qué más viste? ¿Volvió a aparecer el accidente?
La piel de Jensen se erizó al escuchar la última pregunta. Tragó en seco. Algo que no se permitiría era confesarle que ahora Adam estaba involucrado en dicha variante tan letal.
—No, señor, salí de la dimensión antes de terminar el recorrido —confesó.
—Jensen, no puedes evitarlo para siempre, te atacará si dejas que ese miedo de envuelva —advirtió con voz seria—. No dejes que te domine. Enfréntalo.
Yakov dio media vuelta y empezó a alejarse. Jensen se apresuró y le hizo una reverencia.
Un nudo se formó en la garganta de Jensen. Era el primer miedo que no era capaz de enfrentar en su corta vida. Pero… ¿cómo podría hacerlo? Se había visto muerta, era un DéJá Vu. Sus últimos momentos de vida. Después de esto, no había nada, todos los caminos futuros terminaban allí.
Era su muerte. Había visto el momento de su muerte.
Un accidente de auto, moriría al intentar salir del auto y correr por su vida mientras era perseguida por un hombre. Caería a mitad de la carretera y sus últimos respiros los daría mientras veía a al asesino acercarse a ella. Lo último que verían sus ojos eran los zapatos negros de su asesino bajo la lluvia nocturna.
Jensen quedó unos minutos escuchando el tranquilo sonido de la naturaleza. Estaba muy aterrizada en la realidad, intentando que el ruido mental no la consumiera.
Sus labios y barbilla comenzaron a temblar, así que apretó los dientes e inspiró hondo. Después, dio media vuelta y avanzó hacia el interior del área de salud.
Caminaba con paso tranquilo, pero algo rápido y sus tacones altos y negros sonaban por el pasillo liso. Llevó las manos detrás de su espalda y, cuando estuvo frente a la puerta de la habitación donde descansaba Adam, pensó dos veces antes de abrirla.
Llevó su mano derecha a la manilla de la puerta y la giró despacio. Abrió lentamente la puerta, observó antes de entrar; Adam se encontraba dormido boca arriba. Avanzó sigilosamente hacia el interior y cerró la puerta de la entrada.
Cuando pudo estar frente a Adam, observó aquel rostro cansado y maltratado por los entrenamientos. Se sentó en un sillón de cuero marrón que estaba cerca de la cabecera y se quedó allí, observando fijamente a aquel jovencito.
Se aseguró que Adam estuviera en un sueño profundo donde no pudiera despertarse en un largo tiempo. De hecho, acercó su rostro lo más que pudo hasta él para poder divisar su controlador, le dio dos pequeñas palmadas a sus mejillas pálidas; nada, no reaccionaba, su respiración estaba tan suave y mostraba que Adam estaba en fase REM. Sin embargo, se cercioró rodándole un poco su cuello y observó su controlador de sueños; mostraba un parpadeo de luz amarilla pálida, eso explicaba que el joven estaba sumido en alguna dimensión donde estaba divirtiéndose, seguramente con algunos amigos.
Aquello tranquilizó a Jensen, Adam no se iba a despertar en toda la tarde y noche, su alma se encontraba bastante lejos, en alguna dimensión remota fabricada para los adolescentes que quieren desprenderse totalmente del mundo terrenal.
Jensen volvió a acomodarse en el sillón y tomó una mano de Adam. Notó que su piel era bastante blanca y al tenerla cerca de la suya, se veía el contraste de color. Esto le hizo desplegar una mediana sonrisa al parecerle bello.
Se forzó a desaparecer aquella sonrisa bobalicona y se concentró en su trabajo.
Inspiró profundo y cerró los ojos para poder adentrarse a lo más profundo de su mente. Le tomó unos minutos el relajarse a tal grado donde pudiera desprenderse de su cuerpo terrenal y encontrarse en la frontera donde comenzaban las dimensiones de los sueños. Pero Jensen no tenía pensado soñar, ella esa tarde se adentraría a la dimensión futura para poder encontrar las respuestas a sus muchas preguntas.
La entrada a la dimensión era un pasillo grisáceo con baldosas rojas que llegaba hasta una puerta blanca. Cuando Jensen abría, se adentraba a aquellos caminos que cambiaban constantemente según fueran sus acciones.
Esa tarde, al tener consigo el tacto de Adam, podría conocer más a profundidad qué situaciones podría tener a futuro con aquel joven. Y, sobre todo, ¿podría una relación amorosa con él detener el colateral DéJá Vu que la llevaría a la muerte?
Cuando abrió la puerta banca, se encontró con los infinitos caminos de arena, eran separados por una hierba verde con tonalidades amarillas.
Desde lejos, ya podía ver que el tacto de Adam hacía que varios caminos se derrumbaran y creaban vacíos, haciendo temblar el suelo. Entonces, después aparecían nuevos caminos que se ensanchaban y abarcaban un espacio significativo en aquella dimensión.
Lo más curioso fue que, al Jensen avanzar y subir una pequeña colina donde podía apreciar de forma panorámica los múltiples caminos a futuro, encontró que dos de ellos se entrelazaron y en el horizonte apareció una neblina que impedía ver dónde terminaban los caminos.
Eso nunca había aparecido en la dimensión futura. Jensen quedó anonadada y confundida, ¿cómo era posible que Adam alterara totalmente su futuro?
Decidió descender de la colina para adentrarse en los caminos. Sin embargo, al estar frente a uno de ellos, un campo de fuerza no le permitió avanzar.
—¿Qué es esto? —se preguntó.
Volvió a intentar el ingresar al camino, pero el resultado fue el mismo.
Decidió alejarse un poco para analizar la situación y entender lo que estaba sucediendo con su dimensión.
Bajó la mirada al suelo para encontrar alguna señal que le informara la situación. Entonces, la encontró. El lado izquierdo tenía caminos diferentes, con proporciones desiguales del lado derecho. Si alzaba la vista, encontraba muy a lo lejos una puerta negra que se encontraba cerrada.
La razón por la cual no podía entrar al camino era porque no pertenecía a su vida, a su futuro. Adam tenía una dimensión futura donde podía revisar las variantes de las decisiones que tomara de su vida. Al estar ella en un plano astral donde podía reconocer estas dimensiones, estaba viendo parte de lo que podía sucederle a Adam a futuro, sin embargo, era incapaz de adentrarse de lleno a él.
Con esto, Jensen decidió volver a subir la colina y apreciar el límite de las dos dimensiones. Al estar en la cima, encontró que la frontera entre su futuro y el de Adam era justamente donde dos de los caminos se entrelazaban y seguían su curso juntos.
Sin embargo, en ese momento, la tierra comenzó a temblar, haciendo que Jensen perdiera el equilibrio y cayera de rodillas al suelo, por poco y se golpea el rostro, de no ser porque apoyó sus manos y éstas recibieron todo el impacto de la caída.
Cuando cesó el temblor, Jensen volvió a reincorporarse y alzó la mirada para observar los caminos, llevándose la gran sorpresa de ver a los caminos anteriormente entrelazados separándose y tomando rumbos diferentes, adentrándose en la bruma, así que los ojos de Jensen ya no podía seguirlos.
Aquello no le parecía nada bueno, sentía que aquel rumbo que tomaron los caminos le informaba que sucedería algo bastante malo en su vida futura.
Bajó corriendo de la colina y reconoció cuál sí era uno de los caminos que se adentraban a su vida futura. Quería revisar el más cercano a la dimensión de Adam y revisar el por qué se había alterado tanto a tal punto que se separó por completo de la vida de Adam.
Se adentró por el camino y los escenarios comenzaron a avanzar, siendo el primero uno donde ella observaba a Adam a lo lejos. El joven estaba leyendo en la biblioteca un libro, Jensen lo veía de lejos y no era capaz de acercarse a él.
Esto parecía más un recuerdo, porque la mujer logró reconocer un pensamiento que decía: “Esto ya lo he visto antes…”.
Jensen siguió avanzando por el camino y encontró más escenarios donde visualizaba a Adam a lo lejos dentro de la academia haciendo sus actividades normales. Algunos terminaban cuando el joven alzaba la mirada al sentir que lo estaban observando.
Al avanzar, el patrón de escenarios cambió. Se veía trabajando y enseñando, uno de los escenarios la mostraba haciendo una misión en una dimensión de sueños; no era nada del otro mundo, seguía siendo el mismo patrón monótono de siempre.
Cuando logró llegar al límite donde su futuro se cruzaba con la de Adam, vio que comenzaba después de un examen de ascensión de Adam. Se seguía viendo bastante joven, seguramente tres años después que el joven ingresó al CCI. Sin embargo, se notaba bastante en forma y la madurez se reflejaba en su mirada.
Era de noche y se encontraban en un balcón de la academia. Adam la tomó de la mano y sus ojos se tornaron brillantes al inundarse sus pupilas de lágrimas.
—Cuando cumpla cuarenta años, ¿me permitirá ser su novio? —preguntó—. ¿Espero a cumplir cuarenta años?
Jensen soltó el agarre de Adam y retrocedió dos pasos.
Jensen avanzó de situación al parecerle poco relevante al ver que ella solamente lo rechazaría.
El siguiente escenario se daba en su dimensión personal, estaban en los Columpios Celestiales en silencio. No sucedía nada, simplemente permanecían en silencio. Sin embargo, Jensen logró reconocer mucha tristeza en ella y la tensión los abarcaba a los dos.
Siguió avanzando y las demás situaciones era un patrón de ella evadiendo conversaciones donde Adam estuviera involucrado. También lo ignoraba en los pasillos y se negaba a hablar con él cuando el joven se lo pedía directamente.
Una situación antes que los dos caminos se alejaran era de Adam arrodillado en el piso con una mano cubriéndose la nariz y de sus dedos escurría la sangre que terminaba goteando el piso.
Jensen se detuvo a observar aquella situación con suma impresión, ¿por qué no hacía nada para ayudarlo? ¿Por qué estaba actuando tan insensible en semejante situación?
Decidió avanzar y entender la razón para que sus vidas se separaran, aunque ya comenzaba a evidenciar la respuesta; era tan obvio…
Pero únicamente se encontró en situaciones monótonas de trabajo, aunque ya no era en la academia del CCI, era una diferente, la cual no lograba reconocer cuál era. Clases, asesoría a estudiantes, reuniones… Ya no aparecía nada en ninguna parte. Era como si se hubiera desligado por completo de él.
Comenzó a correr para ver más a fondo, asustada por aquel giro inesperado que había tomado en su vida. Pero todo seguía siendo rutina impregnada de una tristeza que poco a poco la consumía.
Se acercó a la bruma y encontró escenarios bastante grises, solitarios, donde aparecía leyendo libros, observando paisajes urbanos y en otras situaciones se encontraba encerrada en una casa llorando y lamentándose, dándose golpes de pecho.
Se detuvo en seco al ver que el camino se entrelazó con otros de su vida, eran todos, lo hicieron justo en una situación futura donde ella estaba sentada en su escritorio revisando papeles y su nariz comenzaba a sangrar descontroladamente, seguramente al controlador hacer corto circuito y envenenar su sangre. Sin embargo, aquella Jensen del futuro no hizo nada para pedir ayuda, solo estaba allí, dejando que todo su cuerpo se envenenara.
El escenario se acababa cuando su cuerpo desfallecía. Pero sabía que no moría, porque había más situaciones a futuro. Todas volvían a tener el mismo patrón gris de rutina aburrida, ya ni siquiera se veía a sí misma en las dimensiones haciendo misiones, únicamente estaba reducida a ser profesora en aquella extraña academia.
Todos los caminos se habían entrelazado y se apegaron a aquel patrón tan monótono donde era evidente que la felicidad no existía.
Entonces, el camino terminó en una última situación: estaba tirada en la carretera en medio de la noche, únicamente recibiendo una tenue luz mostaza de las farolas, llovía a cántaros y no podía respirar bien; su cuerpo dolía por las múltiples heridas y… allá se acercaba su asesino, únicamente lograba ver sus zapatos negros.
Jensen cayó de rodillas al volver a encontrar el Dé Já Vu en aquel escenario. Soltó un fuerte grito impregnado de tristeza al ver que todos sus caminos futuros se entrelazaban y la llevaban a tal fatídico destino.
.
.
Jensen estaba sentada en la colina apreciando aquellos caminos, los cuales sabía que terminaban en el mismo escenario a futuro. ¿Por qué su vida estaba marcada con un final tan triste? No lograba comprenderlo, ¿para qué vino al mundo si moriría en un escenario con tan poco sentido? Era verdaderamente triste…
Y lo peor estaba en que trataba tan mal a un ser inocente de aquella culpa y tristeza que radicaba en su interior. Ya sabía que lo mejor era dejarlo fuera de aquel destino; de hecho, ya la vida misma le mostraba que no tenía ninguna opción con Adam y que debía aceptar su muerte. Era inevitable…
Decidió salir de aquella dimensión y dejar la habitación donde se encontraba Adam. Con todo lo que acababa de ver, lo menos que quería era estar con aquel jovencito. Y no era porque le fastidiara, simplemente… le daba miedo hacerle daño a un ser inocente. Si iba a morir, no dejaría que nadie sufriera un efecto colateral de aquel destino.
Cuando abrió los ojos, observó fijamente a Adam y una lágrima se escapó de su ojo izquierdo. Dejó la mano de Adam sobre la cama y después se levantó del sillón para después salir con paso lento de la habitación.