Capítulo 3 (parte 2)

2901 Words
Lexia. Las semanas pasan volando, esquivo todo lo que puedo a Luka, incluso en los entrenamientos, tan pronto da el visto bueno para irnos, salgo corriendo de allí, al parecer logro llamar su atención porque se comporta un poco raro. En fin, voy a cambio de clases y todo está bien hasta que llega el mensaje del grupo de los deltas, “Entrenamiento de última hora, presentarse todos antes de las 11” esto es sencillamente “genial”, pero no puedo faltar si quiero aplicar entre los seleccionados para gammas, así que decido escribir al grupo de mis amigos para que me cubran en las clases. PALABRAS SILENCIADAS. Lexia: Chicos no podré quedarme hasta el final de clases, debo ir a prácticas de deltas. Inmediatamente responde mi amigo siguiendo el tema, al parecer ellos también deben de ir, pero, no entiendo si de igual forma, mañana era el entrenamiento por la mañana, en fin, ordenes, son órdenes. Sander: X2 nos vemos el lunes. Kenner: ¿Seguros que no solo quieren saltarse las horas? Arya: Está bien, si coincidimos en materias, les guardaré los apuntes. Lexia: Eres un amor. Kenner: Manipuladora, Arya, ven, yo sí te estoy esperando en la misma mesa de siempre. Arya: VOY… (Emoji de mujer corriendo) Bloqueo el teléfono y en la salida del instituto veo al beta idiota besándose con una de las chicas deltas del grupo, genial, sencillamente genial, aprieto las manos en puños y camino hacia ellos, hasta que… ¿qué pedo?, yo no tengo por qué irme encima de ellos, me detengo con toda la voluntad que tengo y gracias al cielo nublado que veo a Sander caminar hacia mí, me mira extrañado, pero ahora mismo él es mi salvación. Estas semanas tratando de controlar a mi loba para que no deje expuesto nuestro aroma fue una tortura, estamos contrariadas por así decirlo. Debimos de ir a dejar pelona a la chica esa. No, deja de querer tomar el control, no haremos ningún escándalo. — ¡Sander! – chillo con la intención de que cierto beta idiota me escuche. Mi amigo sonríe y abre sus brazos para recibirme, salto enroscando mis piernas en su cintura y lo abrazo como si lo extrañara muchísimo. — Sé que ocultas algo y me lo dirás. – me susurra fingiendo que sonríe correspondiendo mi abrazo. — Yo también te quiero. – hablo con elevando un poco la voz. En ese instante es como si pudiera sentir la mirada fría de una persona por lo que me doy por buen servida y bajo sobre mis pies con la ayuda de mi amigo que me mira con una ceja elevada. — ¿Nos vamos? – pregunta y asiento. – Ven, primero iremos a la cafetería por mi justificativo y luego pasamos a la manada. – lo sigo a su moto. Tan pronto subimos miro hacia el beta que me está observando seriamente, sonrío feliz por ello, también porque la chica esa está hablándole, pero él no le hace caso, me acerco para rodear el cuerpo de Sander y este acelera dejando atrás el instituto. — A mí no me engañas, ¿qué te traes con él? – pregunta una vez lejos. — ¿Quién? — El beta. Ya nos descubrió. — Nada. – me hago la desentendida. Para la moto a un lado del camino y me hace bajar al igual que él, se cruza de brazos mirándome y elevo una ceja en señal de confusión, entrecierra los ojos y me muerdo el labio inferior en señal de nerviosismo, ay, odio que me conozca tan bien. — Me puedes decir de una vez o podemos quedarnos aquí y perder el entrenamiento que resulta ser importante para ti. – se encoge de hombros y bufo. — Es que ves cosas donde no hay. El problema es que sí, si hay. Deberías quedarte en silencio o no podré concentrarme para mentir. No podemos, él te conoce y descubrirá tu nerviosismo. Mierda. No puedo seguir ocultándole esto a mi amigo, después de todo, me conoce demasiado bien como para creerse cualquier estupidez. — Lexia, nos conocemos desde bebés, dime. Siempre nos decimos lo que nos pasa y buscamos solución al tema o nos burlamos del otro. – bromea y nos reímos. — No vale la pena. — ¿Luka y tú…? — No hay nada entre él y yo si eso es lo que crees. — Entonces, ilumíname. – abre los brazos a sus costados. — Este… prométeme que no le dirás a nadie. — Yo no soy chismoso. – pone los ojos en blanco y sé que eso es cierto, por lo general, soy yo quien se suelta de lengua. — Vi al beta tener sexo en la sala donde se encuentran los materiales. – no estoy mintiendo exactamente. — ¿Y qué con eso? – ladea la cabeza analizándome. Resoplo y me paso la mano por el cabello, me acerco a él y toco su brazo. — Es que… se supone que no debería de importarme. – vacilo un poco. — Lexia, respira y suéltalo de una vez. – me anima. – Sabemos que ir por partes, no es lo tuyo. – hago una mueca de incomodidad y asiento ya que tiene razón. — Sander, lo que sucede es que. – me detengo, mierda, siento que me saldrá el corazón por la boca, mi amigo solo asiente esperando a que hable. – Luka es mi mate. – susurro y si no fuese porque somos lobos seguro que no me escucha. Abre sus ojos como platos y parpadea un par de veces esperando a que lo que dije sea una especie de broma, pero conforme ve que no me estoy riendo y que más que burlona, me veo nerviosa, suspira y se pasa la mano por el cabello. — Vaya, wow, ¿felicidades? – pregunta y lo miro mal. – Tranquila, tienes suerte de encontrar tan pronto a tu mate, pero… — Es un mujeriego de mierda que se besa con quien se deje. – interrumpo poniendo los ojos en blanco. — Iba a decir que es el beta y que eso te deja una gran responsabilidad de traer al mundo al siguiente beta de la manada. – no había pensado en eso y mejor que siga así. – Pero, eso que dijiste también es cierto. – me apunta asintiendo con la cabeza. — ¡Sander! – me quejo y se ríe a carcajadas. — Vamos. – me acerca a rodear mi hombro. – Es un poco gracioso, ¿no crees? — No le noto lo gracioso. – vacilo y luego parece que se le ilumina algo en la mente ya que se coloca frente a mí. — ¿Él ya lo sabe? – niego con la cabeza. – ¿Por qué no le dijiste? – lo miro como diciendo, “¿en serio debo responder eso?”. – ¿Y qué piensas hacer? — No lo sé. — ¿Lo quieres? – me pregunta y antes hubiese dicho que hasta lo odio, pero ahora ni idea. — No lo sé. – me encojo de hombros. — Bueno, pídeme un consejo. – sonríe arrogante y pongo los ojos en blanco. — A ver, amigo mío, súper sabio. – lo alabo obviamente bromeando. – Tú que eres hombre, dame un consejo de lo que debo hacer. – termino mi discurso y pone su dedo en su barbilla como pensando. — Creo que deberías decirle que eres su mate, pero como que no se lo merece tanto porque es un… hombre muy acostumbrado a las relaciones de… intercambio de fluidos. – se ríe y lo hago con él aunque de a poco me va molestando eso de Luka. – Te aconsejo que te hagas notar, no es muy difícil porque te la pasas desafiándolo, llama su atención y luego hazle saber quién eres para ver qué tan desestabilizado se pone. – sonríe burlón. — Mi madre me había dicho algo parecido a eso. – hablo y me apunta. — Somos dos, tienes que hacerlo, pero hay algo que no podrás evitar. — ¿Qué? – pregunto a la expectativa. — Que me burle porque él es tu mate, tanto que lo maldecías a sus espaldas por las veces que te golpeabas en sus entrenamientos y ahora resulta que debes estar con él por la eternidad. – se burla y se ríe a carcajadas mientras yo siento que mis mejillas se van ruborizando. — Cállate, idiota y vamos al entrenamiento. – niega aun riendo y sube a su moto esperándome. Lo hago y sonrío porque al final, todo lo que dijo es cierto, pero no lo admitiré en voz alta, todavía. ***** ***** Estiro mis extremidades, me incorporo estirando el cuello también, estoy un poco cansada, el entrenamiento sí estuvo un poco pesado, pero con el viento fresco que sopla anunciando lluvia, todo es pasable. A mí no me resulta agradable esto de esconder nuestro aroma. Es por supervivencia, entrenamos para infiltración, te aguantas. Solo no quieres que nuestro mate nos descubra. Eso también es cierto. — Es todo por hoy, vayan a casa. – habla Luka, él también estaba entrenando con nosotros. Eso me resultó raro, porque por lo general el entrenador es el que se encarga de estas cosas, salvo caso haya un peligro de ataque y quieran que tengamos más resistencia a los movimientos, bueno, seguro solo quería fastidiar. — Lexia. – me llama Miguel, pongo los ojos en blanco. – Te noto con más fuerza, tienes más resistencia. — ¿Gracias? – pregunto elevando una ceja mientras lo miro sonreír. — Es la verdad, por cierto, lamento lo de la última vez. – se refiere a la corrida gratis. – Pero, no pude evitarlo. – se acerca más y me mira fijamente. — No sucede nada, al menos ahora ya puedo soportarlo mejor. – me encojo de hombros y bebo de la botella con agua que traje conmigo. Los demás ya se fueron, solo quedamos nosotros, el beta que está hablando con otra mujer, diferente de la que estaba con él en el instituto y el entrenador que mete las colchonetas (que ni loca quise tocar), con otros hombres de la manada. — Entonces, ¿saldrías conmigo a cenar? – pregunta. Suspiro, Miguel no es un mal hombre, pero, no es mi tipo, por alguna extraña razón nunca quise aceptarle nada, no le veo la necesidad a ilusionarlo. — Miguel, no quiero que pienses cosas que no son. – le aclaro y sonríe un poco decepcionado. — Tranquila, solo sería como amigos. – aclara y por instinto miro a Luka. Mala idea, está tomando de la cintura a la chica mientras le sonríe coqueto, al parecer se la está pasando divino, en una de esas me mira y besa a la chica como si quisiera que lo vea, pongo los ojos en blanco y regreso a Miguel. — ¿A dónde? – pregunto interesada. — ¿Te parece si nos vemos en la cafetería donde chocamos una vez? – bromea y reímos, asiento con la cabeza. — Está bien, un lugar público. – claro que noté su comentario, quiere que confíe en él. – Nos vemos allá mañana, por la tarde. – me regala una sonrisa. — Claro que nos vemos. – responde y en un movimiento rápido me besa la mejilla. Eso me sorprende, pero no digo nada, se queda unos segundos y se aleja lentamente, mira fijamente mis ojos y deja una caricia en mi mejilla. — Esperaré ansioso a que sea mañana. – habla suave y se aleja yéndose a su casa, imagino. Le gustas al chico, es una lástima que ni siquiera entre en la liga. No hables así, le dejo claro las cosas para que no se ilusione. Y eso es bueno. Camino para irme a avisarle al entrenador de que ya iré a casa, por si necesita que los ayude en algo, necesito una ducha y luego ver qué cosas más hacer porque tengo unas tareas pendientes del instituto. — Delta. – me llama y ni siquiera me molesto en parar. – Oye, te estoy hablando. Lega a mí y toca mi hombro volteándome, arrugo el entrecejo, detesto que me esté tocando luego de ver que lo estaba haciendo con la otra (seguro le tocó hasta el cielito lindo) que por cierto no veo por ninguna parte a la chica, lo miro enojada. — ¿Cuál es tu problema? – pregunto apartándome de él. — Tú. – responde y elevo una ceja en forma acusatoria. — Beta, otra vez ebrio. – pongo los ojos en blanco y volteo para ignorarlo de nuevo. Me toca de nuevo y esta vez no aguanto porque el olor de esa chica está presente en él, la rabia me gana, suelto la botella con agua y le lanzo un golpe que llega a su rostro, me ve sorprendido, pero sonríe, eso me enoja más por lo que inicio una pelea donde básicamente él esquiva todo lo que lanzo. — Tienes buenos movimientos, delta. – se burla de mí, idiota. — Cállate. – siseo con rabia. Lanzo patadas mientras él solo retrocede haciendo maniobras defensivas, en una de esas, me tira un golpe que esquivo, pero, me mueve de tal forma que caigo con él encima de mí, respiro acelerada y él encima de mí me mira fijamente. — Te ves hermosa debajo de mí, Lexia. – la forma en la que pronuncia mi nombre me parece… ¿excitante? Libera tu aroma para que nos reconozca. ¡NO! — Beta idiota. – lo insulto y se ríe. — Mientras más lo dices, siento una extraña sensación de placer. — Masoquista de mierda. – digo entre dientes y vuelve a reírse. — Eres muy graciosa, delta. – se burla de nuevo y lo fulmino con la mirada. Me remuevo queriendo salir de su agarre, pero me toma de las manos dejándolas a mis costados, que esté sentado encima de mis caderas no me ayuda mucho. Muevo mis piernas, elevo un poco la cadera confundiéndolo y libero una mano dando un golpe de lleno a su estómago. — Auch. – se queja porque golpeé una parte sensible. — Quítate. – ordeno, pero no cede. Entonces hago más esfuerzo hasta que lo desequilibro un poco, golpeo su mandíbula y él eleva lo suficiente sus caderas como para lanzar mi golpe de gracia a sus futuros descendientes, su chillido se escucha agudamente por el gran espacio. — ¿ESTAS LOCA? – grita quitándose de encima y llevando sus manos a sus partes. Espero que eso no tenga consecuencias porque yo sí quiero cachorros con mi macho. Lía, ahora no es momento. Me levanto arreglando un poco mi cabello como que no hice nada, veo sus muecas de dolor, me siento un poco culpable, pero, cuando recuerdo como manoseaba a la chica esa, se borra la culpabilidad, me agacho hasta estar un poco a su altura. — Te dije que te quitaras de encima y no me hiciste caso. – susurro. — Delta, esta me las pagarás algún día. — Cuento con eso. – respondo y veo confusión en sus ojos, no se esperaba eso. Localizo mi botella con agua, lo agarro y camino hacia casa, no me importa nada en estos momentos, lo puse en su lugar, se lo merecía, ¿verdad? ***** ***** Termino de ducharme, voy por el teléfono y veo que Arya nos dice que tenemos un trabajo de dúos en una de las materias, espero que sea a elección porque de otro modo rezaría porque mi dupla sea alguien por lo menos mínimamente aplicado. PALABRAS SILENCIADAS. Lexia: No sean amargados. Arya, querida, dinos nuestros dúos, no creo que sea el fin del mundo. Arya: Pues bien, los dúos son los siguientes. Kenner Stone es con Sander Rodríguez. Kenner: ¡¿QUÉ!? Es broma, ¿cierto? Sander: No es gracioso. Arya: Pues son un dúo, punto. Me río a carcajadas, mientras camino a sentarme sobre mi cómoda cama, no puedo creer que Sander deba hacer equipo con Kenner, es decir, nadie se imaginaria tal cosa, de hecho, hay muchas cosas que suceden y nadie se lo imaginaría. Lexia: JAJAJA, eso les pasa por mierdas. Kenner: Sí sabes que existe el karma, ¿cierto? Arya: El dúo de Lexia Ledesma es Luka Torres. Dejo de reír automáticamente, no puede ser, debe ser una broma, yo no puedo ser equipo del beta idiota, diosa luna, ¿esta es la venganza por golpearle sus partes nobles? Tendremos oportunidad de estar cerca de él. Eso no me emociona. Pero, a mí sí. Voy a seducir al lobo de ese hombre, ya casi cae. Lexia: (Emoji de paralizado) Sander: JAJAJAJA ahora ¿quién es el que ríe? Lexia: Diosa Luna, ¿por qué me odias? Kenner: Vaya, eso sí que no me lo esperaba. Arya: ¿Me explican? Sander: Lo hablamos mañana en la cafetería, yo invito al terminar mi turno Kenner: ¿Quién es tu dúo, Arya? Arya: La rara del grupo salió. Sander: JAJAJA. Anda, escribe. Creo que Arya también está en un pequeño problema, espero mis sospechas sean erróneas, pero, de no serlo, su dúo o es Britana o el Alpha Ryan. Y grito de emoción al confirmarlo, ella y el Alpha se ven bien juntos, pero por alguna extraña razón, creo que el Alpha tiene un interés diferente en ella.
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