Aprieto con mis manos la medalla que ella me regaló, y noto que me está observando, descuelgo el teléfono y aseguro la puerta con candado no quiero ni una sola interrupción, esto debe ser solo nuestro y los demás que busquen en qué utilizar su maldito tiempo.
Camino hacia donde está Helena, sus ojos están abiertos y cada mano sostiene una parte de la silla, es evidente como está temblando, la entiendo porque yo personalmente tengo toda la piel enchinada, me acomodo en la otra silla llevándola hasta su lado y le tomó su mano, todo esto me demuestra que quizás solo tenía que mantener un poco más de paciencia y eso fue lo que intente sacar, este instante es diferente porque ahora mismo me la robaré solo para mí.
—Helena, es una nueva oportunidad, estoy que me muerdo la mano de la impotenci
