CAPÍTULO 3

1086 Words
ELEA KOCI Tres meses han pasado desde el indecente en el comedor. Tres meses en los que he cuidado cada detalle a la hora servirle a Fabia. Pasó lo que tenía que pasar. Enora fue estafada por su amiga. Padre perdió mucho dinero y ¿Cuál fue su castigo? Quitarle una de sus diez tarjetas de crédito. Enora pegó el grito en el cielo porque era la dorada. Ahora me encuentro limpiando el gran salón. Las demás empleadas decidieron que era buena idea que limpiara sola este lugar. Podría quejarme, pero deseo poder llevar algo de comida a la boca esta noche. Así que mejor continuo con mi trabajo. Estoy limpiando un cuadro “familiar” en el que obviamente no estoy yo. Cuando el timbre suena. Una empleada se acerca a la puerta y observo de reojo quien es. Un hombre de aspecto intimidante aparece en el umbral de la puerta. No está solo. Tres tipos lo acompañan y cada uno es más intimidante que el otro. Visten de n/gro. Pasan y debo bajar la mirada para no tener problemas con Padre. Al único castaño le calculo unos 40 años. Tiene una belleza muy peculiar. -Elea ve a tu habitación- Felix uno de los trabajadores de Padre aparece. Me sobresalto aventando el plumero al piso. ¿Acaso es un fantasma? No lo escuché llegar. -oh. Claro- tartamudeo. Pese a ser empleado de padre, siempre ha sido amable conmigo. Es quien me da comida cuando soy castigada por Fabia. -pero quienes son ellos- Se inclina a tomar el objeto y dejarlo en mis manos. -son enemigos de tu padre. Así que necesito que estés alerta pequeña- ¿enemigo? y cómo pueden reunirse en este lugar como si fueran amigos de toda la vida. Podría formarse una guerra. No pregunto mas y me dirijo a mi habitación. Está en lo más profundo de la mansión. Abro la puerta encontrándome con las paredes llenas de moho y con el olor más putrefacto y desagradable. Pero recostarme en cama es una recompensa. No tengo una ventana así que me dedico a mirar la pared. No desayuné esta mañana y dudo que me den el almuerzo así que busco la canasta que tengo debajo de la cama. Tomo la manzana que tenía guardada. Es como una reserva en momentos de hambruna. Hoy es uno de esos. La devoro completa. Una vez llena abrazo mi almohada cayendo en el más cálido sueño. Hoy ha sido un día perfecto. No recibí castigo. Si. ha sido perfecto. Un toque fuerte en mi puerta me levanta de golpe. -¡abre la maldita puerta niña!- ¿Renata? Aporrean la puerta tan fuerte que temo que la derriben. Me levanto y abro. Retrocedo dos pasos cuando la empleada ingresa como un huracán. La primera cachetada me voltea el rostro. Tiene la mano muy pesada. Había olvidado cuanto dolían sus golpes. -¡acaso eres sorda niña!- me entrega una bolsa. -ponte esto- ¿Un vestido? No me da tiempo de apreciarlo porque me lo arrebata de las manos. -Acaso eres retrasada. Desvístete y ponte este vestido niña- Empiezo a quitarme la ropa bajo su atenta mirada. No hay mucho que ver. No fui recompensada con los senos de Enora así que me cohíbo un poco. -pero por qué debo ponerme esto- No responde. Me suelta el cabello y finalmente me entrega un par de zapatos de tacón bajo. -apresúrate niña Tu padre te espera en el salón- ¿Padre? ¿Padre me espera? -padre…- me toma del brazo. Trato de seguirle el paso. -Sabes por qué me llama padre- me siento estúpida al imaginarme que Padre me llama. Mandó un bonito vestido. Tal vez ya ha empezado a aceptarme. Tal vez ya me quiere. Llegamos al salón y el corazón se me detiene al ver al hombre de hace unas horas. Algo extraño se instala en mi pecho. -oh. Cariño ven aquí- Padre me sonríe y extiende su mano. El corazón me palpita queriendo salir de mi pecho. Padre me llamó “cariño” Jamás me había llamado así. Doy la sonrisa más estúpida que tengo. Tomo su mano feliz. Feliz por sentir que padre me está tratando muy bien. -Esta es Elea. Mi preciosa y consentida hija. Sonríe cariño. El es un nuevo socio de papá.- El hombre de aspecto robusto y cabellera castaña me escanea fijamente. Siento como si quisiera ver a través de mi. -oh. Hola- extiendo la mano pero recibo el peor desaire. No recibir el saludo. Papá presiona mis brazos de manera sutil y puedo sentir un ligero dolor. -podría servir Koci. No me parece muy despampanante pero sirve para el CANJE- El hombre revisa su celular unos segundos. Levanta su mirada y vuelve a verme. -que edad tiene- Padre se queda en silencio. Es decepcionante saber que tu propio padre no sabe cuántos años tienes. Tan poco valgo para él. -Estoy por cumplir los 21 en un par de meses- respondo con el tono de voz más bajo. -servirá. Amelia tuvo a Damien a los 17 así que puede servir- sus palabras logran desconcertar un poco. -claro que servirá. Es una Koci, Anton- el hombre no responde. -Las armas que solicitaste están a punto de salir del puerto. Así que no quiero que tus hombres pisen mi territorio- No entiendo nada de la conversación. Que tengo yo que ver en todo esto. -asegúralo hecho- responde padre. El tal Anton se lleva las manos en los bolsillos. -entrega el CANJE. Lo llevo conmigo- Padre Niega. -Primero, lo primero. Mi familia se instalará lo más pronto posible en la mansión. Así que asegura la presencia de mi pequeña flor en la ceremonia- El hombre asiente y se retira sin despedirse de mi. Cuando el sonido de los autos desaparecen. Padre me hace a un lado como si tocara la cosa mas asquerosa del mundo. -Ese imbécil se comporta como el rey de todo. Maldito hijo de perra- -oh. Pa.. Señor. Me necesitaba- Fabia y Enora aparecen luego. -Ya se fue ese ruso- Enora se sienta en el mueble cruzándose de piernas. -es de lo más X. ¿Si vieron su ropa? Cero sentido de la moda- -empaquen. Salimos hoy- espeta padre. -¿alisto sus maletas?- todos me determinan y siento algo extraño pero no se que es. -oh cariño. Tú más que nadie debes empacar porque porque vienes con nosotros- ¿Yo? -hermanita. Felicidades. Sabía que algún día serías útil-¿felicidades?
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