Alessandro le quita peso al asunto y se termina de comer su filete, nota que Mariana no lo deja de observar y empieza a interrogarla. —¿Cómo está tu esposo? —pregunta. —Ah, bien. —¿Por qué no vino contigo? ¿Se pelearon? —No… es sólo que está ocupado con el trabajo —responde ella sumamente incómoda. Sí se había peleado con su esposo, de hecho, se había marchado de casa y al parecer se quedará conmigo hasta que su esposo recapacite. Mariana está cansada de que él no le preste casi atención a ella y a los gemelos. —¿Y tú? ¿Tu padre te obligó a venir esta noche? —pregunta Mariana y empiezo a notar la hostilidad entre ellos. —Claro que no —contesta Alessandro y se sirve nuevamente vino—. Jamás me perdería una fiesta que me haya preparado Pen. ¿Cuándo en la historia se había visto