—Es cierto— Dijo Serena recordando que su bolso había quedado en el salón principal del pent-house de Adrien, pues cuando Adela llamó para informarle que estaban en el hospital, Serena lo dejó ahí. Adrien se había percatado de eso, sin embargo, no dijo nada, con la intención de que Serena volviera una vez más a su departamento. —¿Cuándo puedo pasar por él? —preguntó Serena mirándolo a los ojos, esa mirada a Adrien le gustaba, era una mirada cargada de seguridad y a su vez de una sensualidad que le fascinaba ver en esos ojos aceitunados, porque sabía que pensaba en lo mismo que estaba pensando él. —Cuando quieras— expresó con sutileza, Serena lo observó con atención, ambos estaban en silencio mirando al otro. —Eres bienvenida. La mirada de Adrien se clavaba en la de Serena, sus ojos az