Lexia.
Debo ir a la cafetería donde quedamos con los demás para “hablar” del trabajo, es obvio que solo hablaremos de otros temas y terminaremos riéndonos de cualquier cosa, aunque… ocultar mí aroma de Luka, se vuelve difícil, ayer en el campo de entrenamiento, cuando…
Cuando casi nos dejas sin la posibilidad de que nos dé cachorros.
Lía, él se lo merecía, además, fue un pequeño golpecito.
Como decía, se vuelve un poco más difícil porque, él parece presentir alguna cosa y no me deja tranquila, siempre está molestándome.
Como si tú no lo hicieras.
Es diferente.
Me miro el vestido que escogí para esta ocasión, es de color n***o que llega hasta mis rodillas, abajo llevo un short de tela del mismo color, por si las dudas, y una campera de algodón porque seguro vendré con Sander en la moto y no quiero tener frío.
— Hija, ¿podemos hablar un momento?
— Sí, papá. – respondo viéndolo y le señalo mi cama.
— Mi Lexi. – sonrío, me gusta que me diga de esa forma, tomamos asiento. – Quiero decirte lo orgulloso que me siento de que seas mi hija. – siento tanta alegría de que me diga esas palabras, pero no evito el arrugar el entrecejo.
— Papi, ¿sucede algo malo? – pregunto preocupada y sonríe.
— ¿Tiene que suceder alguna cosa para que le diga a mi hija lo orgulloso que estoy de ella? – abre sus brazos y me acerco para mi abrazo.
— Yo te amo mucho, papá. – respondo, cierro mis ojos disfrutando de este momento.
— Te amo hija, eres mi mayor tesoro. – deja un beso en mi cabeza. – Ahora, según me dijo tu madre saldrás. – me mira de arriba abajo.
— Sí, iré a la cafetería donde trabaja Sander, nos juntaremos entre amigos. – sonríe y asiente.
— Cuídate, hija, yo seguiré con unos pendientes en casa.
Tomo mi teléfono y lo guardo en mi bolsillo. Papá me acompaña abajo y me guía hasta la salida donde nos despedimos con otro abrazo y un beso en mi frente. Camino hacia la cafetería. Llego viendo a mi amigo en la mesa que siempre deja libre para cuando nos vemos y me invita helados.
— Lexia, llegas temprano. – me saluda y sonrío.
— Es que habrá helado gratis. – niega con la cabeza y lo abrazo.
Trae los dos helados y nos sentamos esperando a Arya y a Kenner, en eso mi amigo de nuevo de ocurrente me pregunta de qué tal voy avanzando en mi plan de llamar la atención del beta.
— Sander, es absurdo, él es más de chicas con faldas, escobas con telas y directo al hoyo. – pongo los ojos en blanco y se ríe divertido.
— Lexia, nosotros a veces somos un poco lentos cuando de mujeres se trata. – se encoje de hombros y suspiro.
— Demasiado al parecer. – ironizo y reímos. – Sander, no quiero hacer la tarea. – hablo nerviosa y juguetea con sus cejas.
— Es una buena oportunidad para confundir un poco más al beta, ¿no crees? – lo miro confundida. – Es tu pareja. – habla seductor, lo señalo con mi cuchara.
— De equipo de trabajo en elaboración de la biografía. – aclaro.
— Da lo mismo. – le resta importancia. – Estarás cerca.
— Eso no me sirve.
— Lexia, ¿él te gusta? – eleva una ceja y suspiro.
Sander ya me hizo esta pregunta, en ese momento no lo sabía y ahora tampoco, solo que me molesta verlo con otras chicas, que se comporte como un chiquillo cuando ya sé que tiene más de un siglo, en fin, la hipocresía. Como sea, el vínculo me llama a él, pero, de estar enamorada de él, no… todavía.
— No lo sé. – confieso.
— Eso no parece raro, después de todo, él no es que digamos un hombre virgen. – asiento pensativa. – Y tú tampoco una monja santa. – me ruborizo y lo fulmino con la mirada.
— Silencio. – susurro.
Sé que no soy una santa, que no soy la chica ingenua y sin experiencia s****l, pero tampoco soy una puta, tengo mis historias silenciosas.
— Está bien, está bien. – levanta las manos en señal de derrota, en eso llegan Arya con Kenner.
Toman asiento en nuestra mesa, Sander trae helados para ellos también, al parecer Arya ayudó a un lobo en el bosque, pero para evadir a Kenner del tema, habla de la tarea de literatura, donde vuelvo a recordar que debo hacerlo con el beta de mierda, le digo que al final nos dirán para ir a hacer la tarea a la mansión de la manada, pero Arya parece querer desafiar al Alpha y a mí tampoco me desagrada la idea de llevarle la contraria a Luka, es costumbre.
— Nosotros queremos saber también.
— Kenner, no seas indiscreto. – reprende Arya.
— Tranquilos, no es un secreto de estado, es por Luka. – hablo suspirando, ellos son mis amigos, supongo que antes de aceptar frente al beta que es mi mate, debo decirles a ellos.
— Y el por qué nuestra amiga lleva unos días ocultando su olor.
— Sander, voy a matarte si no te callas. – digo entre dientes.
— Ya me preguntaba lo mismo, pero, no le estaba tomando importancia. – Kenner se bebe el helado.
— Lo que sucede es que…. Hace unos días descubrí que Luka es… – vacilo un poco, los miro a todos y me sonrojo. – No puedo estar cerca de él, no lo soporto.
— ¿Lo odias? – pregunta la rubia.
— Peor, Arya, no podría aguantar no lanzarme encima de él. – respondo nerviosa.
— ¿Estás en celo?
— ¡Kenner! – me escandalizo negando con la cabeza.
— Entonces, habla, esto de tratar de descubrir es un asco. – levanta las manos en señal de rendición.
— Es que Luka, es… – Sander pone los ojos en blanco ante mi poca determinación.
— Luka es…
— ¿Qué soy yo? – su voz se escucha detrás de mí, su aroma a rosas inunda mis fosas nasales y abro los ojos como platos.
Sander aguanta la risa mordiendo su labio inferior, que no se le salga nada porque juro que lo golpeo.
Lía, nuestro aroma…
Tranquila, no nos está abrazando como un chicle, ¿no?
El Alpha Kenner afirma con la cabeza como si hubiera descubierto un gran secreto y lo es porque hasta ahora no había sido tan obvia, mis mejillas arden como nunca, ¿cuánto tiempo más podré esconder esto?
— ¿No hablaran? Están hablando de mí, escuché mi nombre. – insiste el beta.
— No eres el único de nombre, Luka. – hablo por lo bajo.
— ¿Me puedo sentar con ustedes? – pregunta ignorándome, ya que es obvio que sí me escuchó, pero no le importó.
— Adelante. – invita Sander y lo fulmino con la mirada.
— Gracias, Rodríguez. – responde cortésmente, sí claro.
— Bien, en lo que estábamos. – Kenner se aclara la garganta.
— Sí, hablábamos de que…
— ¡Sander! ¿Que no deberías estar haciendo algo productivo? – llamo su atención, mi amigo tiene la burla impregnada en sus ojos.
Ya deja de esconderte, quiero estar con mi macho, ya no quiero verlo con otras.
Solo un poco más, lo prometo.
No me mientas.
— No, mi querida amiga Lexia, terminó mi turno, pero, sí que puedo ofrecerle algo al be… a Luka. – mira al nombrado.
— Pues no sé qué están tomando, pero se ve apetecible. – responde Luka.
— Hay otras mesas. – susurro enojada, Kenner ríe y niega con la cabeza.
— Iré a traerte uno igual, de todos modos, debes saber una cosa. – insinúa mi amigo.
— ¿Qué cosa? – pregunta curioso Luka.
— Ya regreso. – se levanta y ríe por el camino.
— ¿Qué es lo que te causa gracia, Stone? – pregunta con recelo al ver una sonrisa medio burlona del Alpha.
— Que ya me di cuenta de algo bastante interesante, Luka y es gracioso porque es tan obvio. – se encoge de hombros mirándome con una expresión divertida, ay diosa luna, ¿en qué me metí?
— Pues podrías decirme, para reírme también.
— No me corresponde. – se apresura a decir y dejo salir el aire contenido en mis pulmones.
— Aaamm, bueno, creo que debemos enfocarnos. – interviene Arya. – Pero, primero Lexia, necesito que me acompañes al baño, no sé dónde queda. – me levanto rápido y prácticamente la llevo corriendo al baño.
Necesitaba salir de allí antes de lanzarme encima de Luka, su olor a rosas es difícil de ignorar.
— Gracias. – susurro.
— Me dirás lo que sucede. – se cruza de brazos.
— Yo… no…
— No era pregunta. – responde y sé que ya no tengo salida.
Decido sacar el teléfono y escribo el “secreto” que me perturba, ella me entiende y al darse cuenta de que no quiero decirlo en voz alta porque esos hombres allí afuera se mantienen en silencio por querer escuchar nuestra conversación, Arya decide insinuar que tengo un novio, lo cual es mentira, pero hablando de novios, ¡yo quedé de verme con Miguel! Mierda, capaz no me dé el tiempo, debería de avisarle para poder compensarlo otro día.
Regresamos a la mesa donde Arya, me salva de nuevo porque dice que lo mencionamos porque es con quien debo hacer el trabajo de la biografía.
— Bien, Luka, te estábamos nombrando porque tú eres… resulta que eres el dúo de Lexia en el trabajo de la biografía en Literatura y decíamos eso, con quienes nos toca equipo. – en esto momento amo tanto a esta chica rubia.
— Ah, eso, qué bueno que lo dices, porque no asistí a esa clase y Ryan no me dijo con quién me tocaba ese trabajo. – Luka no está para nada sorprendido, solo finge, lo conozco.
Pero luego me lanza una mirada que me eriza la piel, él ya sabía que yo era su compañera del trabajo ese, lo que no entiendo es, ¿qué hace aquí?
— En verdad que ustedes las mujeres son un caso difícil. – afirma Sander.
— Entonces, vendrás a la casa principal para hacer lo del trabajo, ¿cierto? – habla Luka.
Veo que los demás se aguantan la risa porque yo ya había mencionado que esto sucedería.
— Aaamm, no. – hablo nerviosa.
— ¿No? – eleva una ceja, mierda, su olor taladra mi nariz, quiero meterme en su cuello, es que se ve muy guapo el idiota.
— La casa principal es para uso más importantes, además, yo… podemos hacer de forma separada, yo hago mi biografía y tú la tuya y luego intercambiamos y ya. – evito su mirada antes de hacer una locura.
— No estoy de acuerdo en eso. – maldito seas Sander Rodríguez, cállate.
— Cierto, Sander, nosotros a fuerza tendremos que convivir y eso que somos de diferentes personalidades. – enmarca el Alpha Kenner.
— Deben HACERLO juntos.
— Sander, creo que no aprecias tu vida. – lo amenazo apretando las manos en puños.
— Yo tampoco estoy de acuerdo, yo sí quiero hacer el trabajo, quiero conocerte. No podemos hacer trampas. – responde el beta sonriendo de lado, aprieto la mandíbula, eres un idiota, espero que lo escuches.
El Alpha Kenner se levanta, pero termina yéndose con Sander para comenzar la tarea, creo que no me quedará de otra que regresar caminando a casa. Antes de que nuestros amigos salgan, el Alpha Ryan entra con toda su aura de chico malo llamando la atención de muchas, pero veo como Arya lo ignora, eso no le hace mucha gracia al Alpha.
— Hola. – saluda al llegar, por respeto, yo solo asiento.
— Ryan, no sabía que vendrías. – responde Luka con una expresión más falsa que los bigotes del señor de la mesa del frente.
— Vine aquí por ella. – responde solo viendo a la rubia que ni lo mira.
Sander y Kenner se despiden y nos dejan solas con estos hombres, Luka intenta llevarme a otra mesa, no sé para qué, si es solo hablar y le suplico con la mirada a mi amiga que me salve de esta situación, ya que el Alpha estuvo de acuerdo con la proposición del beta. Afortunadamente me salva y sé que le debo una.
Hablamos un buen tiempo de ideas sueltas para poder hacerlo más resumido y entregarlo a tiempo, en realidad solo hablábamos Arya y yo porque no queríamos que la conversación tome otro rumbo o que alguno de estos dos, nos separe para hacer de las suyas.
— Aaamm, creo que deberían venir a la mansión, ahí tenemos todo lo necesario.
— Nosotras también tenemos lo necesario. – defiendo contradiciendo a Luka.
— Cierto, es más, ustedes debería venir a nosotras no al revés.
— Arya, nunca fue así.
— Nosotros no vamos tras de ninguna mujer, aunque sean trabajos del instituto. – secunda el Alpha Ryan.
— Siempre hay una primera vez. – se encoge de hombros.
— Ustedes vendrán. – responde el Alpha.
— Mmm, suerte con eso, no iré a ningún lugar desconocido sin supervisión de mi abuela. – desafía Arya.
— Yo no puedo, mis padres no me dejarán. – trato de tener una excusa, pero mis padres jamás me negarían el irme a la mansión de la manada si es por un trabajo del instituto.
— Yo arreglaré eso. – Luka le resta importancia.
— No es necesario. – respondo.
— Lo haré.
— Que no. – arrugo el entrecejo.
— Que sí. – afirma entre enojado, pero disfrutando de verme casi enojada.
— Aaah, eres un puto odioso. – me levanto llevando mi cabello para atrás, no me importa nada, me voy a aquí, no lo soporto. – Te estoy diciendo que no iré, mañana haremos la tarea aquí, a la mañana, mi padre va a matarme si desobedezco su orden. – me quejo más que enojada.
Las dos sabemos que estás haciendo un numerito para no lanzarte encima de él.
Tienes razón, pero es necesario, no haré algo estúpido.
Quiero estar con mi macho, joder, Lexia, quiero que me domine, que me toquetee, que me folle como…
SILENCIO, deja tu lado pervertido otro lado, estamos discutiendo con el beta idiota.
— Pero…
— Me voy. – lo corto antes de darme la vuelta para irme.
— Siéntate. – ordena con voz potente el Alpha Ryan.
Mierda, el Alpha nos jodió.
Aprieto la mandíbula con el enojo al máximo, si no fuera por el poder del Alpha emanando, ya me habría ido corriendo de aquí. A fuerza debo obedecer o seré expulsada de la manada por desobediencia, así que vuelvo a la silla mirando la mesa.
— Lexia, yo no… – Luka parece avergonzado, que se joda, en este momento lo odio como no tiene idea.
Pero, no fue él quién te ordenó sentarte.
Pero, seguramente el Alpha lo hizo porque vio alguna reacción del beta idiota.
— Lexia, dijiste que te irías, te vi muy decidida, no entiendo, ¿por qué no te vas?
— Porque él me lo ordenó, Arya. – respondo entre dientes, señalando al Alpha.
Una vez más la rubia intercede por mí, queriendo que yo pueda irme, pero como que a el Alpha le gusta hacerla enojar porque se niega como todo un idiota.
No puedes hablar así del Alpha.
No me escucha, es lo mejor de poder insultarlo en silencio.
Arya se levanta y me pide que diga quién soy, entiendo la referencia como que quiere que le diga a Luka que es mi mate para poder librarme de esto porque en teoría, el Alpha me dejaría levantarme libremente, pero ¿a qué precio?, además liberarme de esto para no poder librarme de Luka después, no, no, no, es mucho más complicado, me niego diciéndole que mejor me quedo aquí, no me hace nada estar sentada en contra de mi voluntad.
— No puede levantarse si no se lo ordeno. – el Alpha se cruza de brazos recostándose por la silla.
— ¿Por qué?, ¿ella es una empleada tuya? Te sientes superior cuando muestras tu poder, ¿verdad? Es una lástima, porque solo muestras lo vacío que estás por dentro. – Arya lo provoca y tiene éxito porque el Alpha Ryan aprieta la mandíbula.
— Ryan, déjala ir. – pide Luka, claro, lo estaba olvidando.
Eso ni tú te lo crees.
De igual forma que se joda, por su culpa tengo el trasero pegado a la silla.
Que no fue…
Da lo mismo, si él no hubiese comenzado a enojarme no estaríamos aquí.
— No. – insiste él.
— Lexia. – la rubia toca mi hombro. – Creo que ya es hora.
— No, Arya. – respondo nerviosa, no diré que soy la mate del beta. – Me quedaré aquí todo lo necesario, pero, tú llama a Kenner para que venga por ti, no te vayas caminando, ya va anocheciendo. – decido usar esta técnica porque el Alpha solo busca llamar la atención de la rubia y esta es una forma de probar esa teoría.
— Está bien. – responde marcando el número, pero el Alpha le quita en un segundo dicho aparato, escondo la sonrisa porque presentía que algo así sucedería.
A pesar de estar obligada a sentarme y de sentir la mirada insistente del beta encima de mí porque lo estoy ignorando a propósito, me divierto viendo como el Alpha, ese que decían era dominante y serio, parece sometido a la manipulación femenina, pues mi amiga está barriendo el piso con él porque no acepta que la lleve a su casa hasta que...
— Escucha, Castillo, si dejas ir a mi amiga iré contigo, sino no. – los ojos me brillan, ella realmente es una buena amiga.
— Te devuelvo el celular si me dejas llevarte.
— No.
— No hay celular. – se encoge de hombros.
— Siempre puedo comprarme otro e ir caminando. – copia la acción y sonrío burlona porque la rubia lo está haciendo enojar y este no lo demuestra.
Tome eso Alpha, para que vea que entre mujeres nos ayudamos.
Tenemos una buena amiga.
Que podría ser nuestra luna.
Lía, ¿Crees que Arya es la mate del Alpha?
No lo sé, el tiempo lo dirá.
— No. – gruñe, pero Arya ni se inmuta.
— Castillo, quiero mi celular y que dejes ir a mi amiga. – insiste.
— Si lo hago, ¿me dejarás llevarte?
— Sí.
— Bien. – le devuelve el teléfono y voltea a verme, estoy que brinco de alegría porque ya podré irme a casa. – Lexia, puedes hacer lo que quieras.
— Uff. – resoplo levantándome como si la silla me estuviese quemando desde hace rato. – Después hablamos, Arya. – me despido y salgo de allí tan pronto como puedo.
Al salir de la cafetería dejo salir el aire que tenía contenido, ¡soy libre!, sé que exagero un poco, pero, es diferente ser sometida a la voluntad de alguien cuando quieres hacer lo contrario, en fin, sonrío tomando camino a casa, solo necesito llegar y dejar de pensar en esto, el clima sigue nublado, espero no llueva antes de que llegue.
— Lexia, espera. – ay no, ¿cómo no lo olí?
No le hago caso a lo que al segundo toma mi brazo deteniendo mis pasos para terminar muy cerca de su cuerpo.
— Beta, debo irme a casa. – respondo un poco afectada por su cercanía.
— Te llevaré, está por llover y no quiero que enfermes. – arrugo el entrecejo confundida, a él, ¿qué le importa si me enfermo o no?
— No es necesario, yo… – mi teléfono comienza a sonar en una llamada. – Espere. – le hablo a Luka librándome de su agarre.
Rebusco en mi bolsillo, al sacarlo veo el nombre de Miguel, ¡carajo! Lo había olvidado de nuevo, no le avisé del tema, trago en seco porque instintivamente levanto la mirada encontrándome con la seriedad del beta, ¿qué pedo?, acaso, ¿se enojó porque le dije que esperara? Deslizo la pantalla contestando.
— ¡Lexia!, estoy aquí, pero, no te veo, ¿se te hizo tarde? – su voz se escucha fuerte y claro y estoy más que segura que Luka también lo escucha.
— Eh, Miguel. – respondo nerviosa. – Disculpa, me olvidé que quedamos hoy, estaba con Sander y se me pasó la hora. – continúo, no voy a decirle con quién realmente estoy.
Miro de nuevo al beta, ya no está su expresión de enojo, ahora parece más relajado, es más, se le forma una hermosa…. Eh, una sonrisa de medio lado, es un idiota.
Es guapo y lo que le sigue.
— Oh. – noto la decepción en su voz y me siento culpable, debí avisarle antes.
— Lo siento, olvidé avisarte.
— No te preocupes. – se apresura a responder. – Al menos, ¿me compensarás por esto? – pregunta medio seductor.
Abro los ojos como platos, yo sé que es en broma o al menos lo es en un cincuenta por ciento, pero el beta arruga el entrecejo como si no le hiciera gracia lo que dijo, ¿qué pedo está sucediendo?, carraspeo un poco pasando una mano por mi rostro, si no ve que me voy ruborizando no quedaré en ridículo.
— Eh, claro. – sonrío como si fuese una coqueta. – Te escribo al llegar a casa y quedamos otro día, además, estaba por llover y así no hubiese sido divertido. – finalizo feliz por mi acción porque veo enojo en el rostro del beta.
Son celos, está celoso.
No, solo está enojado porque no le seguimos el juego a él, pero a otro sí.
Son celos te digo, nada más espera a que termines la llamada.
— Esperaré tu mensaje, hermosa. – responde Miguel y eso fue suficiente.
Escucho el gruñido de Luka y luego mi teléfono está en su mano, ha colgado la llamada… esperen… ¿qué hizo qué?, ¿qué pedo le sucede?
— ¿Por qué hiciste eso? – me quejo y extiendo mi mano. – Devuélveme mi teléfono no tenías derecho de terminar mi llamada de esa forma.
— ¿Él es tu noviecito? – pregunta entre dientes, no puedo creer que realmente sí haya escuchado eso. – No irás a ningún lugar con él. – habla enojado, ¿escuché bien?
— Beta, estás loco. – pongo los ojos en blanco. – Deme mi teléfono debo regresar a mi casa.
— Sube al auto, te llevaré.
— No. – arrugo el entrecejo. – Le estoy diciendo que me…
— Que subas al auto y te daré el teléfono. – “negocia”
— ¿Quién se cree usted para ordenarme eso?
— Tú beta. – se acerca y otra vez su olor pega de lleno en mi nariz, ay diosa luna, dame la fuerza de voluntad que necesito para resistirme a él.
— Eh, este… deme. – maldición, ¿no puedo tartamudear otro día?
Es el poder de nuestro macho.
Cállate, no va a ganar.
— Sube al auto. – repite apretando los dientes, ah no, a mí no me hablará así.
— No. – me cruzo de brazos. – No estamos en la manada y no le debo respeto en lo absoluto. – elevo una ceja viendo como parece enojarse más, bien betita idiota, enójate. – Además, si no me quiere devolver el teléfono puede quedárselo, iré a quejarme con el Alpha por esto, no, mejor, con el señor Álvaro o de último recurso me compraré otro con mis ahorros. – me encojo de hombros.
La verdad es que si me quedo sin ese teléfono no tendré otro porque mis padres no me lo comprarán, en fin, debo culminar mi teatro, volteo caminando de nuevo, por mi bien espero que me siga o tendré que echarles ganas a las súplicas por el nuevo teléfono a mis padres.
— Lexia. – me detiene de nuevo, quiero sonreír, pero debo seguir seria.
— ¿Qué es lo que quiere, beta? – pregunto bruscamente volteándome.
Al segundo de verlo, se acerca sin darme tiempo a nada y me… besa, AY DIOSA LUNA, ¿qué está haciendo?, ¡que pedo, wey! Mis ojos están abiertos como platos mientras él me rodea de la cintura pegándome a su fuerte y musculoso cuerpo.
Al fin haces algo mi macho.
Ignoro la voz de Lía, tratando de separarme de Luka, lo cual no me lo permite y siendo sincera, tampoco quiero, por lo que decido dejarme llevar, cierro los ojos, rodeo su nuca acercándolo más a mí, le correspondo el beso con la misma intensidad, comenzamos una batalla donde buscamos dominar los labios del otro.
— No. – digo en medio de sus labios.
Con todo el autocontrol del que soy capaz de utilizar, me alejo de Luka con la respiración un poco acelerado, mi corazón late acelerado también, lo miro esperando a que diga algo, pero, solo se me queda mirando.
— ¿Por qué hiciste eso? – susurro tocando mis labios, como no creyendo que me haya besado.
— No lo sé, solo… solo quise hacerlo. – responde un poco confundido. – Ten tu teléfono. – me lo extiende.
Lo tomo y él se apresura a irse, se sube a su auto y acelera dejándome sola de nuevo, miro su auto hasta que desaparece por las calles, ¿qué fue eso?
Su lobo lo dominó y tomó posesión de nuestros labios.
Pero, él no sabe que somos mate.
La atracción existe igual, aunque no sepa de nosotras, siente atracción y deseo.
Entonces, ¿por qué se fue?
Porque su humano no entiende qué es lo que sucede, pero tranquila, su lobo es todo un dominante, posesivo y ya quiero que me…
No vuelvas con ese tema, ya te dije lo que pienso.
También dijiste que no esperaría mucho por mi macho.
Pongo los ojos en blanco, decido ir a una parada de autobús, tan pronto llega uno me subo y bajo a unas cuadras de la entrada a la manada. Al llegar a casa, mis padres me reciben con abrazo como siempre.