—Aquí esta lo que me pidió— me dice Leo entrando a la casa con una enrome cantidad de bolsas de compras. —Leo solo te pedí un poco de fruta ¿Qué es todo eso?— pregunto mientras arrullo a Enzo que se niega a dormir. —Un poco de fruta— su tono de voz es de total sinceridad, como si él realmente pensara que cuatro bolsas de mandado son un poco de fruta. Sonrío. —Esta bien Leo, déjalas en la mesa del comedor. Él asiente y va ágilmente hacía ahí. Es un chico con una complexión realmente fuerte pese a su edad, solo espero que el entrenamiento que haya recibido no fuese muy duro para él. —¿Cómo se sintió con la nueva entrenadora de Luciana?— me pregunta Franco sentándose a mi lado. Suspiro. La mujer, Luisa, acaba de irse hace menos de una hora. —Aún me asusta la idea de que Lu tenga que