Desperté con el cuerpo de Ivette entre mis brazos, su calor es exquisito, el olor de su cabello aniquila mis sentidos. Un aroma a manzanilla se cuela por mis fosas nasales, tanto su piel como su cabellera tienen la misma esencia. Disfrute de su cuerpo por más tiempo, no quería despertarla para no asustarla. Sus nalgas estaban justo en mi m*****o y como el amiguito le encanta todo de mi sumisa, comenzó a emocionarse. Lo entiendo a la perfección, tener una tentación como la que tengo justo entre mis brazos es difícil contenerse. La atraje más a mi cuerpo, necesito que este lo más cerca de mí, tan cerca que pueda escuchar su corazón latir. Nunca me imaginé que esto pasaría, nunca me he encariñado con ninguna de mis sumisas pero con Ivette es diferente, muy diferente. La idea era que no