Ocho

954 Words
-El próximo año, Ada tendrá que ir al jardín de n¡ños – dijo mi madre mientras guardábamos la ropa en las maletas, ya que en un par de horas regresaría a Ciudad Ni. -Aún es muy pequeña para ir a la escuela – respondí alarmada. -Los 4 es la edad en la que comienzan – mamá se encogió de brazos. –Deberías ir viendo opciones - se escuchaba como sugerencia, pero bien sabía yo que era una orden. Al menos tendría todo un año para eso. Regresamos a Ciudad Ni, un nuevo año en la licenciatura comenzaba y Caleb de nuevo me pidió formar parte de la plantilla, en esa ocasión acepté sin rechistar. Pero con eso, comenzó a involucrarme en los eventos que se hacían por parte de la escuela: conferencias, cursos, diplomados, exposiciones y la fiesta de recaudación. Él se veía un poco más atrevido conmigo, me tomaba de la mano, invadía mi espacio personal y yo retomé mis ensoñaciones… … Inesperadamente me tomó de la mano, me levantó de manera abrupta, y aterricé en su pecho, inmediatamente, sus manos me sujetan por la espalda de manera delicada pero firme; levanté la vista, sólo para encontrarme con la profunda mirada de sus ojos azules; y sus labios dibujan una sonrisa un poco traviesa. Yo por mi parte, sentí mi cuerpo temblar por todo ese suceso inesperado, sentí cómo el calor invadió mi rostro, supongo que me sonrojé, mis manos estaban en su pecho y mi vista perdida en sus ojos. No me permitió decir ni una palabra, porque inclinó su cabeza para lo que supuse sería un beso. Sentí como mi cuerpo se electrificó, mis labios se separaron un poco y... Una voz me sacó de mi ensoñación. -Amy, ¿vendrás hoy a la conferencia? –Preguntó Caleb. -¿De verdad tengo opción? –Respondí con ironía, él se sonrió y cerró la puerta del salón del consejo. -Escucha Amy -pasó una de sus manos por su cabello. –Ha pasado algo de tiempo, pero no hemos hablado de… -La puerta se abrió de súbito, y un grupo de alumnos, que pertenecían también al consejo, entró. -¡Ey! Caleb, ¿a qué hora necesitamos estar instalando la mesa para el acceso a la conferencia? –Su expresión era algo que en ese momento no pude descifrar. Por un par de segundos nuestra mirada se mantuvo conectada, pero fui yo quien se apartó. Tomé mis pertenencias y salí de ahí. ¿Qué era lo que le impedía acercarse a mí? No tenía la menor idea, pero era lo suficientemente fuerte para evitar que intentara algo. Llegó la fiesta de recaudación de fondos, era una vez al año, casi al finalizar el ciclo escolar. En esa ocasión, me vestí un poco más acorde con el evento. Con un vestido n***o que se me ajustaba al cuerpo, era de tirantes gruesos, cuello recto sin escotes, que aunque estaba sobre la rodilla, tenía una abertura que me llegaba a medio muslo y unos zapatos altos para hacerle juego. El cabello, lo recogí todo en una coleta de manera simple y me maquillé ligeramente. -Dime por favor que este año no seré subastada – le dije a Caleb tan pronto lo vi en la barra del club nocturno. Me dio una mirada rápida; pero pareció que le gustó cómo me veía, porque regresó sus ojos azules a mí, para contemplarme. Lo segundo que me dio, fue una sonrisa de lado y después se giró con los otros compañeros que estaban también ahí, lidiando con algo. -En un momento regreso –Ddio dos pasos hacia mí, me tomó del brazo guiándome al espacio que estaba entre el escenario y los baños. –¿Por qué me haces esto Amy? –Se quejó. -¿No entiendo a qué te refieres? –Respondí con honestidad. -Crees que puedes venir vestida de esa manera – me acorraló contra la pared. –¿Y que no reaccione? –Su vista viajaba a gran velocidad entre mis ojos y mis labios. -Yo… yo… -Tartamudeé, pero el pegó sus labios a los míos con ansia; su lengua irrumpió mi boca con desesperación; su cuerpo me empujaba con fiereza sobre la pared y deseando más cercanía, su mano se deslizó por mi cintura. Sus labios viajaron a mi cuello y su otra mano tocó mi muslo descubierto. Estaba a punto de perder la razón, de no haber sido porque cuando estaba besando mi cuello, mi vista daba hacia el exterior, observando que pasaba gente por ahí. Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé ligeramente. –Aquí no – pude decir; pero él sello mis labios de nuevo con un beso, tal vez más hambriento que el primero. Trataría de empujarlo una vez más y ese sería mi último intento. -¡Lo siento! –Se separó con brusquedad de mí. Dio un paso hacia atrás y pasó ambas manos por su cabello, con frustración. -¡Me gustas Amy! ¡Me gustas mucho! - -¿Pero? –Sabía que había algo faltante en el cuadro, y él era el único que podía darme una respuesta. -¿Alguien ha visto a Caleb? Estamos a punto de comenzar – escuchamos una voz cerca de donde estábamos. Caleb cerró los ojos, con molestia. -Necesitamos hablar – dijo apuntándome con su dedo índice y caminando hacia la única entrada de ese pequeño espacio. Tapé mi rostro con mis manos, ¿qué había sido eso? En medio de mi estupor, me dirigí al baño, para bajarme un poco de la nube a la que me había llevado. Hice mis necesidades, y estaba arreglando mi vestido cuando escuché a dos chicas hablando.
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