El sábado estaba en la oficina, había decidió que por la tarde saldría con Ada al centro comercial; sin embargo, recibí un mensaje:
Josh: ¿A qué hora sales de la oficina?
Fruncí el ceño mientras mi corazón se aceleraba, ¿me invitaría a salir?
Amy: Puedo salir a la hora que quiera, ¿necesitas algo?
Josh: Estamos en la entrada principal, queremos invitarte una nieve.
Sonreí, saldríamos los tres juntos. Tomé mis cosas y salí con una sonrisa en mi rostro. Subimos a su auto, era el mismo en el que fuimos al parque de diversiones, me pareció un poco extraño. ¿Qué había del auto deportivo? ¿Sería el niño consentido de su abuela?
-Iremos a conocer a Irene. –Josh dijo con la vista puesta en Ada y ella brincó de emoción. ¿Sería su novia? Obviamente hablaba de Irene con Ada, lo supe por la reacción de ella; y era lógico que tuviera una novia, un chico como él, no podía estar solo.
Llegamos a una cafetería, y sobre la construcción leí el nombre: Café & Más… Sonreí, me emocioné al saber que nos presentaría a su abuela. Aun cuando mi inconsciente traicionero, atravesó la idea de que su novia podría trabajar allí.
Nos llevó a través de la barra, Josh saludó a los dos jóvenes que estaban ahí. En el momento en que entramos a la cocina, una señora se encontraba cocinando, no aparentaba ser su abuela, lucía más joven y su sonrisa se dibujó cuando vio a Josh.
-Josh, amor mío, llegas a tiempo – su voz desbordaba cariño. Se acercó a él y lo vi besarlo en la mejilla con efusividad.
-Te traje dos degustadoras – le dijo en medio del beso. Ella prestó su atención a nosotras, y volteó a ver a Josh con sorpresa. –Sí, es Ada y Amy – entonces la señora caminó en nuestra dirección.
-Josh, me dijo que eras una niña muy bonita – le habló a Ada y ésta sonrió orgullosa. –Pero no te admiró correctamente, eres una princesa salida de un cuento de hadas. –
-¡Gracias! –La voz de Ada desbordaba entusiasmo.
-Bueno, ahora que te veo sé de dónde heredo la hermosura – dijo mientras me abrazaba. Sus comentarios eran tan cálidos, llenos de cariño. –No le vayas a romper el corazón – me susurró, pero yo no entendí a qué se refería.
-Abuela –Josh hizo un tono de advertencia, como si supiera que me había dicho algo, provocando que ella se separara rápidamente.
-Amy, Ada, ustedes pueden decirme Irene; y tu Josh, sólo te permito decirme abuela, porque eres mi nieto favorito – y le sonrió con sorna; pronto ambos estaban carcajeándose, cómplices y llenos de honestidad, haciendo que una sonrisa se dibujara en mis labios. Ellos transmitían el amor que sentían uno por el otro.
Irene había preparado nieve, al parecer por primera vez, y estábamos ahí para dar nuestra opinión al respecto. Pasamos la tarde comiendo nieve, porque en verdad sabía deliciosa. Irene, invitó a Ada a que le ayudara a preparar algunos pedidos, que iban llegando mientras estuvimos ahí; además, las anécdotas de la infancia de Josh salieron de inmediato. Yo no paraba de reír, y al parecer Josh estaba muy acostumbrado, porque reía incluso con las historias que eran para avergonzarse.
Pronto se hizo la hora del cierre, nos despedimos de Irene y Josh nos llevó de regreso a casa. El viaje fue en completo silencio, uno agradable; Ada se había quedado dormida y yo había pasado una tarde maravillosa. Creo que en ese momento, el parque de diversiones, eliminando la parte de la cena, y esa tarde, eran mis favoritas. Me hacían sentir que éramos una familia, por períodos de tiempo fantaseaba con eso.
Josh subió para dejar a Ada en su cama.
Y ahí estábamos de nuevo, solos. No me agradaba la idea, porque solo quería lanzarme a sus brazos, a sus labios y dejarme arrastrar por el deseo y la lujuria, pecar en cuerpo y alma, consciente que me consumiría en el infierno de la soledad, porque lo más probable es que no sintiera lo mismo que yo.
-Es mejor que me vaya rápido Amy – me dijo como si pudiera leer mis obscuros pensamientos, caminó a paso firme y salió por la puerta.