La mujer recatada ya se perdió definitivamente y todo para Gonzalo, es que por dentro siento que estoy muy sensual. Él estira su mano y toca mi pierna, hacer el amor es la más sincera demostración al menos para mí que comience con un festejo en mi corazón. —María ¿Tú recuerdas a mi hermano? —Me deja fría, como me va salir con eso, si es que yo lo he estado esperando, solo para adorarle por eso no he cambiado continuo como la misma mujer de antes así le seguiré importando. —¿Qué? —pregunto sin intención ni de nombrarlo, el padre de Helena por mí que este en el infierno, Gonzalo es el que debe ocupar todos mis pensamientos, por muchos años no lo pude remplazar, la vida nos dio la razón ojalá no me reproche más. —No quieres hablar entiendo, ya te estoy presionando. —Gonzalo se aflige.