-Comenzaremos con lo básico.- le indique mientras abría un cajón de un mueble cercano.- Esto ya lo conoces, anteriormente lo has usado.- le dije cuando mostré las esposas. -Si Amo. -Coloca las manos delante de tu vientre. Coloque las esposas en sus delicadas muñecas, sentí su cuerpo temblar, es natural cuando se comienzan estas sesiones más intensas. -¿Nerviosa?. -Un poco Amo. -Jugaremos un poco con tu sensibilidad.- le mostré una vela negra.- No quemara tu piel, pero te hará sentir una extraña sensación. Encendí la vela y coloque a Ivette recostada en la cama, me acomode a un lado y comencé a derramar la cera en su piel. Se veía tan linda retorciéndose a causa de la sensación. En sus pechos caían gotas precisas, lagunas se deslizaban para los lados y otras solo se quedaban estática