Deseo prohibido

CAPÍTULO 1

PRESENTE.

—Mike y yo estamos comprometidos —anuncio a mi familia, que están sentados en el salón de la casa de mis padres, después de que los convoque a una reunión familiar.

—Es una broma, ¿Cierto? —Mi hermano mayor, Dylan, me mira con incredulidad.

Pongo los ojos en blanco y avanzo por el salón.

—No lo es —me siento en el sofá en frente de mis padres y hermanos.

—Mike me propuso matrimonio, y creo que es tiempo de dar el siguiente paso en la relación.

—Mike es un imbécil que vive bajo las faldas de su madre —resopla Luca, mi segundo hermano.

Dylan a su lado, asiente.

Los fulmino con la mirada.

—Lamento que mi compromiso les moleste —espeto en tono serio y atravesándolos con la mirada.

—No es eso, mi amor —Mamá les da una mirada asesina a mis hermanos —Solo que, tú y Mike, han ido y venido en el último año… nos sorprende.

Si, desde que conocí a Mike en una fiesta de amigos en común, hemos tenido una relación intermitente debido a que cada uno tiene sus proyectos.

Miro mi mano donde descansa el anillo que me dio esta noche, durante la cena.

—Sin embargo —continúa mamá —si es lo que quieres —se pone de pie —Estaré feliz, me levanto y la abrazo en respuesta.

—Solo quiero que seas feliz—. Secunda papá, que se acerca y nos envuelve a ambas.

Sé que está conteniéndose para aligerar el ambiente. Pero, estoy segura de que no escaparé de sus palabras más adelante.

Deja un beso en mi cabeza.

—Bien, porque lo invite a él y su madre el viernes para cenar.

—Perfecto —Dylan hace sonar sus dedos —Tengo varias cosas que dejarle claro al mandilón.

—Dylan— espeto en tono serio.

Resopla y se levanta.

Con resignación, da un paso al frente y me envuelve en un rápido abrazo.

Suspira con dramatismo.

—Espero que, en él, encuentres la felicidad que mereces.

—Gracias —ladeo la cabeza con una sonrisa. —No fue muy difícil, ¿Cierto?

Frunce el ceño y no dice más.

Se hace a un lado.

Luca se acerca a paso lento antes de darme un abrazo rápido.

Mis hermanos son tan diferentes, y al mismo tiempo tan iguales.

Dylan en alto, fornido, de cabello oscuro y ojos verdes. Y, la mayoría del tiempo viste de traje. Es un cabrón.

Él, lo sabe.

Por otro lado. Luca, también es alto, sin embargo, es delgado, pero fuerte y tiene un aspecto descuidado, pero sé que se esfuerza para verse de esa manera. Tiene el cabello más claro y sus ojos son de un tono oscuro. Pero, que en ocasiones parecen verdes.

Atrás quedaron los jóvenes revoltosos.

Los tres hemos dejado la casa.

Dylan vive a unos diez minutos de aquí, en una casa que adquirió hace poco. Luca y yo vivimos en el centro.

A mi papá no le hizo gracia, pero respeto mi independencia. Ya que, durante los años de universidad en Nueva York, estuve con Alondra, y ambas compartimos un departamento, dando a mis padres algo de tranquilidad.

Sí. Papá cedió en su momento. Deje Los Ángeles con el corazón roto y me lamí las heridas lejos de aquí.

Me detengo antes de adentrarme en esos recuerdos.

Miro la hora.

—Me voy a descansar —suspiro.

—Espera—papá me detiene. —Hay algo que debes saber.

—¿Si?

—William Baker murió esta tarde.

Las palabras se quedan suspendidas en el aire. Solo él y yo sabemos lo que significa. Sin embargo, no pienso en eso.

—Eso es terrible.

El hombre, aparte de ser amigo de la familia, era un cliente importante para la publicidad. Había enviudado un año después de que yo deje Los Ángeles.

La agencia de publicidad se encarga del marketing, de la marca de joyas en los Estados Unidos.

—Hable con Jared —Dylan anuncia, llamando mi atención —En dos días se llevará a cabo el funeral.

Asiento.

—Supongo que Jared se ocupara de los negocios de William—. Continúa.

—Tenemos dos contratos de campaña con él —Luca interviene y asiento en silencio.

Luca es el encargado del área creativa dentro la de la empresa, mientras que Dylan trabaja codo a codo con papá. Y, yo soy la encargada del área financiera, eso después de que mi madre se retiró de la empresa.

Trabajar en familia es en ocasiones es muy difícil. Pero, no lo cambiaría por nada.

—Tendremos que esperar a que Jared regrese—. Espeta mi madre.

Miro a un lado.

—Tengo que irme, ya es tarde.

No quiero hablar de Jared.

—Puedes quedarte en tu antigua habitación— sugiere mi madre.

—Hoy no mamá— murmuro —Pero, te prometo que esta semana me quedo. Podemos llamar a la tía, Mackenzie y Bianca. Hacemos una noche de chicas.

—Ya te comprometiste—. Cuchichea.

Sonrío.

—Adiós.

Dejo la casa de mis padres y subo a mi Audi. Salgo de la casa y mientras conduzco intento no pensar en el hecho de que tendré que lidiar con la presencia de Jared.

No lo he visto desde hace varios años.

Después del acontecimiento en el que me vi patética. No quise verle de nuevo. Si, el hombre visito la casa un par de veces, pero me las arreglaba para desaparecer y que así, no viera mi cara, la cual se caía de vergüenza.

También me llamo en varias ocasiones durante mi estadía en la universidad. No conteste.

Poco después del incidente. Papá arreglo todo para que me instalara en Nueva York. Mi madre fue la primera sorprendía de que papá diera tal libertad. Compro un departamento cerca del campus y partí con Alondra.

Deje mi familia y a la estúpida Marcella que creía en que alguien como Jared podría amarle cuando tenía una mujer como Claudia.

Ahora, soy una mujer adulta que ve a esa niña como una ingenua que tenía que poner los pies sobre la tierra. Vaya que si lo hice. Pero, hoy en día, soy una mujer con entereza y consiente de mis errores.

Durante mi estancia en la universidad caí en un espiral de situaciones que me hicieron tocar fondo en mi afán de recomponer mi lastimado corazón. Eso no iba a suceder de nuevo.

Llego al centro de Los Ángeles y serpenteo el tráfico nocturno. Cuando regresé, decidí mantener mi independencia. Así que adquirí un departamento en el centro. Me encanta, porque tengo todo lo que necesito a la mano.

Es mi espacio y no lo cambiaria.

Abro la puerta de mi departamento, dejo mi bolso y llaves en la entrada. Al igual que mis zapatos de tacón.

Mi departamento es de concepto abierto. Rodeado con paredes de ventanas y las asombrosas vistas despejadas al centro de la ciudad.

Me deshago de la coleta alta y apretada que me hice y dejo que mi cabello caiga. Una vez en la cocina de concepto abierto, estilo chef, busco una botella de agua y me quedo allí permitiendo que los recuerdos vuelvan a mí.

Flashback.

Estoy con Alondra echada en el sofá viendo una película un jueves por la noche cuando mi móvil suena, al ver el número de mi madre.

Respondo.

—Hola, mamá.

—Hola cariño—dice con voz animada. —¿Cómo estás?

—Bien. Estoy con Alondra viendo una película.

Esta me guiña y pone en pausa la película.

—Te llamo, para saber si piensas venir el fin de semana.

Me aclaro la garganta.

—No creo que pueda viajar —miro a Alondra que alarga la mano y me da un apretón —Tengo mucha tarea y un par de parciales.

Suspira.

—Ya tenía tu vestido —murmura.

Mis ojos se me empañan.

—Lo siento. Pero, los parciales fueron de improviso —miento y me odio por eso.

Este fin de semana iba a llevarse a cabo la boda de Jared. Obviamente, la familia estaba invitada.

—Prometo ir este verano y quedarme hasta el inicio de clases —digo consiente de que mi madre extraña que esté con ellos.

—Vale, cariño. Te amo.

—Yo también —replico en un tono apenas audible.

Cuando la llamada termina, me quedo mirando al frente y dejo que las lágrimas bajen antes de limpiarlas con rabia.

—¿Marcella?

—No puedo ir y verlo casarse con ella —susurro —Y, me siento una mierda al no ir a ver a mi familia, por eso—. Sorbo —Sé que, si voy. Mamá va a insistir en que vaya y no quiero.

Me dejo caer en el sofá unto a Alondra.

—Sé que ahora estás herida y decepcionada, pero tengo la seguridad que vas a sanar y encontrar un nuevo amor.

—No quiero enamorarme. El amor solo te hace sufrir —murmuro —Además, soy patética. Jared nunca me dio indicios de algo que no fuera amistad. Yo soy la loca que se enamoró sola.

—Lo siento, Marce —susurra.

—Yo también—. Asiento.

Fin de Flashback.

—Ya superaste esa etapa. Ahora, eres feliz con Mike —me digo mientras sorbo de mi bebida antes de irme a la cama.