Leo —¿Esta bien, signora Annie?— pregunto al verla correr hacía los árboles. Su madre esta tras ella igual de preocupada. Salgo de la casa y la alcanzo. —Creo que escuche algo cerca de los árboles.— me dice al sentirme cerca. Asiento y voy en la dirección que ella me señala. No notó nada particular al rededor. Entonces lo veo. Ese imbecil, por supuesto que nos iba a seguir, es fiel como un perro. Por eso prefiero a los gatos. Finjo no verlo terriblemente aparcado entre los árboles. Para ser la mano derecha de Tristan no es tan discreto como debería, incluso Annie logró verlo a la distancia. O él quiere que sepamos que esta aquí. Haciendo acopio de una actuación de la torpeza de un novato poco experimentado busco a los alrededores antes de mostrar una expresión de tranquilidad b
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books