A primera hora de la mañana termine mi rutina de ejercicios, tener un cuerpo musculoso y sin un gramo de grasa es un trabajo pesado y que seguramente costara demasiado esfuerzo, pero vale la pena. Después de bañarme me coloque un traje n***o tan característico de mi persona. Baje al comedor para disfrutar de mi desayuno cuando vi a Albert de pie en la puerta de la entrada de la casa. -Ya está listo tu collar, Israel lo acaba de enviar. -¿Dónde está?.- pregunte ansioso. -En tu despacho.- ambos caminamos con rapidez.- Me tome el atrevimiento de enviar el dinero del costo del pedido. -Perfecto Albert, tal parece que tu cerebro si te sirve. -Todo me sirve. Al entrar a mi elegante despacho, una caja cuadrada de oro me esperaba para revisar su contenido. La tome entre mis manos y la abrí.