Fernando No entiendo como puedo ser tan idiota de quedarme en el hospital, que tal ese infeliz la esté acosando y ella tan indefensa que es con su fragilidad. Odio tanto a ese idiota de Emanuele. Ya empecé a defraudarla dejándola tirada, lo mejor es que ya mismo llegué de sorpresa a su casa, a todas las mujeres le suelen gustar las rosas, pues le llevaré unas tan hermosas como ella porque la amo. Nada hará dudar a Helena sobre mí, ese infiel ya no existe total ella no me conoce de esa manera, solo fueron unas ocasiones desastrosas, porque ni para eso sirve bien Valeria, me quitó la bata y salgo del consultorio camino por los pasillos del hospital observando como las parejas se demuestran amor estando aquí, donde las buenas noticias son tan escasas. Me termino por subir al auto tan emo