Sin decir una palabra Serena tomó las llaves de Adrien y se dirigió a su auto, presionó el botón de la alarma y seguido de esto tomó asiento. Pensó que Adrien era un hombre complicado, pero a su vez pensó que ese hombre que tanto la sacaba de quicio, de la misma forma le gustaba.
Adrien llegó momentos después al estacionamiento y antes de poner el vehículo en marcha, una voz femenina gritó su nombre.
—¡Señor Harris! —Gritó Julia, llevaba en sus manos unos documentos que Adrien tenía que firmar pues Julia tenía que enviarlos al siguiente día; Adrien bajó su ventanilla para saber que quería la mujer, esta se acercó con una sonrisa a su ventanilla, una sonrisa que fue sustituida por una mueca de asombro mezclada con molestia cuando observó que el asiento del copiloto estaba sentada Serena.
