El corazón de Amy latió con fuerza, sentía su sangre hervir y sus bragas humedecerse, las manos de Mauro eran grandes, mucho, y no pudo evitar imaginar lo que se sentiría tener sus dedos dentro de ella. Amy presionó la cadera de mauro con sus piernas para sentir su erección más cerca. No pensaba en lo que estaba haciendo, solo se dejaba llevar por el momento y él tampoco se alejaba, por el contrario, sentía su m*****o palpitar y tenía la necesidad de retirar aquella tela en el cuerpo de ambos que en ese momento sentía que estorbaba. Cuando escucharon la puerta azotar, se separaron de inmediato. Mauro limpió las comisuras de su boca mientras observaba el pecho de Amy subir y bajar por la misma excitación que él estaba sintiendo, mientras que Amy observó que sus bragas estaban expuestas, p
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