Por fin en mi casa después de un largo día.
Logré convencer a Mariana de que se fuera conmigo a la casa, como ahora está enojada con mamá y mi papá está enojado con ella…
Mi familia es demasiado complicada.
Mariana compró comida de camino y está cocinándome algo que seguro va a estar riquísimo porque ella es una maestra de la cocina. Me dijo que me bañara y me pusiera cómoda. Debe sentirse demasiado culpable por lo que pasó y al mismo tiempo yo también me siento culpable por la forma en que le habló papá.
Me ha hecho una sopa de costilla, sabe que amo la sopa y ella es demasiado buena preparándola.
Estoy cenando mientras los gemelos están en la sala viendo caricaturas. La costilla tiene bastante carne, se deshace en mi boca, es demasiado jugosa y mi estómago gruñe del hambre voraz que tengo.
—¿Te enteraste? —pregunta Mariana y sus ojos cafés están iluminados—. El señor Bacheli va a desheredar a su hijo, al parecer tuvieron una muy fuerte discusión porque él dijo que era gay.
—¿Gay? —cuestiono—. Alessandro no es gay.
Mariana suelta una carcajada que resuena por el comedor, está sentada frente a mí y me parece que se ve hermosísima con su largo cabello n***o y mejillas rosadas. Aunque lleva una pijama, su porte siempre se ve elegante. Es tan hermosa que se ve como una muñequita perfecta, por eso desde muy joven tenía muchos pretendientes y fue astuta al escoger al mejor postor: un billonario petrolero.
—Pues eso fue lo que mamá me contó —dice—. Además, le dijo que, si no se consigue una esposa pronto, tendrá que dejar su cargo en la compañía.
—¿Qué? ¿Así de fuerte escaló la discusión? —exclamo—. Humm… se lo advertí, le dije que arreglara las cosas con su padre.
—¿Tú estuviste ahí?
—Pues la discusión comenzó mientras desayunábamos, él dijo que no quería tener hijos y le habló feo a su padre, algo que evidentemente lastimó mucho al señor Bacheli, sabes lo orgulloso que es. Pero no sé qué pasó después, pero por lo visto siguieron discutiendo.
—Alessandro desde pequeño siempre ha sido complicado, nunca le vi una novia, seguro y es verdad que es gay.
.
.
Debo confesar que si yo tuviera un hijo me gustaría que fuera con un hombre que mejorara mi descendencia. Un hombre que me asegure que mis hijos saldrán guapos. Las mujeres debemos ser sinceras, siempre nos fijamos en estas cosas.
En mis múltiples citas que he tenido en mi larga vida de soltera siempre procuro que los hombres sean altos: un metro ochenta me parece lo mínimo para que yo acepte verle. Porque mi complejo de enana me impide estar con alguien de mi misma altura o, qué terrible, más bajito que yo.
Mariana me dice que soy demasiado superficial con los hombres, también exigente y que sabe que en el fondo yo no quiero enamorarme y mucho menos tener pareja.
Y tiene razón.
Pero sí quiero ser madre. No le veo problema a ser madre soltera, la estabilidad económica ya la tengo, y también mucha experiencia cuidando niños al ser apegadísima a mis sobrinos gemelos.
He pensado en hacer inseminación artificial, pero sé que a mis padres les parecería muy polémico porque provengo de familia sumamente tradicional, donde hasta el divorcio lo ven como un fracaso en la vida. Y ya soy la oveja negra en la familia, no quiero sumar más rebeldía a mi vida.
La verdad es que no me veo siendo completamente una solterona. Quiero tener al menos un hijo, pero ¿en dónde me encuentro un hombre digno para que mejore mi dinastía?
—¿Cómo puede ser tan guapo y al mismo tiempo dar tanto miedo? —pregunta Gloria mientras organiza documentos en la oficina.
—Su padre es muy parecido —le explico—. Me daba miedo cuando era niña, recuerdo que siempre cargaba unas llaves y con el sonido que hacían ya sabía que se trataba de él, así que corría a esconderme cuando llegaba a visitarnos en la casa.
Gloria se queda acariciando un papel con los dedos de sus manos mientras me observa con detenimiento.
—¿La familia Bacheli es tan millonaria como todos dicen? —pregunta.
—Oh, sí, tienen hasta una isla privada a donde van a vacacionar —contesto y me acerco a mi escritorio para tomar mi bolso, hoy salgo temprano para pasar tiempo con mi hermana.
—Vaya, supongo que entonces quien se case con el señor Alessandro tendrá la vida asegurada —comenta—. Aunque, bueno, nunca se le ha visto una novia, ¿será homosexual como dicen esos rumores?