—¿Esto es necesario? —Lo es si quieres salir viva.— respondo tratando de mostrarme tan paciente y dulce como soy capaz— así que deja de lloriquear como una idiota y entra en el maldito quirófano. La mujer frente a mi cambia su expresión aterrada a una de reto. Parece que no le gusta que le den ordenes. Respiro. —Este lugar es seguro, no he cuidado de ti hasta ahora para dejarte morir, así que tienes dos opciones, o entras en el quirófano y te comportas o puedes volver a tu maravillosa vida de drogas y prostitución. Tú decides. La patética mujer mira en dirección a la puerta del quirófano como si la estuviera incitando a lanzarse de un risco, finalmente se pone de pie de la sala de espera. Es un hospital clandestino, del tipo de hospital al que yo y mis hombres vamos si queremos evita