CAPÍTULO 8

966 Words
ELEA KOCI La mirada de mi esposo se ha tornado más oscura. No ha soltado mi mano por lo que es inevitable huir. Está molesto, lo sé. Interrumpí sus asuntos. Pero no sabía que llegaría acompañado. Me pasé la mayor parte del tiempo encerrada en mi habitación. Luego un golpe de valentía me hizo ir a la cocina donde estaba Alba. Ella amablemente me explicó algunas cosas y juntas cocinamos lasaña. Quise dejarle un poco a mi esposo. -lo siento- poso la mirada en el suelo. -sabes lo que hiciste. Verdad- asiento enseguida. Ya sé que en esta familia la fidelidad no es importante. Fueron una de las cosas que me explicó Alba. No me pareció importante pero cuando vi a Damien llegar con otra mujer sentí algo extraño. No digo que lo quiero porque mentiría descaradamente. -no lo volveré hacer. Solo..- Me sostengo de una pierna. La baldosa está muy helada. Olvidé ponerme zapatos. Mi cuerpo es levantado del piso y mi única reacción es sostenerme del cuello de mi marido. -espera. No deberías..- Me carga como si no pesara nada. El olor de su perfume avasalla mis fosas nasales. Este hombre tiene una fuerte presencia combinado con una belleza inimaginable. Rasgos fuertes que no pueden pasar desapercibidos. -Hace frío. Debes usar sudadera y evitar andar descalza. No me gustaría que te enfermes a nada de llegar aquí- su voz es gruesa. Asiento automáticamente. -Ahora vamos por esa lasaña. Muero de hambre- empieza a caminar y tengo que evitar mirarlo a la cara. No me da miedo, pero me avergüenza cuando me mira fijamente. Deposita mi cuerpo en la encimera. El mármol está helado y hago una mueca. Mi trasero se está congelando. -donde- -en el microondas, pero puedo calentar tu comida- Intento bajarme. Enciende el aparato formando un silencio extraño. -Seguramente hablaste con Alba sobre cómo se lleva esta casa- asiento -solo me dijo algunas cosas- se cruza de brazos. -No voy a pedirte que te encargues de negocios por que salta a la vista que no sabes. Eres solo una niñita mimada de papi, que su único objetivo era saber cuál era el límite de su tarjeta- sus palabras son duras. Si supiera que solo fui una empleada más en esa casa. Un ser que torturaron por más el mínimo error. No respondo nada porque sé que si lo hago enojar es capaz de disciplinarse igual que padre. -en cuanto a la mujer que viste- empieza a decir. -es una de tus amantes. Lo sé. Alba me lo dijo. Que tanto tú como yo podemos acostarnos con quien quisiéramos. Lo sé- en menos de un segundo lo tengo delante. Me toma de la nuca y acercando tanto su rostro que puedo ver de primera mano sus ojos color miel. Lo siento enojado y la pregunta es; por qué. -Es eso lo que quieres malyshka. Que otro te rompa el coño- niego enseguida pero me sujeta más fuerte. No me hace daño pero lo tengo tan cerca que empiezo a recordar el beso de esta mañana. -no.. claro que no- tartamudeo -yo soy tu marido. Ten presente eso- -lo sé..- me suelta pero rápidamente su mano sujeta mi barbilla. La punta de su nariz roza la mía y no sé lo que me pasa pero tengo que cerrar los muslos al sentir algo extraño en mi núcleo. -Si bien es cierto que podemos tener amantes oficiales. Antes deben ser aprobados por la pareja- pero la rubia no fue aprobada por mi. Quiero decir. -no necesito saber eso- intento alejarme pero su mano se posa en mi cintura traspasando la tela. -yo creo que si quieres saber- su mano empieza a escalar por mis costillas. -te gustó alguien de mi personal tal vez- niego enseguida. Su mano sigue subiendo erizandome la piel. Debería detenerlo. -hasta los amantes hay que saberlos escoger Elea- la punta de su dedo toca mi pezón que se ha endurecido y el que lo presione manda un choque eléctrico a mi cuerpo. -por que si alguien te va a romper el coño al menos debo saber su nombre- sus labios rozan los míos. Su mano cubre mi pecho. -debes estar muy desesperada por como jadeas- su mano se desliza posándose encima de mi núcleo que se ha humedecido por la situación. -Vamos Elea. Dime que quieres que alguien más te rompa el coño. O es que quieres que sea yo- mi estómago se contrae y estoy a punto de responderle pero el sonido del aparato me hace aterrizar. Lo empujo bajándome enseguida y no respondo porque me voy a mi habitación con el corazón acelerado. Subo las escaleras y me escondo debajo de las grandes cobijas blancas. El corazón se me quiere salir del pecho. Siento su toque aun en mi cuerpo. Qué te pasa Elea. Es el enemigo de Padre. Un mafioso despiadado y cruel. Capaz de matarte. Me recuesto a un lado procesando lo de hace un momento cuando las puertas se abren. Lo veo entrar al baño y salir poco después. Lleva unos pantalones largos oscuros y el torso descubierto. Cierro fuertemente los ojos al sentirlo acostarse a mi lado. La cama es inmensa pero se siente pequeña con su presencia. Mis pezones aún están duros por lo de hace un momento. Me muevo intentando encontrar una posición cómoda. -deja de moverte o juro que consumiré el matrimonio Elea- me recuesto boca abajo lo más alejada posible de esta persona. Solo llevo dos días de casada y ya siento que han pasado años. Si bien esperaba otro tipo de trato no me quejo. Esto es mejor que vivir con padre. Pero no debo confiarme porque ahora duermo con el enemigo, uno capaz de asesinarme si las cosas con mi padre no salen bien. Por algo soy el CANJE.
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