Las manos de Emma temblaban cuando se encontró plantada frente al apartamento de Luke. ¿Cómo se supone que debía actuar? Simplemente entrar y decir >, no era una opción. Suspiró resignada. Sabía que, si llamaba, Luke no le iba a dejar entrar. Fritz le había dado las llaves por una razón. —Esto es una jodida mierda —murmuró antes de sacar la llave que le abriría paso por su apartamento. Cuando entró todo estaba muy oscuro. Apenas podía ver algunos rastros de sol que entraban por el salón a medida que iba caminando por su interior. Un olor concentrado le hizo consciente de que Luke podría no haber abierto la ventana en días; y la cantidad de restos de comida para llevar y platos sucios eran una evidencia de que tampoco había limpiado o sacado la basura. —Madre del amor hermoso… —mascu