Estaba preparada para que Alessandro y yo nos distanciáramos como siempre, sobre todo después de la terrible noche que tuve. Aunque lo bueno es que gané un amigo, Martyn me llamó al día siguiente para que fuéramos juntos al club y pasamos la tarde jugando tennis. Le pedí que dejara de hablarme de usted, pero es imposible, lo hace por inercia y debo resignarme a sentirme vieja a su lado. Martyn me habló sobre su complicada situación amorosa y el hecho de no quererse sentir obligado a casarse, pero su padre está empeñado en casarlo con la hija de un socio suyo. Aunque su madre intenta ayudarlo a conseguir un mejor prospecto, todo pinta a que deberá comprometerse a final de año con la joven que su padre ha escogido. Cuando llegó el lunes y recibí la llamada de Alessandro que me invitaba