-Es de Jake, ¿cierto? -Preguntó mi madre, yo sólo pude asentir. Mamá suspiró y me alejó para verme, fue la mirada más dulce y tierna que recuerdo de ella. -En este momento iremos hablar con su familia, ¿de acuerdo? -¿Podía negarme? No le había dicho a nadie que al parecer ya no éramos nada, no me sentía preparada para enfrentarlo, ni nada parecido.
Mamá me llevaba de la mano, nos subimos al coche e íbamos en un silencio sepulcral; sí, eso era, iba a mi entierro, ya estaba muerta, mi vida había acabado ya varios días atrás.
Llegamos a casa de los Moon. El mayordomo, que ya me conocía, me saludó y traté de darle una sonrisa, pero no funcionó. Jake y sus padres esperaban por nosotros en la sala.
-¡Buenas tardes! -Saludaron mis padres al unísono.
-Buenas tardes - respondieron sólo por cortesía los de Jake.
Jake, estaba sentado sobre el descansabrazos de uno de los sillones, de brazos cruzados y se veía molesto. Por alguna razón, me sentía juzgada por todos en esa gran habitación, como si yo fuera la única culpable de todo aquello, por lo que no me atreví a levantar mi vista.
-Siéntense por favor - el padre de Jake nos ofreció.
-¡Gracias! -Respondió mi madre, quien nos tomó de la mano a mi padre y a mí, para sentarnos juntos en un mismo sofá.
-Amy está embarazada de Jake - soltó mi padre, así, sin preámbulos.
-¿Y está seguro que es mío? -Preguntó Jake, ofendido. Levanté mi vista, observándolo con incredulidad y con lágrimas abandonando mis ojos; mientras mi padre se puso de pie, molesto.
-Queremos que se haga una prueba de paternidad - el padre de Jake habló antes que mi padre. -Si es hijo de Jake, nos haremos responsables y le daremos el apellido Moon. –
Fue el turno de mi madre de ponerse de pie, me jaló en el proceso para que quedara a un lado de ella y la vi sonreír, mientras colocaba su otra mano sobre el hombro de mi padre. -Amy no hará ninguna prueba de paternidad, no necesitamos su apellido ni su dinero. Quiero que quede claro, sobre todo a ti Jake, esta fue su única oportunidad... - pero Jake la interrumpió.
-La vi con otro chico en una fiesta, ¿cómo puede decir que es mío? ¡Tal vez sea de aquel tipo! -Escupió Jake con enojo.
-Tiene poco más de un mes de embarazo Jake, haz las cuentas, si es que tu inteligencia te lo permite - mi madre retomó la palabra. -Este bebé llevara el apellido MacDowell, eso es más que suficiente para él. Vamos Zack, salgamos de esta pocilga. –
Mi padre vio a mi madre con una mirada de orgullo, sonrió con suficiencia y nos tomó a ambas para salir de aquel lúgubre lugar. Llegamos a casa, el viaje de regreso fue en absoluto silencio, pero en esa ocasión, ya no me sentía tan mal. Mis padres me estaban apoyando.
-Amy, puedes dejarme a solas con tu padre por favor – mamá me dijo tan pronto cruzamos el umbral de la puerta.
-¡Claro! -Pero mentí, me quedé escondida en las escaleras, escuchándolos.
-Debería abortarlo, ¿sabes? -Escuché a mi padre en la lejanía, estaba sirviéndose un vaso de su licor, lo supe cuando escuché los cristales. -La sangre de ese imbécil correrá por sus venas… –
-Y también la de ella… - mamá suspiró. -Estás molesto - se sentó en el sillón, con paciencia - el bebé no tiene la culpa, y sé que no será fácil para ella tenerlo; pero, es peor la culpa que sentirá si lo abortara - mi madre suspiró de nuevo. -Tiene que hacerse responsable de sus acciones. –
-¡¿Con un hijo?! ¡No lo hizo sola! - Papá levantó un poco la voz, se escuchó frustrado. -¿Ese malnacido tendrá una vida normal, mientras mi hija tendrá que cargar con toda la presión? -Le cuestionó.
-¿Me hubieras dejado abortarla Zack? -Interrogó mi madre fríamente y papá guardó silencio por unos momentos. ¿Por qué habría dicho eso mi madre? -El tiempo pondrá todo en su lugar, se va arrepentir de la decisión que acaba de tomar, y no habrá marcha atrás. El remordimiento lo carcomerá hasta la muerte. –
Papá, se tomó de un solo trago la bebida amarillenta que quedaba en su vaso. -Adoptaremos al bebé, viajaremos y Amy tendrá el bebé lejos, donde nadie se entere y lo educaremos como nuestro hijo. –
-No estoy de acuerdo - dijo mi madre, y papá la miró mal.
-¿Qué sugieres? ¿Qué lo adopte otra familia? -Preguntó indignado.
-¡Claro que no! - mamá se puso de pie frente a papá, retadoramente. -¿Quieres que se haga cargo de la empresa, pero le vas a quitar la responsabilidad de su hijo? No Zack. No puedes crecer ni madurar por ella, la vamos a cuidar y apoyar, pero el carácter tendrá que forjarlo por ella misma - habló de manera dura.
-Aún es una niña - la voz de papá fue suplicante.
-Tarde o temprano iba a tener que crecer. Debes aceptar que los negocios son peor de crueles – se abrazaron y escuché a papá sollozando.
En ese momento subí a mi habitación, me tiré en la cama y comencé a llorar; no solo mi vida cambiaría, también estaba cambiando la de mis padres, y jamás los consideré en la ecuación.