6. Es tu cuñada

1123 Words
Gabriel aún se siente fuera de lugar y más después de todos los años que estuvo lejos de casa. Y aunque todo aquí sigue igual a cuando se fue, siente que todos han cambiado y mucho. Su padre ya no está vivo y su madre ya no es la misma de años atrás. Las circunstancias los han obligado a todos a cambiar y separarse. Lían y él ya no son esos jóvenes que cayeron en las palabras bonitas de una misma mujer que terminó siendo la perdición de ambos. Ya no volvieron a ser los mismos desde ese día en que todo se descubrió. Gabriel optó por viajar y se alejó de su familia desde entonces, dedicándose por completo al profesorado. No obstante a todo lo que ha logrado en este tiempo lejos de casa y de lo orgulloso que se siente de su profesión, sabe que su vida no es completa como quisiera. Su hermano, Lían, trabaja en la empresa familiar desde que cumplió la mayoría de edad, como era el deseo de su padre, y, a pesar de su enfermedad, consiguió posicionar a la empresa importadora en uno de los mejores a nivel nacional e internacional. Él es un hombre excepcional, honesto, sincero, capaz, que siempre busca mejorar y sobresalir gracias a su empeño y perseverancia a resolverlo todo bien y rápido. Lo único que le queda claro a Gabriel luego de la conversación con su hermano es cuan importante es para él Dayana y todo lo que sería capaz de hacer por ella y por verla feliz. Acostado en su cama, mira el techo blanco de su habitación fijamente durante un largo rato como intentando ordenar todo el caos de su cabeza. Volver aquí y ahora en estas circunstancias no tan agradables parece calar muy hondo en su pecho. Son muchas emociones juntas las que tiene que asimilar y muchísima información nueva que su mente se niega a aceptar, entre ellas está justamente ella, su cuñada. Y una vez más todos sus pensamientos van a parar con ella, como pasa desde anoche que la conoció. Hay algo haciendo alerta máxima en su cabeza, y aunque no lo quiera admitir, ella lo atrae como mujer, pero es la mujer de su hermano, la única que no puede provocar atracción en él. ¿Por qué Dayana despierta en él una especie de cosquilleo interno? ¿Por qué justamente ella cuando ha conocido a miles de mujeres hermosas en su viaje y ninguna le provocó lo mismo? Frustrado por las dudas que revolotean su cabeza, pasa sus manos una y otra vez por su cara para dispersarse. Para el profesor todo era mucho más sencillo cuando estaba lejos. Allí estas dudas no existían porque se dedicaba solamente a enseñar. Mira por el amplio ventanal de su habitación que da al balcón y suspira profundamente al ver el vaivén de los árboles en su baile suave, pero constante con el viento. El sol se va poniendo lentamente creando un efecto óptico maravilloso. Es una vista hermosa, que transmite mucha paz y serenidad, pero que contrasta totalmente con su interior. De pronto, Dayana entra en su campo de visión en el balcón y se detiene en la baranda de madera mirando al horizonte. Ella no puede verlo desde afuera por el efecto ahumado de los vidrios del ventanal, lo que le da a Gabriel la oportunidad de observarla detenidamente sin que ella se dé cuenta. Ya no lleva su conjunto rosa de hace rato, pero a pesar de eso se ve naturalmente hermosa. Viste un pantalón simple de color celeste que parece ser el uniforme del hospital donde trabaja, con una chaqueta del mismo color que hace juego y que resalta cada parte de su anatomía, especialmente su estrecha cintura y sus bien formadas nalgas. Su calzado es de color nude y de un modelo muy característico que usan los médicos, de plataforma baja, lo que hace que se vea aún más pequeña desde su punto de vista y sumamente encantadora. Su largo cabello rubio lo tiene atado en un rodete grande y desprolijo, dejando caer alguno que otro mechón por la cara y la sien, dándole un aspecto juvenil e informal y su cara totalmente libre de maquillaje, destacando mucho más el tono verde de sus ojos y el rosa oscuro de sus labios. Dayana se queda durante unos minutos allí, con la mirada fija hacia el jardín, con los codos apoyados por la madera del barandal, sosteniendo en la mano derecha su barbilla. Él solo la observa sin dejar de impresionarse por su belleza. Puede entender perfectamente que su hermano se haya enamorado de ella. Se levanta lentamente de la cama y se acerca a la ventana para observarla más de cerca. Dayana se nota algo inquieta y su cuerpo da pequeñas sacudidas constantes que alarman a Gabriel. Él abre la puerta para confirmarlo y en dos grandes zancadas llega hasta donde se encuentra y la voltea. —¿Qué sucede? —Pregunta preocupado. —¿Por qué estás llorando? ¿Estás bien? Dayana levanta la cabeza y lo mira. Su rostro está totalmente empapado en lágrimas y sus ojos se ven apagados y tristes. Ella no contesta. Se acerca a él y lo abraza con fuerza, poniendo la cabeza en su pecho sin dejar de sollozar. Su acción lo toma por sorpresa, provocando que su cuerpo se tense de inmediato por su cercanía. Gabriel se queda en blanco por unos segundos sin saber exactamente como reaccionar o qué hacer o decir para consolarla. La rodea con los brazos y la atrae más a su pecho, dejando que su calor corporal se funda con el de ella y su suave aroma invada cada parte de su ser. Una sensación exquisita e indescriptible se adueña de su cuerpo cuando por la posición en la que se encuentran la nariz de Dayana roza lentamente su cuello. La respiración de Gabriel se triplica y un hormigueo desconocido recorre todo su cuerpo hasta llegar muy al sur para detenerse y permanecer ahí por un largo rato. «No, Gabriel, por favor, no. Es tu cuñada» Se recrimina a sí mismo cuando su erección empieza a manifestarse en sus pantalones. Trata de no pensar en nada para tranquilizar su ansiedad, pero toda su voluntad decae cuando en un ataque de osadía lleva ambas manos por debajo de sus nalgas y la eleva hasta su altura, apretándola fuerte contra su cuerpo. —¿Estás bien? —Vuelve a preguntar con un nudo del tamaño de una pelota de tenis en su garganta y con la plena seguridad de que se arrepentirá de esto después. —Ahora, sí —Responde Dayana en un susurro que lo estremece de pies a cabeza.
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