24 de diciembre de 2002
La casa de Luke estaba a oscuras cuando llegó. Al principio, pensó que había salido, pero tras percibir el ligero olor dulce en la entrada, supo que no era así.
—¿Luke? —Llamó, con voz insegura.
De repente, oyó un fuerte estruendo sonó de algo que se cayó, seguido de una maldición. Las alarmas saltaron dentro de su cabeza y su corazón saltó; por unos instantes, estuvo a punto de correr en su dirección.
—Luke, ¿estás bien? —Insistió.
—¡Espérame en el salón! —Le gritó él, con un tono nervioso.
Hubo una pausa y un leve estruendo otra vez—. ¡Por favor!
Emma apretó la correa de su bolso y suspiró antes de comenzar a quitarse el chaquetón. ¿Qué estaría tramando? Solo esperaba que no hubiera dejado la cocina en mal estado después de la última vez.
—Luke, ¿por qu
