Narrador Omnisciente:
...¿Podría Marcus abandonarla si el resultado de la prueba arrojaba que la bebé era hija de Magnus...?
El semblante de Marcus se llenó de seriedad ante tan sorpresiva pregunta. Él entendía, desde que supo que Leaht estaba embarazada, que ese bebé podía ser suyo…O de su hermano.
Él notó el leve temblor de Leaht y se obligó a sí mismo a salir de ese estado de seriedad. Por más que detestase la idea de que esa hermosa bebé no fuese su hija, no podía culpar a Leaht de lo que había pasado y mucho menos podía culpar a esa tierra criatura que había nacido solo hace algunas horas.
Además…
—Mi sol, mírame…—él tomó suavemente el mentón de su esposa para que lo viera, ya que se negaba a verlo— ¿Sabes? ¿No has escuchado alguna vez que la sangre es más espesa que el agua?— sonrió de manera ladeada haciendo que Leaht frunciera un poco su ceño— Sé lo que te mortifica, te he visto preocupada los últimos nueve meses, pero ahora te digo que puedes estar tranquila— Marcus acarició con su pulgar el mentón de su esposa en un intento de tranquilizar sus nervios— Desde que supe de su existencia, hay algo en esta niña que me llama, algo que hace que mi sangre se revolucione ¿Es instinto paternal? No lo sé, pero es lo que siento.
La mujer rubia apretó un poco sus labios y quiso aferrarse a eso, pero ella era consciente de que había una alta posibilidad de que la niña fuese hija de Magnus, aunque su frágil corazón no quisiera creerlo. Ella tenía miedo que Marcus la abandonara si se llegaba a enterarse que la bebé no era su hija, ella pensaba que, quizás, la repudiaría, pero jamás podría abandonar a su bebé.
Además, estaba el tema de Magnus que la amenazaba con quitarle a su hija si ella no regresaba con él, así que tenía muchos problemas en mente que solo la hacían sentir más ansiosa y asustada por saber cuáles eran esos resultados de paternidad que tanto lío estaban causando.
Marcus notó que la expresión de Leaht seguía decaída y eso hizo que su corazón se sintiera apretujado.
—Cariño, tu dolor y tu preocupación son mi veneno— dijo el hombre en tono lastimero con el rostro contraído, queriendo sentir mejor a su esposa de alguna manera, pero temía cometer algún error— Si de verdad, resulta que no soy el padre de esa bebé, pues entonces estoy dispuesto a luchar por ella y por ti…—le aseguró el hombre a su esposa— Jamás volverás a estar sola, confía en mí.
Leaht quería confiar en Marcus, de verdad quería, pero tenía miedo de Magnus. Temía que él cumpliese sus amenazas y le quistase a su hija ya que ella nunca más quería volver con él por todo lo que le hizo pasar. Todo ese dolor, sufrimiento y desesperación quedaron grabados en su mente como si fuese un trauma el cual ella no quería volver a vivir jamás.
—Confío en ti— dijo con apenas un hilo de voz la mujer rubia, llena de temores y aferrándose a su hija— Pero no confío en Magnus, temo que quiera quitarme a…Nuestra hija— admitió la mujer de rubia cabellera— Él es muy persistente y, a cualquier costo, él querrá obtener lo que deseaba y eso…Me aterra…
En ese momento el hombre dejó un casto beso en su frente para tratar de tranquilizarla. Él había sido testigo de los alcances de su hermano en esos últimos meses, así que entendía completamente los temores que ella tenía, pero, aún así, quería que ella dejase de temer por completo y disfrutase de este momento feliz que estaban viviendo los dos.
—No voy a dejarte sola— expresó con firmeza en medio de un susurro que logró tranquilizar un poco los nervios de Leaht— Voy a luchar a tu lado y lucharé por nuestra hija sin importar cuántas batallas tenga que enfrentar.
“Marcus…” Pensó conmovida la mujer de mirada dorada y sintió como los ojos se le llenaron de lágrimas, sintiéndose conmovida por tan dulces palabras. Marcus había estado para ella en todo ese tiempo y ella se sentía sinceramente agradecida con él por ello, al principio lo veía como un aliado, como un amigo, pero ahora…
—Marcus…Te amo…— expresó la mujer con una sonrisa que hizo que el corazón del hombre de ojos diera un vuelco.
La sonrisa también nació en el atractivo rostro del hombre, quien se inclinó sobre ella para dejar un beso en sus labios. Nunca pensó que fuese posible alcanzar siquiera con la punta de sus dedos a esa mujer inalcanzable a la cual había amado en silencio todo este tiempo.
Y todo empezó después…
Ese dulce momento fue interrumpido por unos golpes en la puerta, lo cual hizo que la dulce pareja se separara.
—¿Sí?— habló Marcus después de un carraspeo lo suficientemente fuerte para que lo escuchase la persona que estaba al otro lado de la puerta.
Leaht sintió como sus mejillas se teñían con un tenue rubor y sentía como sus labios cosquilleaban suavemente. Ya había pasado aproximadamente un año desde que su vida dió ese giro tan repentino y poco menos de un año había empezado su relación con Marcus, no había sido fácil, habían tenido muchos obstáculos, pero ahora se encontraban juntos y más fuertes que nunca para enfrentarlo todo.
—Disculpe, señor, soy Rita…—habló la voz al otro lado de la puerta y era la enfermera que estaba encargada del cuidado de Leaht— Vine a informar que ha llegado un hombre que dice traer los resultados de los análisis efectuados por orden del juez ¿Lo dejo pasar?
En ese momento Leaht sintió como su corazón se detuvo y su respiración también, mientras un acentuado escalofrío recorría su columna vertebral y Marcus se tensó en ese momento apretando con fuerza su mandíbula.
“Llegó el momento…” Leaht volvió la mirada hacia la bebé en sus brazos y sintió como las lágrimas picaban en sus ojos, mientras se aferraba a ella como su único salvavidas.
Había llegado la hora de saber si esa bebé era hija de Marcus…O de Magnus Kleys.
POV’S Leaht:
—Bien, estamos aquí reunidos para leer los resultados de la prueba de paternidad realizados a petición del señor Magnus Kleys…
Siento que mi respiración es floja pendiendo a penas de un fino hilo y mantengo mi mirada clavada en las blancas sábanas que cubren mi cuerpo y me aferro a ella con mis manos temblando. Tengo mucho miedo…
No me atrevo a mirar a Marcus y mucho menos a Magnus, no quiero ver en sus ojos la arrogancia y superioridad que siempre expresó cuando estaba casado conmigo. Se llevaron a la bebé, pues tenían que hacerle algunos exámenes y ahora me encuentro aquí con mi actual esposo y mi exesposo escuchando atentamente todo lo que el hombre de melena encanecida dice, aunque, realmente, yo no estoy escuchando nada.
Mi mente divaga en pensamientos y lo recuerdos de este último tiempo chocan en mi mente como las feroces olas del mar chocan con las rocas. Todo lo que he vivido, todo lo que he pasado para poder tener a mi hija ¿Todo será en vano si resulta ser hija de Magnus?
No.
Aprieto mis labios y mantengo mi cabeza gacha. Esa niña es hija de Marcus, tiene que ser hija de Marcus, no quiero que mi hija sea también la hija del hombre que me hizo tanto daño, pero, después de lo que pasó, no puedo saber quién es el padre. Este sentimiento es asfixiante.
—Precederé a leer los resultados…
Contengo mi respiración y es en ese momento que levanto mis ojos para ver al hombre que abre rápidamente el sobre en el cual vienen esos aterradores resultados que están a punto de darme un ataque al corazón. Marcus a mi lado luce tenso y estático, mientras Magnus se mantiene al otro lado de la habitación luciendo impaciente, mientras su mirada se mantiene en mí dándome una horrible sensación.
Decido ignorarlo por completo y tomo la mano de Marcus quién de inmediato la entrelaza con la mía para darnos mutuamente tranquilidad y apoyo. Me han insultado más de una vez en este último tiempo diciéndome desvergonzada al casarme con el hermano de mi exesposo, pero eso poco me ha importado, aquellos que hablan no saben todo lo que padecí; incluso llegaron a dudar que mi bebé fuese una verdadera Kleys, pero estoy segura que la bebé lleva la sangre Kleys, aunque no sé quién es el padre.
Claro, fue fácil insultarme a mí por casarme con Marcus, pero nadie dijo nada cuando Magnus, aún siendo mi esposo, hizo que Amanda (mi hermana) fuese su amante en mis narices e incluso, me rebajó a aceptarla en nuestra casa.
Todos me señalan, pero eso ya no me importa.
El hombre lee silenciosamente los resultados como si estuviese jugando con nuestra ansiedad. Por favor, que mi bebé sea hija de Marcus…
En ese momento veo como el rostro del hombre fruncirse pareciendo sorprendido por los resultados y alza su mirada para clavarla en mí, mirándome de una manera extraña que no sabría como interpretarla. Parece escandalizado, eso me genera más ansiedad.
—¡Ya, hombre! Habla de una vez quien es el padre de la bebé…—gruñe impaciente Magnus, haciendo que el hombre dé un respingo.
No sé porqué, pero tengo un mal presentimiento en este mismo instante y creo que ese mal presentimiento viene de mis propios nervios que incrementan debido a la manera en la que me mira ese hombre.
Lo oigo carraspear.
—Sí, lo siento…— vuelve a dirigir la mirada hacia los papeles para rectificar antes de hablar— Según el resultado efectuado el día de hoy a la niña recién nacida por petición del señor Magnus Kleys, bajo el ordenamiento de la ley…
¿Cómo terminamos así?
¿En qué momento mi vida cambió tanto?
Esas son las preguntas que inundan mi mente en este instante, mientras los hombres que me acompañan parece ansiosos por el resultado. Mi corazón late tan rápido que creo que se saldrá por mi boca, haciendo que me duela mucho el pecho y, por algún motivo, siento que el tiempo se ha detenido por completo y que las palabras que salen de la boca del hombre son pausadas y demasiado pesadas.
—Según el examen efectuado, el resultado arroja que hay una probabilidad de un 99.99% de que el padre de la criatura sea…
Es entonces que absolutamente todo se detiene y el tiempo parece ir en retroceso. Para saber cómo empezó todo y como llegamos hasta aquí, debemos regresar en el tiempo al momento dónde todo empezó, justo…
Antes del divorcio.