Estos días estuvieron bastante tranquilos, tuve tiempo para relajarme, trabajar y salir a divertirme sin que algo malo ocurriese, y ahora que tenía todas mis energía cargadas, me dirigí al estudio de grabación en cuanto recibí un mensaje de Lucho pidiendo que nos encontráramos allá. La verdad estaba feliz porque quería mostrarle algo en lo que estuve trabajando estos días, pero como la dicha no puede durar demasiado y últimamente pareciera que la vida me hubiese transformado en su pelota para arrojarme contra la pared las veces le diera la gana, hoy terminaba la felicidad, pero no de cualquier forma, sino encontrando a Lucho en una fuerte discusión con nada más y nada menos que Carlos.
—¿¡Con quién crees que hablas!? ¡No soy ningún imbécil al que le puedes ver la cara porque sí!
—Deja tus gritos que no tengo por qué tolerar esta falta de respeto de tu parte —me sorprende la calma que mantiene Lucho, aunque la profundidad de su voz evidenciaba cuánto se contenía.
—¡Te tragarás la mierda que me dé la gana porque para eso te p**o! Pero al parecer decidiste jugarme en contra, ¿no es así?
—No hice nada, así que deja las falsas acusaciones.
—¡ESE ES EL JODIDO PROBLEMA! ¡Mi carrera se está yendo al catre porque tú no has hecho nada para mejorarla! ¡Dijiste que me ayudarías a llegar lejos, pero lo único en lo que estás enfocado es en la carrera de Andrés mientras la mía se arruina!
—No veo por qué, te conseguí excelentes contratos y has estado en muchas sesiones fotográficas para grandes revistas.
—Sí y eso paga las cuentas, pero por no estar al pendiente, perdí el papel de dos importantes proyectos como actor y sabes que eso pesa más para mí.
—No es mi culpa si los productores encuentran otros talentos que se amolden mejor a lo que están buscando.
Hasta yo sentí el golpe bajo, pero Carlos, en un arranque de cólera, arrojó todo lo que había a su alrededor en lo que Lucho se mantuvo íntegro dejándolo hacer su rabieta.
—¡ADMÍTELO, ESTO ES UNA VENGANZA POR LO QUE PASÓ CON ANDRÉS!
—Lo que pasó con Andrés es asunto de ustedes, no mío.
—¡Y una mierda! —lo tomó del cuello de la camisa queriendo golpearlo, le resaltaba demasiado las venas y sus fosas nasales se abrían inhalando y exhalando más oxígeno al habitual—. ¡Esto es a propósito, lo sé, solo quieres apoyarlo más a él que a mí por lo ocurrido!
—Suéltame o llamaré a seguridad —sin temor alguno, Lucho lo sujetó de las muñecas soltándose del agarre—, y será mejor que te controles, no creo que quieras una orden de alejamiento ni mucho menos una demanda de mi parte.
—Bien, si dices que no es por eso, entonces déjanos juntos en un mismo proyecto.
—¿Perdiste la razón? Que estén en el mundo del espectáculo no significa que tengan el mismo trabajo.
—No me importa, eres nuestro manager, algo se te ocurrirá.
—Ya te dije que nada tiene que ver lo uno con lo otro.
—Haz tu puto trabajo, Luis, demuéstrame que no hay favoritismos y colócanos en un mismo proyecto, no me importa de qué sea, pero hazlo.
—Bien, lo pensaré.
—No, lo harás o de lo contrario le contaré a Andrés que yo no fui el único que lo traicionó.
Pero ¿qué…?
—¿Me estás amenazando con algo? Porque no estás en posición de nada, Carlos, así que ten cuidado que el único que podría perder algo aquí eres tú, no yo, yo sigo teniendo mi consciencia tranquila porque a diferencia de ti no me acosté con su prometida.
—Es cierto, no te acostaste con ella, pero sí sabías lo que pasaba entre nosotros y aun así no le dijiste nada.
—Sal ahora mismo de aquí y si vuelves a aparecer con esa actitud, con amenazas o algo similar, tendrás que responderme pero ante un juez, es la última vez que te haré una advertencia —me alejé lo antes posible quedando en el pasillo que da al ascensor.
Esas fueron demasiadas revelaciones, pero quizás debí escoger el baño o las escaleras en vez de este camino, así habría evitado toparme con Carlos quien pasó de la furia a la sorpresa al encontrarme apoyado contra la pared. Balbuceó sin emitir sonido alguno, exhaló con pesadez y subió al ascensor rápidamente dejándome con este rush de emociones e inquietudes.
Sabía que no podría ocultarme mucho tiempo de Lucho y tarde o temprano debía aparecer en el estudio, así que regresé, él recogía el desorden, se veía entre avergonzado y arrepentido, pero ninguno dijo nada, así que lo ayudé a organizar, entonces nos sentamos en silencio como si supiéramos todo excepto por dónde empezar.
—Nos escuchaste, ¿no es así?
—Sí, solo una parte.
—Pero lo suficiente para saber lo que hice —asentí—. Supongo que al final es lo mejor… A pesar de lo que le dije a Carlos, sí cargo con un poco de culpa por no habértelo dicho antes.
—¿Por qué no lo hiciste? ¿Temías perderme como artista?
—¡No, claro que no! —respondió ofendido—, no me interesa si eres o no mi artista, antes que eso eres mi amigo y siento que en parte te fallé al no decirte la verdad, pero quiero que sepas que no lo supe desde el comienzo, sino poco antes de que terminaras con Catalina.
—¿Cómo?
—Parecido a como lo hiciste tú, solo que yo no los encontré en plena acción —la daga en el pecho—. En aquella ocasión llegué a su casa preocupado porque no respondía y como tenía permiso y la llave, ingresé por si algo había ocurrido, pero al abrir la puerta de su habitación, lo encontré durmiendo desnudo junto a Catalina, se notaba que habían bebido toda la noche.
—¿Y qué te dijo?
—Que se encontraron por casualidad en una fiesta de trabajo, estaban solos y decidieron quedar como pareja esa noche ya que no había muchos conocidos, pero el trago se salió de control en ambos, fueron a una disco y terminaron en su casa teniendo sexo, supuestamente esa fue la primera vez.
—¿Y le creíste?
—Quise hacerlo porque me rehusaba a creer que uno de mis mejores amigos había traicionado al otro metiéndose a consciencia con su novia, él dijo que solo fue esa vez y fue una estupidez, pero que no te dijera nada para no dañar la relación, después Catalina despertó y ya te imaginarás el show que me armó.
—Me hago una idea… pero igual decidiste callártelo.
—Sí, porque ambos coincidieron con la historia, no había tiempo para preparar una coartada y menos porque no les di tiempo a nada al llegar de sorpresa, y como dije, quise creer en ellos, pero al final no resultó bien.
—¿Cuándo descubriste que sí tenían una relación?
—Lo creas o no, sospeché desde la noche de tu compromiso. Se me hizo extraño que él propusiera ir por Catalina, así que me le adelanté en el auto y conversamos en el camino, dijo que nada volvió a pasar, pero algo me decía que mentía.
—Quizás porque es excelente en su profesión, pero aquellos que lo conocemos bien sabemos cuándo miente.
—Sí, aunque supo ocultarnos muy bien la verdad al igual que ella, pero el día que lo comprobé con mis propios ojos, fue cuando hicieron juntos la sesión fotográfica, la forma en cómo se veían el uno al otro, la confianza y cercanía al actuar, el beso, todo fue una revelación para mí.
—¿Y por qué no me lo dijiste?
—Dime la verdad, ¿me habrías creído si te decía que tu mejor amigo y tu prometida eran amantes?
¿A quién engaño?…
—No, la verdad no.
—Por eso no lo hice, el dilema fue que esa noche los vi demasiado cerca, eso prendió mis alarmas y me enfureció demasiado porque se suponía que todo había acabado y ella se casaría contigo, entonces nos quedamos en la pista de baile, él la alejó de ti porque tú estabas demasiado alcoholizado y se besaron sin importarles que estabas a dos metros de ellos.
De pronto algunas imágenes de esa noche comenzaron a hacerme eco y recordé el momento cuando quedé solo, había una silueta a lo lejos que llamó mi atención y entonces recibí el golpe en mi cabeza…
—Cuando íbamos en el carro, ¿ellos estaban a mi lado? —asintió—. ¿Y en tu casa le dijiste algo? ¿Lo regañaste sobre algo?
—Sí, le dije que no cometiera el mismo error, pero me ignoró por completo y ya sabes cómo terminó.
—¿Y lo de ahora? ¿Es verdad que te pusiste a mi favor y por eso has descuidado su carrera?
—No te mentiré —rio con cierta malicia placentera—, es verdad lo que le dije de que los productores querían mejor talento, pero también tiene razón al decir que tengo favoritismos.
—¿Por culpa?
—No, porque eres mi amigo y no dejaré que arruinen tu carrera, mujeres hay muchas y creo que lo mejor fue que los descubrieras juntos para que no tuvieras dudas de nada, pero tu vida profesional es algo que nadie debe quitarte, ni siquiera yo, solo… espero que puedas perdonarme por no habértelo dicho en su momento.
—Al menos no te acostaste con ella, eso me habría dolido más e igual intentaste detenerlos.
—Lo lamento, sé cuánto la amabas y sigues amando.
—Descuida, algún día dejará de doler. Mejor pongámonos a trabajar, tengo algo que podría gustarte y de ser posible, quisiera que lo sacáramos a más tardar el fin de semana para que suene en todas las emisoras y plataformas.