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“Brindemos”, dijo ella. “¿Pero por qué deberíamos brindar?”
“Bueno, primero tienes que hacer contacto visual para brindar”, dijo él. “De lo contrario es mala suerte. Y segundo, vamos a brindar por un razón diferente esta vez.”
“Tú primero”, dijo ella.
“Salud”, dijo él mientras chocaba su vaso y la miraba. “Por las festividades americanas. Por el amor eterno de tu país por explotar cosas y las tartas hechas con Crisco.”
“Ya nadie usa Crisco”, dijo ella.
“Okay. Entonces, salud por… honestamente, es esto o tendré que dejar que Philip me empareje toda la noche.”
Ella sintió un poco de celos atravesar su garganta con el líquido amarillo.
“Salud porque soy demasiado rara”, dijo ella mientras levantaba su vaso.
“Bien, bien”, dijo él. Él hacía parecer como si estuviera tomando Sprite. “Salud porque firmé un contrato para estar en este pueblo por al menos un año. Qué dios me ayude.”
“¡Hey!”, dijo ella. “No es tan malo.”
El segundo shot fue incluso más fuerte que el primero y ella hizo una mueca mientras mordía el limón para que dejara de quemarle. Por encima de los hombros de Jack, ella pudo ver a Jeremy y Shannon bailando lento mientras comenzaba Paradise City.
“¿No aguantas?” preguntó él con una sonrisa. “Pensé que las americanas lindas podían tomar.”
Ella se sonrojó. Me llamó linda.
“Sí, bueno. Normalmente no tomo tequila.”
“Tú lo pediste.”
“Pedí cuatro.”
“Lo sé, yo también.”
Ella lo miró y él sonrió. Ella casi terminó derrotada con esa sonrisa, así que levantó otro vaso.
“Cierto. Okay. El tercero. ¿Estás listo?”
“¿Lo estás tú?” preguntó él.
“Salud porque mi ex está aquí y es mejor estar hablando contigo que estar sola.”
“Wow, gracias”, dijo él. “Pero lo acepto.”
Él bebió el trago con facilidad. “¿Por qué tu ex es un ex?”
Una risa salió de su pecho.
“Uhhh… es una larga historia. Básicamente, él trabaja todo el tiempo y dice que no tiene tiempo para una novia necesitada. Excepto ahora que está con Shannon, lo veo en todos lados todo el tiempo. Haciendo todas las cosas para las que me dijo que no tenía tiempo nunca. Así que…”
Ella pasó su dedo por el borde de uno de los vasos vacíos, sintiendo un poco de celos quemando dentro de ella. ¿O solo es el tequila?
“Mi turno”, dijo él. “Salud porque no tengo más nada que hacer que ayuda a una chica vengarse de su ex.”
“No estoy intentando vengarme”, dijo ella demasiado rápido. El sabor del tequila en su lengua hizo que bajara sus defensas.
“Salud porque el tequila lo mejora todo”, dijo ella.
Era verdad. Mientras ella tomaba otro shot, ella sintió la calidez esparcirse desde su pecho.
“Tienes mucha razón”, dijo Jack. “Estás de racha. Tu turno de nuevo.”
“Salud porque… es mejor estar bebiendo que estar manejando las vidas de todos”, dijo ella.
Él la miró con curiosidad. “¿Eres la alcaldesa o algo así?”
“Difícilmente”, dijo ella riéndose. “Trabajo en un restaurante. Soy como la mánager, pero sin el título o la paga.”
“Ah”, dijo él. “Entonces eres la reina de tu enjambre.”
Ella se preguntó brevemente a que se habría referido él con eso, pero él tequila había comenzado a marear su cerebro. Ellos golpearon la mesa con sus vasos al mismo tiempo.
“Así que eres doctor. ¿Te gusta?”
Él agachó su cabeza. “Sí. Estoy en medicina de emergencias, así que no hay nada como esa adrenalina que acompaña el ayudar a alguien que experimentó un trauma.”
“¿Entonces lo haces porque te encanta la adrenalina?”
Él sonrió. “En parte. La otra parte es porque mi padre era doctor y su padre antes de eso y su padre antes de eso… así que era de esperar que yo siguiera sus pasos.”
“Entiendo. Estás cumpliendo obligaciones familiares.”
“Eso podrá haberme llevado a la escuela de medicina, pero yo tuve que pasar las clases y trabajar los locos horarios de treinta horas.”
“No quería decir que no te has ganado el mérito de ser llamado doctor.”
Él asintió y levantó otro vaso.
“Shot número cuatro”, dijo él. “¿Lista?”
“Tan lista como puedo estarlo.”
“Salud porque… porque… mierda, no lo sé.” Ambos comenzaron a reírse. El tequila había hecho su magia. “¿Qué tal si pasamos a la cerveza?”
“Oh, wow. ¿Le gané tomando a un australiano?” preguntó ella.
“Me impresionas. Pensé que creías que era británico.”
“¿Por qué?” preguntó ella. Ella sintió su brazo en su cintura mientras él la dirigía hacia la mesa.
“La mayoría de las mujeres hermosas desean que sea británico”, dijo él encogiéndose de hombros. “Por el acento.”
Oh dios mío, me llamó hermosa. O estoy muy borracha o está interesado en mí.
“No me gusta Hugh Grant”, dijo ella mientras se sentaba.
“Bueno saberlo”, dijo él con una sonrisa. “Entonces, cuéntame tu triste historia.”
“¿Qué?”
“Es el cuatro de julio y estás en una mesa con un extraño. Tienes que tener una historia triste. ¿Por qué estás aquí?”
“¿En Dusty?”
“En este pueblo.”
“Oh. Yo nací aquí.”
“Lo siento.”
“¡Hey!”
“¡Lamento decirlo así! Acabo de llegar, así que no debería juzgar antes de tiempo.”
“Está bien”, dijo ella. Addy se dio cuenta de que sus cabezas estaban muy cerca, pero era la única forma de tener una conversación con la música y la gente. De alguna forma, se sentía como si fueran los únicos en la habitación. “En realidad, yo me mudé a Santa Fe para ir a la universidad apenas pude. No podía esperar a irme de este pueblo.”
“¿Por qué regresaste?”
“Me dijeron que mi madre había fallecido.”
“¿Espera, qué?” Ella vio el shock aparecer en sus ojos.
“Lo siento, no soy buena en esto”, dijo ella. “Me refiero a que… ella había estado enferma por mucho tiempo. Cáncer de mama. Pero yo… no logré regresar a tiempo.”
“Lo siento”, dijo él. “En serio.”
“Gracias.”
“Sé cómo se siente… y no lo digo solo por decirlo. Mi papá falleció cuando tenía trece. Yo estaba ahí, pero no estaba. ¿Sabes? Era un niño.”
“Brindemos por eso”, dijo ella y ambos chocaron sus cervezas. “Pero todavía no me has dicho por qué estás aquí. Digo, justo aquí.”
Él se encogió de hombros. “Estaba en Chicago haciendo mi residencia. Yo no quería regresar a Melbourne, así que vine aquí.”
“Un gran viaje de Australia a Chicago a Tahoe City.”
“Quizás. Entonces, me dijiste por qué regresaste. No me dijiste por qué te quedaste.”
Ella suspiró. “Yo regresé… ya sabes, para encargarme de todo. Y luego me quedé estancada. No hay otra forma de decirlo. Yo estaba cuidando de mi papá, de mi hermana pequeña, de todo el ‘estado’ o lo que sea. Luego… comencé a salir con este chico.”
“¿Jeremy?”
“Sí. ¿Cómo sabías eso?”
“Dijiste su nombre antes.”
“Oh, cierto. Bueno, comenzamos a salir y yo siempre había tenido un enamoramiento con él desde que tenía quince. Él no me prestó nada de atención cuando estábamos en la secundaria, así que cuando me coqueteó… no lo sé. Pensé que era otra razón para quedarme.”
“¿Y ahora?”
“Ahora él está con Shannon. Y me lo están restregando en la cara, aunque no quieran hacerlo. No lo sé. Quizás fue un error quedarme tanto tiempo.”
“Bueno, hay buenas noticias.”
“¿Cuáles?”
“Estoy totalmente cómodo con que me uses para darle celos.”
“¿Lo estás?” preguntó ella con una sonrisa. “Pareces muy confiado.”
“No quiero parecer arrogante, pero confía en mí, Addy. Sé cómo luzco. Y estoy dispuesto a usarlo.”
“Wow”, dijo ella. “Cuidado con esa humildad. No quiero que se te baje la autoestima.”
Él se rio. “Solo es la verdad. Es suerte, genética, cómo quieras llamarlo. Tú deberías saber cómo es.”
Ella se mordió el labio y miró en su cerveza como si ahí estuviera la respuesta.
“Además”, continuó él, “eres demasiado linda para estar preocupada por él.”
Ella lo miró. Dios, él es tan hermoso.
“¿Qué hay de ti? ¿Dónde está tu familia?”
Él sonrió. “Bueno, mi mamá está en Melbourne, sentada en la junta de varias caridades. Sin duda estará planeando mi matrimonia con alguna princesa australiana que será rubia y animada y fácil de controlar por mi madre.”
“Whoa. Eso es… inesperado.”
“Si estabas pensando que soy un adulto que tenía autonomía total sobre mi propia vida, entonces tienes razón. Pero eso no es lo que piensa mi madre.” Él bebió su cerveza y desvió la mirada, pero Addy vio un poco de amargura en su expresión. “Solo dios sabe lo que ella haría si hay nietos en la ecuación.”
“Me alegro de que terminaras aquí en vez de Melbourne. Y que estés soltero.”
Él levantó sus cejas. “Gracias.”
Addy se llevó la mano a su boca. “El tequila está hablando por mí.”
Él se rio, se estiró y colocó su cabello detrás de su oreja. “Si vale de algo, cualquiera que te haya dejado es un idiota.”
“Salud por eso”, dijo ella y levantó su cerveza.
De alguna forma, otra jarra de cerveza había llegado, pero Addy no lo había notado. Ella estaba pegada al lado de Jack mientras él le mostraba videos graciosos de la escuela de medicina. Ella le mostró su i********:, pasando rápido las fotografías viejas que la mostraban a ella y a Jeremy abrazándose o besándose.
“Creo que tu ex está volviéndose calvo”, le dijo él, señalando varías fotografías donde parecía obvio.
“¡Fuegos artificiales!” gritó alguien por encima del ruido. “Los fuegos artificiales están comenzando.”
En masa, las personas del bar comenzaron a salir y se acumularon en la entrada. Ella sintió la mano de Jack en su cintura mientras la estabilizaba. La brisa fría de la noche la golpeó en la cara mientras salían y ella respiraba el aire de Tahoe.
“Por aquí”, dijo él y la llevó a un lugar vacío cerca de un enorme árbol.
Él la rodeó con su brazo mientras las luces explotaban en la oscuridad. Los crujidos, las explosiones, la emoción de la noche – todo se le fue a la cabeza mientras levantaba la mirada y lo veía. Sus ojos se desviaron a su boca y ella se preparó para un beso, pero algo la detuvo.
“Hey. ¿Qué tal si… pretendemos que estamos saliendo?”
Él parpadeó. “¿Qué?”
“Solo escucha. Estoy intentando darle celos a mi ex, tú tienes a tu madre respirándote en la nuca para que sientes cabeza con alguien…”
Él miró su cara, escaneándola, buscando algo. Ella sintió que su honestidad estaba siendo evaluada.
“¡Solo inténtalo! Ya sabes. Veremos—”
Jack se inclinó y la besó, con fuerza y seguridad. Dios, él sabe bien.
Cuando él comenzó a separarse, ella abrió sus ojos. Jeremy la miró de reojo. Él parecía desconcertado, incluso con el brazo de Shannon en su cintura.
¡Bueno, bien!
“¿Cómo lo hice?” preguntó Jack. “¿Crees que se molestó?”
“¿Quieres otro trago?” preguntó ella con una sonrisa.
“Claro.”
Ella lideró el camino hacia el bar con la mano de Jack en la suya.
“¡Otra ronda de tequila!” pidió ella. El bar estaba casi vacío ya que el resto de personas se había quedado afuera por el show.
“¿Tienes cómo irte a casa, Add?” preguntó la bartender.
Eso fue lo último que ella recordó.