Caminaba de un lado a otro nervioso, no podía quitarme esa imagen tan aterradora de Camila en el baño…estaba llena de sangre y lloraba desconsoladamente, era algo que tardaría en procesar. Verla en ese estado me había dado un miedo terrible, no quería que le pasara nada malo a ese bebé y menos a ella. La había envuelto en unas sabanas y cargado para traerla con tía Fran, quien se encontraba justo en este momento atendiéndola. ¿Y si había perdido al bebé? —No pienses en eso —susurré. La puerta fue abierta y sentí como mi corazón se detenía de a poco. Su rostro estaba neutro y ya empezaba a imaginarme lo peor. —Tía —susurré—. ¿El bebé…está bien? Se cruzó de brazos y dio un largo suspiro. —Está bien, ambos están bien, pero tendrá que estar monitoreada las veinticuatro horas del