Aquello me impresiona y al mismo tiempo me hace preguntarme la respuesta, Alessandro me dijo que no, pero ha comenzado a tomar fuerza ese rumor de que es homosexual y por eso su padre lo desheredó.
—Pues no sé —suelto y la observo con curiosidad—. En el colegio nunca lo vi con novia, aunque sí que tenía un séquito de admiradoras, desde el kínder… —Vuelvo a quedar pensativa—. ¿Será por eso que no tiene novia? ¿Será gay?
Eso dañaría mis planes, no podría hacerlo padre de mi futuro hijo. ¿Cómo podría hacer para tener sexo con Alessandro? Necesito planificarlo.
¿Qué día estaré ovulando?
—Señorita Penélope, y usted que lo conoce de toda la vida, ¿por qué nunca ha intentado conquistarlo? Creo que cualquier mujer le gustaría ser tan cercana a una familia tan importante.
—Bueno, es una larga historia —suelto con una sonrisa disimulada.
—Ahora que quiere tener un hijo, él sería un gran candidato.
—¡¿Verdad que sí?! —exclamo con alegría y Gloria se ruboriza un poco, a veces le asusta mi forma extrovertida de ser—. Es demasiado guapo —digo mientras acomodo mi bolso en el hombro derecho—. Es perfecto para sacarle descendencia, mejora la r**a, definitivamente sí. El problema es que no le agrado ni un poquito… —Suelto un suspiro largo.
—Pero ahora que ha aceptado la asociación puede acercarse a él y hacerse amigos, tal vez y él guste de usted y la invite a salir. A fin de cuentas, sus familias son sumamente cercanas.
Gloria me había acabado de dar las esperanzas que necesitaba para arriesgarme a hacer un acercamiento con Alessandro. ¿Y qué tal que pudiera una noche de ovulación tirarlo en mi cama y hacer que me fecundara? De todos modos, solamente sería sexo, no le estaba pidiendo que me diera un anillo de bodas. Vamos, ¿cuántas personas al año no tienen un desliz que termina en bendición? Además, él ni siquiera debía enterarse que el niño sería de él.
Es perfecto. Nada más necesitaré de una noche de perfecta ovulación y de Alessandro en mi cama para conseguir mi objetivo.
Alessandro, voy por ti, prepárate.
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A Mariana le gustó la idea de preparar una fiesta, aunque le sorprendió que yo quisiera planearlo todo.
—Hay que celebrarlo, ¿no? Acabo de cerrar un negocio millonario —le digo mientras cambio a los gemelos que no dejan de saltar en la cama—. Necesitaba que no se perdiera esta asociación ahora que Alessandro ha tomado la sucesión de la compañía Bacheli.
Ya he hecho el conteo de mi ciclo, el próximo viernes estaré en mi día más fértil, necesito que esa noche Alessandro se acueste conmigo. No importa que después me diga que fue un error y que lo olvidemos.
—Eso es cierto, además, será bueno hacer una fiesta —comenta—. Cada vez que vengo a visitarlos mi mamá está ocupadísima con sus amigas del club y mi padre es tan aburridísimo, pasando todo el día en la empresa. Y tú, ni se diga… siempre trabajando. Salir de la rutina nos vendrá bien.
Acepto con un sacudón de cabeza. Ella se acomoda en la cama y toma a uno de los niños para acomodarle la camisa.
—Dime, ¿qué tal te ha ido con Alessandro?
—¿A qué te refieres? —Su pregunta me pone nerviosa, cada vez que escucho su nombre me pasa lo mismo, supongo que eso sucede cuando creas todo un plan para quedar embarazada de un hombre en secreto.
—Pues él no te agrada y debiste verlo mucho últimamente —explica—. Mamá me contó por llamada que te rechazó la primera propuesta que le hiciste. Con lo orgullosa que eres, me imagino que debió ser humillante.
—Pues ni tanto, ya sabía que lo iba a rechazar —comento y noto la sorpresa en su rostro, ¿yo hablando bien de Alessandro? Eso era como ver llover sangre, así que agrego—: Digo, es Alessandro, claro que iba a ser un idiota obstinado que no aceptaría que su compañía estuviera asociada a mi emergente empresa nada más por ser la hija del mejor amigo de su padre. Para él eso es un claro ejemplo de nepotismo.
—¿Y entonces cómo hiciste para que aceptara?
—Pues mi padre tuvo que interceder —acepto con decepción—. No nos ha ido bien en la empresa, mi padre se enteró y ya sabes que siempre quiere apoyarnos. Por eso he decidido hacer la fiesta… —miento con naturaleza—, necesito llevarme bien con Alessandro, no puedo hacer que el esfuerzo de mi padre se pierda.
—Puff, ese Alessandro nunca me ha caído bien, es un ególatra. Me cae mal desde que en grado once te hizo llorar. Siempre te ha tratado mal. Es un inmaduro, ¿por qué no lo supera y ya? Cree que por ser el hijo de un magnate tiene el derecho a pisotear a los demás.