CAPÍTULO 7

1373 Words
DAMIEN ROMANOV El miedo baña su rostro. Lo noto por la forma en que sus manos tiemblan. Mi ahora esposa me observa esperando una respuesta. Pero. ¿Qué puedo decir? Es mi esposa. Sí. Siento algo por ella. No. -por qué creíste que tu lugar era el de sirvienta- suspira. Esos ojos esmeralda me distraen por un momento. -Bueno. Por qué no te agrado- buen punto. -y asumiste que ese era tu lugar- asiente. Su presencia ya supone una montaña de problemas. Las mujeres solo me gustan para una cosa. Tendidas en mi cama. Luego ya son pasado. Pero esta. Esta se quedará para toda la vida. Aunque no me guste debo encargarme de ella. La suelto tomándola del brazo y colocándola a mi lado. -Esta mujer es mi esposa y la señora de esta casa. Elea Romanova. Nueva dama de la mafia Rusa-Todos los empleados se sorprenden. Alba es la más impactada. Nunca le dije que me iba a casar. Tampoco lo sabía. -Así que sus órdenes se respetan. Su palabra es ley. Ella habla ustedes callan- todos asienten de forma automática. Mi frágil mujer se sobresalta al ver que todos hacen una reverencia. -Es todo. Retirense- se empieza a desalojar el lugar. Me volteo observando a esta cosita diminuta que porta una de mis camisas. Me llevo las manos a los bolsillos y me hace gracia ver que se asusta como un ratón. -Ahora sabes cuál es tu lugar. Elea- -te olvidaste de hablar Malyshka- niega enseguida. Se lleva la mano a la barbilla empezando tal vez un monólogo interno. Jamás una mujer me ha tenido esperando por una respuesta. Espero ser paciente con ella. No es una de mis virtudes. -entonces cuál es mi trabajo aquí- levanta la mirada -Ninguno. Solo no me estorbes- frunce el ceño. -entonces mi trabajo es no estorbarte- responde automáticamente. Muevo la cabeza no tan convencido. -pero no me sentiría bien no hacer nada- se muerde el labio inferior. Observo esa pequeña acción imaginando cosas que no debería. -puedo hacer tu comida. No cocino muy mal- une las manos. Frunzo el ceño. -no voy arriesgarme a que envenenes mi plato malyshka- digo con simpleza. Es una extraña. No soy tan estúpido para servirme en bandeja de plata. Niega enseguida -Yo.. yo jamás haría tal cosa- -quién me lo asegura- se muerde la punta del dedo. Aquella acción me hace presionar la mandíbula. Es mi mujer después de todo. Es de mi propiedad. -bueno yo..- no la dejo contestar por que la tomo de la nuca inclinándome y presionando mi boca. Se sobresalta mandando las manos a mi pecho intentando apartarme. Pruebo el sabor de su boca, la escucho jadear cuando meto mi lengua y muerdo su labio inferior. Es tan torpe. Mi mano se cuela debajo de la camisa de mi propiedad y presiono su abultado trasero. Tendrá el pecho pequeño pero su culo es una delicia. Me separo un poco sin perder de vista el tono que han tomado sus mejillas. Mantiene sus ojos cerrados. -ahora tienes un trabajo. A la hora que yo quiera. En el momento que yo quiera voy a tocarte, besarte. No vas a reclamar por que eres mi esposa malyshka- soy directo. Quito mi mano y retrocede inmediatamente cubriéndose la boca con las manos. -yo..bueno. Sí pero tú..- -no lo olvides Elea. Eres la malyshka de este mafioso- La dejo sola en el lugar subiendo a mi habitación. Mi visita con el imbécil de Koci fue corta pero muy clara. No le vuelve a poner una mano encima a mi esposa. No sé como es el trato en su familia pero en la mía las mujeres Romanov no se tocan. Se veneran. Y aunque no me agrade mi esposa. No se toca. Padre jamás levantó la mano a madre. Si bien el amor y la fidelidad no son importantes en esta familia nadie toca lo nuestro. Y el que lo haga tendrá la muerte más lenta y dolorosa. Salgo topándome con ella que limpia sus rodillas. El golpe de hace un momento. -Pediré que compren tu propia ropa. Por ahora puedes usar la mía. Llegaré en la noche. No me esperes- Salgo enseguida. *** -Cómo fue que te casaste sin avisarme amigo- Adrik Kazakov y amigo de toda la vida bebe de su vaso de golpe. Está tan impactado con mi boda. -simplemente pasó- la rubia que tengo en las piernas empieza a acariciarme el pecho y dejar rastros de beso en mi barbilla. -pero tienes poco de tu llegada y ya te avientan una esposa- chasquea los dedos. -tenía que desposar a una mujer- me encojo de hombros. Adrik mueve la cabeza. ¿Qué puedo decir? Es lo que padre quiso. Si fuera por mí, me mantendría soltero por unos años más, pero es lo que me tocó. -dime que al menos está buena. Porque solo así puede valer la pena. Un coño lindo esperando en casa- no respondo, no queriendo seguir hablando de Elea. No tiene que ser nombrada por nadie. La rubia desliza la mano a mi entrepierna dando la señal de lo que necesita. La tomo del cuello pegando mi boca a la suya empezando con el beso que la pone a gemir como la zorra que es. ¿Me apetece follarmela esta noche? Meto mi lengua tragándome sus gemidos y la mano se pierde debajo de su corto vestido. -consiguete una habitación al menos que desees un trío- espeta Kazakov muerto de risa. Me separo de la rubia no tan convencido de pasar el resto de la noche entre sus piernas. Me sirven otro trago y continuo la noche bebiendo y probando la boca de la rubia. Mi celular suena un par de veces pero lo ignoro. Las conversaciones de Adrik apuntan más a mi nueva esposa por lo que pido que alisten el auto para irme. Pasan de las doce. Ya en el auto devoro la boca de la rubia que jadea cuando mi mano presiona su pecho. No me apetece dormir con Elea así que utilizaré la habitación del tercer piso. -parece que algo necesita atención- desliza la mano a mi entrepierna. Sonríe feliz. -y que estás esperando para atenderla- me recuesto en el asiento, sonríe desabrochando mi pantalón. Libera el m/mbro que se lleva a la boca empezando con la mamada que la ponen a chillar. La tomo del cabello sumergiendola en el pedazo de carne que devora. El auto se detiene y bajamos pasando por el salón. Todo está oscuro. De seguro Elea duerme. La rubia se sujeta a mi brazo sonriendo y no aguanto las ganas que tengo de romperle el coño y bañar sus tetas con mi semen. La figura de una mujer nos detiene. Elea. Me detengo observando cómo su rostro muestra asombro al verme llegar con una mujer. ¿Que hace aquí a oscuras? -llegaste- viste una blusa de tiras amarilla combinado con un short del mismo color. Va descalza. Su Mirada va de mi a la rubia despampanante. Se mira lo que trae puesto e intenta bajar su blusa. No respondo a su pregunta. Lo que me faltaba. -lo siento si te molesto pero Alba hizo lasaña y dejé un trozo para que tí..- espeta suavemente. Mi mirada la calla enseguida. Mira al piso apenada. -¿es todo?- asiente. Intento seguir mi camino pero vuelve a hablar. -oh además las compras qué..- -por Dios niña. No te das cuenta que interrumpes- la rubia empuja a Elea para pasar y la acción me enfurece al instante. Elea se sobresalta avergonzada. -lo siento. No quise..- muerta de la vergüenza retrocede sin mirarme. -vete- espeto y Elea levanta la mirada, asiente enseguida volviéndose a disculpar. Está agotando mi paciencia. La tomo del brazo deteniéndola. -no tú- La rubia abre la boca ofendida. Su enfado es evidente. -me dejas por esta- la apunta y me volteo observándola. -es mejor que bajes esa mano o perderás el dedo preciosa. Ahora desaparece de mi vista- intenta decir algo pero una mirada de mi parte la calla. sus tacones se escuchan por todo el lugar hasta que desaparecen. -y ahora tú- me volteo observando a la mujer que me interrumpió el polvo de esta noche.
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