-¿Puedo acompañarlas a casa? –Me preguntó Josh suplicante, y me pareció extraño.
-¡Sí! Sí puedes, ¿verdad Amy? –Ada brincaba tomada de su mano.
-Sí, está bien – accedí, con una media sonrisa.
El trayecto fue corto, sólo estábamos a una cuadra y Ada ni siquiera pudo terminar la historia que estaba platicando.
-¿Puedo hablar contigo un minuto? –Me preguntó Josh, un poco apenado.
-¡Por supuesto! –Lo miré desconcertada. –Ada, ¿puedes subir tu sola y pedirle a Ema que te prepare el baño? –Le pedí a la pequeña monstruo.
-¡Sí! –Sonrió espectacularmente. Siempre que estábamos con Josh, ella actuaba de esa manera. –¡Adiós Josh! –Levantó sus pulgares y se fue corriendo por la entrada del edificio.
-Ada me entregó una invitación para su fiesta, solo quiero estar seguro que puedo asistir – dijo rascándose la cabeza, avergonzado.
-Es su fiesta, ella puede invitar a quien quiera – me encogí de hombros y Josh comenzó a reír, tocó mi mejilla de manera tierna, sonriéndome.
-Ahora sé de donde viene eso – se encogió de hombros, mostrándome a lo que se refería, y yo me quedé congelada. Mi corazón se había acelerado abruptamente. Era la primera vez que me había tocado, un sutil toque y me había puesto nerviosa, incluso quizás podría fantasear con él. –Supongo que el próximo sábado no irán al parque – sus palabras me arrastraron de nuevo a la realidad.
-No, no vamos a ir. Te vemos en el salón – salí huyendo de él.
¿Qué había sido eso? Si lo pensaba bien, Josh era alguien bien parecido. Su complexión atlética, siempre resaltaba por las camisas y pantalones deportivos que solía usar; su cabello rubio despeinado, aunado a sus ojos grises, hacían juego con la sonrisa despreocupada y honesta que siempre tenía con Ada… ¿Sería posible que inconscientemente tuviera sentimientos hacia Josh?
Mis padres llegaron desde el jueves, lo cual agradecí infinitamente. Mamá me ayudó con los últimos detalles de la fiesta; mientras papá visitó la empresa, para una revisión de la misma. El sábado de la fiesta, Ada estaba emocionadísima, jugando con sus compañeros, divirtiéndose mucho; entonces llegó Josh. Iba con un traje de tres piezas color azul marino, con líneas verticales blancas, a juego con una camisa celeste y una corbata negra; sus zapatos, también negros, sumamente lustrados; todo su atuendo resaltaba de manera grandiosa su complexión atlética. Conservó su cabello despeinado y cuando se acercó a mí, ostentó su perfecta y blanca dentadura.
-Traje un regalo, dónde… –No lo dejé terminar.
-Dámelo, yo me lo quedo – dije nerviosa, tomando la caja.
-¡Josh! –Ada gritó, corrió hacia él para lanzarse a sus brazos. –¡Viniste! – dijo entusiasmada.
-No me perdería tu fiesta por nada del mundo – le respondió en medio del abrazo.
-¡Ven! ¡Vamos a jugar! –La había bajado y Ada lo tomó de la mano para jalarlo.
-Enana, con esta ropa no podré jugar – alcancé a escuchar, mientras los dos se iban hacia los juegos.
Yo no podía evitar verlos, incluso cuando personas venían a hablar conmigo por diferentes motivos.
-¿Quién es el chico Amy? –Preguntó mamá con intriga.
-Es un amigo de Ada – suspiré.
-¿Estás saliendo con él? –Fue el turno de papá de preguntar.
-No estoy saliendo con él, papá – lo miré con fastidio; él se rio, puso una mano en mi hombro y se dirigió a ellos.
-¿De verdad no estas saliendo con él? –Insistió mamá.
-De verdad, es un amigo de Ada. Quisiera tener la suerte de esa niña, ¿ves como lo tiene? Está embelesado con ella – me quejé y mamá se carcajeó.
Papá platicaba amenamente con Josh, había logrado que Ada se lo cediera por algunos minutos. No tenía la menor idea de lo que hablaban, pero papá reía honestamente; vi como mamá se unió a la conversación, y también la tenía riéndose. Josh parecía encantar a las personas, posiblemente sólo era a mi familia, ¿eso me incluiría a mí?