Catorce

1001 Words
Pronto pasó el invierno al igual que la primavera, y el verano llegó, el ciclo escolar estaba a punto de terminar. -El próximo sábado saldremos de viaje – tenía que avisarle a Josh. -¿A dónde saldrán de vacaciones? –Preguntó animado. -Iremos a Ciudad Ómicron, posiblemente a Ciudad Alfa y a Ciudad Kappa –Josh frunció el ceño. -¿Por cuántos días se van a ir? –Cuestionó consternado. -Un mes – le revelé. -¿Un mes? –Estaba sorprendido, y yo sólo pude asentir. –¿Pasaré un mes sin verlas? –Sonreí ante la última frase. Anhelaba que fuera a extrañarnos a ambas. Volví a asentir y escuché un suspiro pesado. -¿Tienes algún problema con que hablemos por video-llamada los sábados? –Pregunté vacilante. -¡Sería genial! –Sonrió más animado. Así conseguí su número de teléfono, sonreí y baile en mi interior… Estaba actuando como una adolescente. -Amy… -Se acercó invadiendo mi espacio personal, sus ojos grises me hipnotizaron. –Yo… -Acarició mi mejilla de nuevo, haciendo que mi corazón se acelerara. –Las voy a extrañar, ¡diviértanse! –Cambió su expresión por completo, retomando el espacio que había entre nosotros, me sonrió. –Espero la llamada el sábado – fue su despedida, y al verlo alejándose, vi a Caleb en Josh. Llegamos a Ciudad Ómicron. Pasamos días grandiosos con mis padres, Ada siempre aprovechaba todo el tiempo para ser consentida por sus abuelos. El viernes le envié una fotografía a Josh: Ada estaba sobre un columpio, riendo, su cabello volando por el aire, se veía realmente feliz. Cinco minutos después recibí su respuesta. Josh: Me alegra que se esté divirtiendo. ¿Las veo mañana a las 9am? Amy: Te llamaré a las 9, puntual =) Y ya no recibí respuesta. Me acosté en mi cama, pensativa. ¿Podría hacer que Josh sintiera algo por mí? Ada saltó sobre mí a las 7 de la mañana, ansiosa porque llamáramos a Josh; aun cuando la hice arreglarse y desayunar, porque aún era muy temprano para llamar, solo pude posponerlo para las 8. -Escucha, solo llamaremos una vez; si no contesta, tendrás que esperar hasta las 9. Eres increíble Ada, y no de una buena manera –¿A quién quería engañar? Yo también ansiaba verlo, y tener a Ada era mi mejor excusa. Después de cuatro tonos, vimos a un Josh recién despierto, su cabello rubio no se diferenciaba mucho, seguía despeinado; pero sus ojos se veían adormilados. –¡Aún no son las 9! –Se quejó. Estaba acostado, supongo que en su cama, ya había luz a su alrededor. -Casi, son las 8.15 – le dijo Ada sonriendo. -¡Enana, aún tenía 15 minutos para dormir! –Le reprochó. –¡Espera! –Vimos todo moverse, se había levantado abruptamente. Dejó el celular recargado sobre algo en un escritorio, desde donde se veía su habitación. Las paredes eran de color celeste, había posters de bandas y películas, la ventana tenía corridas las cortinas, dejando a la luz entrar. En el fondo se escuchó una voz femenina, me pregunté si era su madre, su abuela o su novia… Era posible que tuviera novia, nunca se lo había preguntado… -¡Te veo más tarde! –Lo escuchamos decir y apareció de nuevo frente a la pantalla, llevaba solo un pantalón de pijama y su torso estaba desnudo. Se veía exquisitamente atractivo. -Josh, no es apropiado que andes desnudo – lo reprendió Ada. -¡Lo siento! –Josh se levantó de inmediato, permitiéndome contemplarlo completamente por breves segundos. Yo estaba babeando. Se puso una camiseta encima y sonrió a la cámara. –¿Así está mejor, mamá? –Se mofó de Ada, que entrecerró los ojos y Josh se carcajeó. Tuvieron una plática acerca de lo que había hecho esa semana Ada, y Josh le hacía preguntas, interesado. Mamá se asomó a la puerta y cuando vio que estaba hablando con Josh, sonrió, dejándonos solas de nuevo. -Sigue divirtiéndote enana, no desobedezcas a tu mamá y no la metas en problemas – le dijo serio. -¡Yo no meto a Amy en problemas! –Se defendió Ada y Josh se rio de ella. -Ahora déjame hablar con ella, ¿de acuerdo? –Le pidió. -¡Te quiero Josh, adiós! –Se lo dijo tan natural, que Ada me hacía tenerle envidia constantemente. Ella no se complicaba con las cosas sentimentales. -¡También te quiero, Ada! –No había falsedad en su respuesta, Josh en verdad la quería. Ada me entregó el celular y salió de la habitación. Me puse nerviosa, ¿qué se suponía que tenía que decirle? ¿De qué hablaríamos? -¿Te estás divirtiendo Amy? –Preguntó con tono jocoso, no sabía si estaba bromeando o era en serio. -Supongo que sí – respondí sin mucho ánimo. -Sé que sonara raro, pero las extraño mucho – dijo de repente, totalmente serio. ¿Qué se supone que significaba eso? -Ada también te extraña mucho – lo vi sonreír frustrado. -¿Y tú? –Su tono me pareció de molestia, ¿lo estaba? -¿Yo? –Pregunté tontamente. -¡Olvídalo Amy! –Sí, estaba molesto, pero no sabía que había hecho. –Sería genial que me enviaras fotos entre semana, para saber cómo la están pasando. Te veo luego, ¡adiós! –Y terminó la llamada, ni siquiera espero que me despidiera. ¿Qué le pasaba? El resto de las vacaciones fue de esa manera, pero Josh ya no pedía hablar conmigo, fue defraudante. Regresamos a la rutina en Ciudad Ni. Me alegré de saber que, Caleb ya no rondaría los pasillos y ya no tendría que estar evitando salir de mi salón, ya se había graduado. Había comenzado a interesarme en otras áreas de la empresa, por lo que hablaba en video-llamadas con papá prácticamente a diario, para recibir instrucciones o despejar dudas. Y los sábados comenzaron a ser los usuales.
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