Abro los ojos y estoy sobre la cama, no encuentro la manera de agradecerles por tanto a ellos, levanto mi espalda y la cabeza me pesa como nunca, debe ser mi conciencia, es más todo da vueltas con un mareo impresionante, me descuelgo hasta tocar la alfombra con las manos, cierro los ojos pensando que Helena está conmigo las 24 horas del día, me despierta un chillido fuerte, medio abro los ojos y veo a Mario, ¿cómo se atreve a entrar sin tocar? él se acurruca para ayudarme, y efectivamente me deja sentado mi hermano, no sé que aparenta, pero esta algo raro, aunque no estoy para discursos moralistas.
—No te voy a preguntar nada puesto que tendrás tu justificación, vine porque ¿Te parece si tenemos un rato para compartir juntos? Es obvio que soy muy cursi, pero nos hace falta, desde que mi p
