RAVEN Dos días habían transcurrido desde que mi mundo se detuvo abruptamente cuando me herí al intentar ayudar a Adriano y Nyx. Dos días de dolores, de intermitentes intentos por descansar en un intento desesperado por sanar. Dos días en los que fui obligada a descansar, bajo el estricto cuidado de Nyx y Adriano, por orden del médico. No estaba acostumbrada a días libres; la ociosidad no era parte de mi vocabulario. Mis manos siempre estaban ocupadas, mi mente trabajando a mil por hora. Si no tenía una tarea en las manos, algo estaba mal. La idea de tener que encontrar algo que hacer con mis manos para evitar la locura era mi mantra, mi lema. Ahora, me encontraba postrada en una cama como si fuera una princesa, una existencia que generalmente me hubiera resultado insufrible. La diferenc